La prevalencia de las enfermedades mentales está aumentando a nivel mundial. Tras la pandemia del Covid-19, se ha registrado un incremento del 25% de la ansiedad y la depresión en todo el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). A día de hoy se estima que el 46% de la población europea sufre ansiedad, depresión u otros trastornos relacionados con la salud mental. Concretamente, en España, casi el 40% de la población tiene un problema de salud mental (ansiedad, trastornos del sueño o depresión, entre otras patologías) y hasta un 4% presenta un trastorno mental grave, lo que supone casi un millón y medio de adultos que conviven con unas patologías consideradas crónicas (duración prolongada de más de dos años), que causan un desorden cerebral grave y un grado variable de discapacidad y disfunción laboral, social y familiar. Algunos de ellos incluyen la esquizofrenia, el trastorno bipolar o el trastorno delirante, enfermedades que las estrategias sobre la protección y promoción de la salud mental escasamente mencionan.
La Comisión Europea presentó el pasado junio un nuevo enfoque de salud mental basado en tres principios: prevención adecuada y eficaz; acceso a la atención y tratamiento asequible y de calidad; y la reinserción en la sociedad tras la recuperación. Asimismo, se instó a los estados miembros a equiparar la salud mental a la salud física, garantizando un enfoque intersectorial de sus patologías. También se incidió en la importancia de integrar la perspectiva de salud mental en todas las políticas, cuidar la salud mental de niños y jóvenes, así como centrarse en los colectivos más vulnerables por razones económicas, sociales o familiares.
En este contexto, en la IV edición de 'Diálogos con Europa', organizada por Boehringer Ingelheim, un grupo de expertos aunaron una visión compartida sobre el futuro de la salud. Con la mirada puesta en las políticas impulsadas en la Comisión Europea, así como en la perspectiva nacional, las distintas voces políticas, asociaciones de pacientes y sociedades científicas alimentaron un interesante debate.
"Este encuentro es una gran oportunidad para explorar cómo mejorar la calidad de vida de las personas que se enfrentan a la convivencia con enfermedades mentales"
Esta cita que celebró su cuarta edición, forma parte del ciclo de encuentros y foros que Boehringer Ingelheim organiza desde 2022 como una proyección a futuro. El acontecimiento ahondó, una vez más, en la nueva Unión Europea de la Salud, permitiendo conocer la importancia de las políticas sanitarias europeas, el papel de sus instituciones y agentes clave, así como fomentar una conversación enriquecedora en torno a algunos de los pilares de la UE en materia sanitaria y su impacto legislativo. Tal como afirma la directora de Corporate Affairs de la compañía, Denise Quintiliano, “este encuentro es una gran oportunidad para explorar cómo mejorar la calidad de vida de las personas con condiciones mentales complejas”.
Durante la jornada, se abordaron las líneas estratégicas que actualmente se están llevando a cabo tanto en Europa como en España para mejorar el manejo de estas enfermedades y las oportunidades existentes. Tal y como recogieron los expertos en la mesa “La salud mental en la Unión Europea y en España”, es importante que la salud mental vaya acompañada de una mayor inversión a nivel mundial. Con este objetivo, la Comisión Europea liberó 1.230 millones de euros y diferentes celebraciones de alto nivel para reconocer la importancia de priorizar la salud mental en la Unión Europea.
Coincidieron los expertos en afirmar que se debe actuar con urgencia para garantizar que todas las personas tengan acceso a los servicios de atención de la salud mental. En España, la media es de seis psicólogos por cada 100.000 habitantes, frente a los 18 de media de la Unión Europea. Esta situación resalta la actual inequidad en el acceso a la salud mental, ya que muchas personas no pueden conseguir, por falta de recursos, la información, la atención o bien el tratamiento que necesitan. En esta línea, Quintiliano añadió: “Es necesaria la contribución de todos los agentes del sistema de forma conjunta para que los sistemas de salud sean cada vez más equitativos y mejores en beneficio de los pacientes”.
“Los distintos agentes debemos coordinarnos para mejorar la atención integral y continuada de las personas con condiciones de salud mental complejas”
Soraya Rodríguez, diputada europea y miembro del Comité de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria, constató que la salud mental se trata de una "verdadera epidemia silenciada entre la población europea; afectado especialmente a mujeres, jóvenes y colectivos vulnerables”. A este respecto, Kilian Sánchez detalló: “Esta situación viene impulsada por causas tanto exógenas como endógenas, que engloban los determinantes sociales y las patologías clínicas”. Además, Rodríguez añadió que la salud mental "debe ser una prioridad en la agenda de la Unión Europea y de los Estados miembros, porque no existe una verdadera salud sin salud mental. Es crucial garantizar una financiación adecuada y sostenida para los servicios de salud mental, aumentar la educación y la sensibilización pública para combatir el estigma asociado a estos problemas de salud y fomentar campañas de concienciación y educación”.
‘CAMBIO DE PARADIGMA’ EN LA SALUD MENTAL EN ESPAÑA
Durante la mesa, en la que también participaron Ana López, portavoz de la Asociación Aragonesa ProSalud Mental (ASAPME) y Manuel Martín Carrasco, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM), se puso de relieve que, a nivel nacional, nos encontramos en un “cambio de paradigma”, con la puesta en marcha de diferentes iniciativas y acciones, como la actualización de la Estrategia Nacional de Salud Mental 2022-2026, la creación del Comisionado de Salud Mental y la aprobación del Plan de Acción de Salud Mental 2022-2024, con proyectos e hitos específicos.
En esta línea, Manuel Martín Carrasco apuntó que “los distintos agentes debemos coordinarnos para establecer los planes o programas de promoción de la salud mental, los programas de prevención y los medios de diagnóstico, terapéuticos y rehabilitadores más apropiados para mejorar la atención integral y continuada de las personas con condiciones de salud mental complejas”. Con todo, tal como señaló Ana López, “debemos reflexionar sobre qué supone para las administraciones, los pacientes y las sociedades científicas esta priorización de la salud mental, así como sobre la escasa disponibilidad actual de recursos para atender el incremento de la demanda asistencial y la correcta atención a las personas con Trastorno Mental Grave”.