Una de cada ocho personas -con un importante incremento anual- sufre obesidad a día de hoy en el mundo, el 32% de los hombres y el 27% de las mujeres en el caso particular de España. Además, según el World Obesity Atlas 2023, el 17% de los niños y el 11% de las niñas de nuestro país también son obesos, cifras que no hacen sino poner de manifiesto la importancia del abordaje de una afección cuyas técnicas han variado muchísimo a lo largo de los últimos años.
En concreto, en el Instituto del Corazón Teknon son referentes a la hora de realizar cirugías cardíacas mínimamente invasivas y procedimientos transcatéter, que requieren muchos pacientes obesos que se enfrentan a mayores tasas de complicaciones postoperatorias. Aquí se incluyen, entre otras, infecciones en la herida esternal, reintervenciones, mayor dolor, complicaciones respiratorias, estancias hospitalarias prolongadas, readmisiones frecuentes, y una rehabilitación más compleja y costosa.
Y es que, a día de hoy, más del 90% de las cirugías para reparar o reemplazar válvulas cardíacas se pueden realizar con pequeñas incisiones, preservando la caja torácica y reduciendo significativamente la agresión quirúrgica. Tradicionalmente, durante más de 75 años, la cirugía clásica era a corazón abierto, un tipo de operación que se realiza mediante esternotomía media, lo que implica una incisión en medio del pecho para pode acceder al corazón. Y, aunque es una técnica que proporciona una visibilidad completa de las estructuras cardiacas, también conlleva importantes riesgos y complicaciones… especialmente, claro está, entre los que padecen obesidad.
A día de hoy, más del 90% de las cirugías para reparar o reemplazar válvulas cardíacas se pueden realizar con pequeñas incisiones
Además, durante el proceso de recuperación, los pacientes deben manejar presiones biomecánicas significativas en el esternón, como las generadas por la tos y los estornudos, lo que a menudo requiere el uso de soportes adicionales, como corsés o sujetadores firmes para las mujeres. Así, la cirugía cardíaca mínimamente invasiva es un desafío quirúrgico que está en auge con el objetivo de evaluar procesos, optimizar resultados y mejorar la experiencia del paciente.
En el caso de los procedimientos transcatéter, estos directamente no requieren incisiones. Se realizan, en cambio, navegando por las arterias hasta el sitio de la intervención con el corazón latiendo, utilizando para ello tecnología de control radiológico y software sofisticado en un quirófano híbrido para asegurar la máxima precisión y minimizar las complicaciones.
EL INSTITUTO TEKNON, UN CENTRO DE REFERENCIA
Como se mencionaba al comienzo de este artículo, en el Instituto del Corazón Teknon –que pertenece a Quirónsalud- son referencia por algo, y ese algo son cerca de 250 intervenciones de cirugía valvular mínimamente invasiva al año. "La manera como planteamos una cirugía debe adaptarse a las características personales de cada paciente y debemos buscar la mejor solución, la excelencia asistencial y una óptima experiencia del paciente”, explica su jefe de servicio, el doctor Xavier Ruyra.
“Sin duda, la cirugía cardíaca ha evolucionado con herramientas como la cirugía mínimamente invasiva, los procedimientos transcatéter y las nuevas prótesis, permitiendo resolver problemas complejos y de alto riesgo con la menor agresión posible y los mejores resultados”, añade. Allí, el 98% de los pacientes que necesitan reparación mitral son tratados mediante cirugía mínimamente invasiva transaxilar, mientras que el 96% de todos los procedimientos de sustitución valvular aórtica lo hacen por miniesternotomía o por vía transaxilar