La evolución española en inversión en I+D es la peor de las cinco grandes economías de Europa. España ocupa la posición 22 de 34 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en apoyo público a la ciencia, la tecnología y la innovación en relación a su PIB.
Ante esta situación, la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (RAC), ha aprobado en su pleno la 'Declaración sobre la financiación y gestión de la investigación científica en España', con el objetivo de dar a conocer a la clase política y a la sociedad en general las ventajas económicas y sociales que se derivan de una adecuada inversión en ciencia y tecnología.
"La ciencia en España está en una delicada situación y en peligro de destruir lo que se ha avanzado en las últimas décadas"
Además, ambos sectores deben ser informados de que se requiere una "urgente revisión" de los Presupuestos Generales del Estado (PGE), acorde con las demandas del mundo actual, con una planificación política-científica duradera que transcienda una o varias legislaturas. Una sociedad moderna y viable debe construirse priorizando educación, ciencia, sanidad y cultura, ámbitos que están interconectados.
El profesor Jesús María Sanz-Serna, presidente de la RAC, indica que la declaración tiene el doble objetivo de hacer un llamamiento a los políticos, pero también a toda la ciudadanía, sobre "la delicada situación de la ciencia en España y el peligro de destruir lo que se ha avanzado en las últimas décadas. Las implicaciones para la calidad y cantidad del empleo son muy negativas". Un segundo objetivo es ofrecer una serie de propuestas de mejora basadas en la experiencia internacional.
Para el profesor Esteban Domingo Solans, académico de la RAC y ponente en la redacción de la declaración, la reactivación de la inversión en ciencia es urgente "para no retrasarnos más en innovación respecto a otros países desarrollados, ya que la ciencia es la base del desarrollo económico, además de ser una parte muy importante de la cultura moderna". La inversión en ciencia contribuiría decisivamente a mejorar la cantidad y calidad del empleo, añade.
"Hay mucho que mejorar también en cuanto a coordinación entre los diversos agentes públicos y privados"
El profesor Sanz-Serna indica que "por razones históricas" en España es muy limitada la percepción social de la ciencia y de los beneficios económicos que aporta. A su modo de ver, tampoco algunas administraciones públicas ni gran parte del sector empresarial valoran la importancia de la ciencia como inversión imprescindible, considerándola un gasto. "Hay mucho que mejorar también en cuanto a coordinación entre los diversos agentes públicos y privados", reflexiona. Además, es necesario evaluar los sistemas de gestión de la ciencia, "que en España son manifiestamente mejorables".
Por su parte, el profesor Domingo Solans recuerda a modo de ejemplo práctico que en los inicios de la ingeniería genética en Estados Unidos algunas empresas empezaron con unos pocos científicos instalados en laboratorios improvisados, pero con la ayuda y aporte de conocimientos de laboratorios muy potentes de universidades como Harvard o Stanford. "En los países donde no hay buena investigación básica las empresas multinacionales suelen instalarse como puntos de distribución comercial pero no de creatividad investigadora. Esto ocurre en España con varias compañías", concluye.