Conscientes de la trascendencia de un correcto abordaje del paciente con asma grave, la compañía farmacéutica GSK impulsó, en el año 2021, la creación del Instituto Nacional de Asma Grave (INAG), una iniciativa que nació para “dar a conocer y visibilizar esta enfermedad a nivel social, familiar, asistencial y organizacional”, así como para “mejorar la atención y la calidad de vida de los pacientes que viven con esta enfermedad”.
Al cumplirse el segundo aniversario del arranque de este proyecto su misión está plenamente vigente y su proyección a futuro, imprescindible. No en vano, el asma es una patología con un elevado impacto personal, social, sanitario y asistencial que implica no sólo al paciente, en primera instancia, sino también a su entorno familiar, social y profesional, así como a los profesionales sanitarios implicados en garantizar la atención integral e integrada que requieren estos pacientes.
El INAG pretende contribuir al “abordaje holístico del asma grave”, involucrando a todos los actores esenciales para conseguir una mejora global en el manejo de la patología
En España, las cifras son contundentes: cerca de dos millones y medio de personas viven con esta enfermedad, afectando al 10% de la población infantil y al 5% de adultos. Dentro de este último colectivo de los mayores de edad, un 4% de la población vive con asma grave no controlada.
En este complejo contexto, el INAG pretende contribuir al “abordaje holístico del asma grave”, involucrando a todos los actores esenciales para conseguir una mejora global en el manejo de la patología. Pacientes, cuidadores, neumólogos, alergólogos, farmacéuticos hospitalarios, profesionales de Enfermería, gestores sanitarios y decisores públicos trabajando en una dirección: optimizar la atención a esta enfermedad.
Desde la perspectiva profesional, el proyecto se ha constituido como un referente para liderar el avance en el abordaje multidisciplinar del asma grave, aportando mejoras a la derivación y coordinación entre Atención Primaria y Atención Hospitalaria (Pediatría, Neumología, Alergología, Otorrinolaringología, Farmacia Hospitalaria y Urgencias), fijando canales de comunicación entre todos los actores que influyen en la asistencia al paciente.
Las Unidades de Asma Grave juegan un papel fundamental en cuanto a estructura asistencial idónea para garantizar un abordaje multidisciplinar, un proceso asistencial integrado, un esquema de trabajo en Red y la imprescindible coordinación interniveles
Finalmente, el Instituto Nacional de Asma Grave se ha convertido en un núcleo del que emana la formación y la investigación, con el propósito de mejorar el conocimiento y la identificación del fenotipo de este colectivo de pacientes, lo que deriva en avances significativos y en la eficacia de las intervenciones en salud.
Este proyecto “a largo plazo”, como lo califica la compañía farmacéutica, ha auspiciado, entre otros, encuentros a través de la Sociedad Española de Directivos de la Salud (SEDISA), con el fin de analizar los retos y medidas necesarios para optimizar la calidad asistencias prestada a los pacientes con asma grave e identificar los recursos claves para conseguirlo. Estos foros de debate, que reúnen a todos los agentes implicados (pacientes, directivos, neumólogos, alergólogos, médicos de familia, farmacéuticos y profesionales de enfermería), coinciden en el papel fundamental que juegan las Unidades de Asma Grave, en cuanto a estructura asistencial idónea para garantizar el abordaje multidisciplinar que precisan estos pacientes, un proceso asistencial integrado, un esquema de trabajo en Red y la imprescindible coordinación interniveles.
Igualmente coinciden en señalar la necesidad de impulsar un Plan Nacional de Asma Grave que asiente las bases de la atención a los pacientes, la mejora de la capacitación de los profesionales, la coordinación eficaz entre los diversos niveles asistenciales, así como la eficiencia en la gestión de recursos y estructuras sanitarias, tanto a nivel regional como desde una óptica estatal.