La esclerosis múltiple es una enfermedad crónica, autoinmune, inflamatoria y degenerativa del sistema nervioso central, tratable pero sin cura. Tal y como expresan desde Esclerosis Múltiple España puede provocar problemas de visión, alteraciones de la sensibilidad, espasmos musculares y calambres, fatiga o pérdida del equilibrio y mareos, entre otros síntomas. Puede ser que se desarrolle a partir de brotes o que sea progresiva. Cada paciente puede variar los síntomas, por eso se le llama la enfermedad de las mil caras.
Para hacer frente a la enfermedad, el Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR) y el Centro de Esclerosis Múltiple de Cataluña (Cemcat) han estado trabajando en un estudio que ha confirmado que comenzar el tratamiento para la esclerosis múltiple menos de seis meses después del inicio de los primeros síntomas reduce el riesgo de discapacidad conforme avance la enfermedad.
Aunque los síntomas más comunes se relacionan con problemas de movilidad o de equilibrio, la enfermedad incluye otros síntomas como la fatiga. La progresión de la enfermedad puede ser muy variable dependiendo de cada paciente. Sin embargo la investigación sigue siendo esencial para avanzarse a los síntomas graves y mejorar la calidad de vida de los pacientes, ya que hasta ahora se conoce muy poco sobre estas diferencias.
"Cuanto antes comencemos el tratamiento, mejor, incluso antes del diagnóstico definitivo de esclerosis múltiple”
“Nuestros resultados son los primeros en mostrar que, cuando se comienzan a mostrar síntomas, cuanto antes comencemos el tratamiento, mejor, incluso antes del diagnóstico definitivo de esclerosis múltiple”, explica el Dr. Álvaro Cobo-Calvo, neurólogo del Cemcat, investigador principal del grupo de Neuroinmunología Clínica del VHIR y primer autor del estudio.
El estudio del VHIR consistió en realizar un seguimiento a 580 personas de entre 16 y 50 años que habían tenido un primer episodio de síntomas relacionados con la esclerosis múltiple y habían sido atendidas en el Cemcat entre 1994 y 2021. Todas ellas tomaban algún fármaco para controlar el proceso inflamatorio característico de la enfermedad, pero lo habían comenzado a recibir en momentos diferentes: 194 habían iniciado el tratamiento en menos de seis meses después del primer episodio, 192 pacientes lo habían comenzado entre seis y 16 meses después de la aparición de los síntomas, y 194 más de 16 meses después.
Tras el seguimiento al analizar los resultados se observó que las personas que habían recibido el tratamiento en los primeros seis meses después de a la aparición de los primeros síntomas tenían la mitad de riesgo de tener discapacidad avanzada respecto a las que lo habían comenzado más de 16 meses después. Por ejemplo, tenían más movilidad y fuerza en las extremidades, menos alteraciones del sueño, menos fatiga y ansiedad, y mejor función cognitiva.
Con este descubrimiento Cobo-Calvo afirma que “de esta forma, la progresión será más lenta y disminuirá la discapacidad que los pacientes sufren años después. Para ello es esencial también promover la detección precoz de la esclerosis múltiple”, añade.
"La progresión será más lenta y disminuirá la discapacidad que los pacientes sufren años después"
Por otro lado, se observó que, en las personas con terapia precoz, la enfermedad se mantenía estable durante más tiempo respecto a las que lo habían recibido 16 meses después. Además, los pacientes con tratamiento temprano tenían un 60% menos de riesgo de evolucionar hacia esclerosis múltiple secundaria progresiva, en que los síntomas empeoran de forma constante, y no solo cuando hay brotes. En concreto, un 7% de los pacientes que recibieron la terapia antes de seis meses hicieron esta progresión, mientras que esta cifra aumentaba hasta el 23% en los pacientes que la hicieron más de 16 meses después.
La investigación reafirmó la relevancia de realizar resonancias magnéticas a la hora de hacer el seguimiento de los pacientes con esclerosis múltiple. Los resultados muestran que la información aportada por las imágenes de resonancia es esencial para ayudar a los profesionales sanitarios a tomar decisiones para iniciar el tratamiento antes y evaluar posteriormente la respuesta a las terapias.
“Las imágenes radiológicas nos indican que, incluso cuando el paciente tiene desde el inicio lesiones importantes en el sistema nervioso, a menudo acompañadas de síntomas graves, un tratamiento precoz es capaz de frenar la progresión de la enfermedad”, concluye el Dr. Xavier Montalban, jefe del Servicio de Neurología del Hospital Universitario Vall d’Hebron, jefe del grupo de investigación en Neuroinmunología Clínica del VHIR y director del Cemcat.