El IRNASA-CSIC estudia el potencial anticoagulante de Fasciola hepatica para desarrollar una vacuna

El proyecto URANUS se centra en la fasciolosis, una enfermedad desatendida que afecta a más de 2,3 millones de personas en todo el mundo y que está causada por el gusano parásito Fasciola hepatica

Investigación (Foto. Freepik)
30 enero 2024 | 17:40 h
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El Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (IRNASA-CSIC) ha puesto en marcha un nuevo proyecto (URANUS) con el objetivo de descifrar el potencial anticoagulante de Fasciola hepatica, el parásito causante de la fasciolosis, una enfermedad cuya importancia sanitaria está en aumento a nivel mundial. La idea del proyecto es identificar y caracterizar las moléculas que utiliza el parásito para inhibir la coagulación del hospedador y así nutrirse y sobrevivir, posibles dianas para el desarrollo de una vacuna.

En cuanto a la fasciolosis es una enfermedad zoonótica que causa importantes pérdidas económicas en la producción animal, afectando principalmente a especies herbívoras de gran tamaño, como vacas y ovejas. Además, esta constituye un relevante problema de salud pública en los países en vías de desarrollo, donde se estima que afecta a más de 2,3 millones de personas según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La idea del proyecto es identificar y caracterizar las moléculas que utiliza el parásito para inhibir la coagulación del hospedador y así nutrirse y sobrevivir, posibles dianas para el desarrollo de una vacuna

La fasciolosis forma parte del conjunto de las denominadas enfermedades infecciosas desatendidas u olvidadas (EID) cuyo Día Mundial se celebra hoy, 30 de enero, con la meta de reflexionar sobre el sufrimiento que provocan estas enfermedades, ensalzar a las personas que trabajan para hacerla frente y conseguir mayor apoyo para su control y erradicación.

En el caso del Laboratorio de Helmintos Parásitos de Importancia Zoonótica (ATENEA) del IRNASA-CSIC, que ha obtenido financiación con cargo a NextGenerationEU de la Convocatoria  de Consolidación Investigadora del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, para generar conocimiento y explicar una parte aún desconocida de las relaciones parásito/hospedador en la fasciolosis, como paso previo a la generación de herramientas de control eficaces contra esta enfermedad. Un proyecto que desarrollará a lo largo de los próximos años y será coordinado por el investigador Javier González Miguel.

SANGRE HOSPEDADOR

Según apuntan desde IRNASA-CSIC, la infección por Fasciola se produce por la ingestión de plantas acuáticasportadoras de metacercarias, la forma larvaria del parásito. Una vez ya ingeridas las larvas, los parásitos juveniles se liberan en el intestino delgado y siguen una compleja ruta migratoria a través del peritoneo y el tejido hepático que conduce a los parásitos hasta su localización definitiva de los conductos biliares. Durante todo este complejo ciclo de vida, F. hepatica interactúa profundamente con la sangre del hospedador.

“Las fases migratorias del parásito son responsables de hemorragias abdominales y hepáticas extensas, que pueden poner en peligro la vida del hospedador”, detalla González Miguel. También la sangre está ligada a la nutrición del parásito. “Hay pruebas de que los parásitos juveniles ingieren algo de sangre durante su migración, pero es la fase adulta de F. hepatica la que se considera hematófaga obligada. Este proceso está directamente relacionado con la anemia hemorrágica, que es el factor más importante que contribuye a la morbilidad y mortalidad del hospedador en las infecciones por F. hepatica”, precisa.

“Las enfermedades trombóticas tienen una importancia enorme en salud humana y su tratamiento engloba muchas dificultades, por lo que la investigación relacionada con la búsqueda de nuevos anticoagulantes está siempre activa”

En este panorama, la hipótesis de la investigación es que F. hepática interactúa con el sistema hemostático de su hospedador vertebrado, el conjunto de mecanismos que permite que la sangre circule de forma fluida por los vasos, y que a su vez, promueve la formación de coágulos cuando se produce una lesión para evitar la hemorragia. Potenciando así, la expresión de moléculas anticoagulantes para facilitar sus mecanismos de supervivencia, como ya se han descrito para otros parásitos helmintos hematófagos.

“Los coágulos no dejan de ser herramientas defensivas para el hospedador y el sistema de la coagulación está íntimamente relacionado con otros sistemas defensivos, como la inmunidad innata. Además, la fase adulta de Fasciola se alimenta exclusivamente de sangre que, obviamente, tiene que estar en estado fluido para su procesamiento. Eso quiere decir que si identificamos y caracterizamos las moléculas que utiliza el parásito para inhibir la coagulación del hospedador, podrían ser buenas dianas para una vacuna antiparasitaria, ya que esta podría, por ejemplo, bloquear su capacidad para alimentarse”, explica el investigador del IRNASA.

A pesar de que estos estudios se encuentran en fase temprana, el potencial anticoagulante de estas moléculas también podrían servir, en el futuro, para desarrollar nuevos tratamientos en humanos. “Las enfermedades trombóticas tienen una importancia enorme en salud humana y su tratamiento engloba muchas dificultades, por lo que la investigación relacionada con la búsqueda de nuevos anticoagulantes está siempre activa”, concluyen.

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