Investigadores del Hospital 12 de Octubre de la Comunidad de Madrid han evidenciado la agresividad del cáncer de próstata tipo BRCA1 y BRCA2. La investigación, realizada en colaboración con 38 centros de España e Italia, y con la participación de más de 700 pacientes, revela que los afectados por estas alteraciones genéticas tienen un beneficio reducido de los tratamientos convencionales. Se destaca la existencia de una alternativa terapéutica mediante inhibidores de PARP, ya utilizados en otros tumores y países cercanos.
Según el estudio, que acaba de publicarse en la revista científica Annals of Oncology, este tipo de alteracionesen los genes BRCA1 y BRCA2 está presente en el 13 por ciento de los tumores de próstata y son de carácter hereditario en el 25% de los casos. Además, la investigación ha demostrado que alteraciones en otros genes, que como BRCA1 y BRCA2 se encargan de reparar el daño que sufre el ADN de las células, están presentes en un 17 por ciento de los pacientes. El estudio sugiere que algunas de estas segundas alteraciones también podrían asociarse a una pobre respuesta a los tratamientos habituales.
Los tratamientos de referencia para los pacientes con cáncer de próstata incluyen hasta ahora la quimioterapia y las terapias hormonales de nueva generación -enzalutamida o acetato de abiraterona. Aunque los pacientes con ese tipo de alteraciones pueden responder a estos tratamientos, las respuestas suelen ser de corta duración y su supervivencia mucho más limitada. En este estudio la supervivencia de los pacientes con alteraciones en BRCA1 y BRCA2 se limitó a 18 meses, la mitad queen los pacientes sin estas alteraciones, contandodesde el momento en el que el tumor se hizo resistente al tratamiento de supresión hormonal.
ONCOLOGÍA DE PRECISIÓN CON FÁRMACOS INHIBIDORES DE PARP
Según el doctor David Olmos, oncólogo y jefe del Grupo de Investigación en Genómica y Terapéutica del Cáncer de Próstata del Instituto de Investigación del Hospital 12 de Octubre i+12 y autor principal de este trabajo, “hay resultados que muestran que añadiendo al tratamiento un tipo de fármaco de los denominados inhibidores de PARP, que impiden a las células cancerosas que reparen el daño a su ADN, no solo se retrasa la progresión de la enfermedad de los pacientes con alteraciones BRCA1 y BRCA2, sino que también pueden tener una esperanza de vida similar a los que no tienen estas alteraciones”.
"Pueden tener una esperanza de vida similar a los que no tienen estas alteraciones”
Estos tratamientos, disponibles en nuestro país para tumores como el cáncer de ovario, de mamay de pulmón, están siendo ya utilizados en países de nuestro entorno. Olmos explica que“en este momento, los estamos usando dentro de lo que llamamos uso compasivo o en ensayos clínicos. Estos resultados apoyan su incorporación al sistema sanitario como nuevo tratamiento estándar”.
Para la doctora Elena Castro, jefa del Grupo de Investigación Traslacional en Cáncer Hereditario del Instituto de Investigación del Hospital 12 de Octubre i+12 y autora senior de este trabajo, “el estudio demuestra la importancia de analizar los tumores de los pacientes para identificar la presencia de dianas terapéuticas y poder ofrecerles un manejo de la enfermedad más adecuado a su situación concreta y da fundamentos a las agencias reguladoras con respecto a este nuevo fármaco, sin el cual su pronóstico es muy negativo”.
El diagnóstico de las alteraciones en BRCA1 y BRCA2 se ha introducido hace dos semanas en la cartera de Servicios del Ministerio de Sanidad. En cuanto a los fármacos inhibidores de PARP para el tratamiento a estos pacientes, tras su aprobación por la Agencia Europea del Medicamento, ya están disponibles para su combinación en paísescomo Alemania, Austria y Reino Unido, y tras fallo en primera línea de tratamiento en Francia e Italia.
Los inhibidores de PARP son el primer agente dirigido contra una diana terapéutica que han demostrado prolongar la supervivencia de los pacientes con cáncer de próstata avanzado. Para que esta forma de medicina de precisión pueda implementarse en la rutina asistencial son necesarios dos requisitos: poder determinar si el tumor presenta o no la diana terapéutica a la que se dirige el tratamiento y que el fármaco esté disponible en el sistema sanitario.
En 2020 se conocieron los resultados de uno de estos fármacos para el tratamiento del cáncer de próstata avanzado con alteraciones en BRCA1 y BRCA2 que llevó a su aprobación por la Agencia Europea del Medicamento (EMA). Desde entonces, se han publicado los datos de otros tres estudios que han investigado la combinación de distintos inhibidores de PARP con agentes hormonales de nueva generación, todos ellos con unos resultados excelentes en estos pacientes, lo que ha llevado a la aprobación de todos ellos por la EMA.