Marta Bernardino, especialista en Anestesiología y Reanimación, y responsable del Centro de Simulación IDEhA y profesional del Hospital Universitario Fundación Alcorcón, es coautora de un artículo de consenso publicado en la prestigiosa revista científica 'The Lancet Global Health' sobre la adaptación de las guías internacionales de soporte vital en países con recursos limitados.
La publicación, firmada por investigadores internacionales, tiene como misión identificar y examinar los conocimientos relevantes para la Reanimación cardiopulmonar (RCP) y la atención cardiovascular de emergencia y publicar las guías de consenso internacional cada 5 años. El estudio plantea que las guías y procedimientos de reanimación cardiopulmonar se han postulado tradicionalmente desde la perspectiva de países con alto nivel de recursos y se trasladan y aplican con dificultad a otros entornos con bajos recursos.
“Sirve como un trampolín para desarrollar un enfoque verdaderamente global que oriente la ciencia y los cuidados de reanimación, incluso en los sistemas de atención sanitaria de todo el mundo”
Este estudio y propuestas, según el propio texto del trabajo “sirve como un trampolín para desarrollar un enfoque verdaderamente global que oriente la ciencia y los cuidados de reanimación, incluso en los sistemas de atención sanitaria de todo el mundo”.
Además, está dedicado a entornos con recursos limitados del Comité Internacional de Enlace sobre Reanimación (ILCOR, por sus siglas en inglés). El ILCOR, creado en 1992 e integrado por representantes de sociedades científicas de los cinco continentes publica sus guías de consenso cada 5 años en las que revisa los conocimientos relevantes y evidencia publicada en reanimación cardiopulmonar y atención cardiovascular de emergencia y busca un consenso en las recomendaciones de tratamiento.
El resumen de la publicación refleja que la mayoría de las recomendaciones sobre reanimación cardiopulmonar se desarrollaron desde la perspectiva y para aplicarse en entornos de altos recursos. Sin embargo, estas directrices internacionales a menudo no son aplicables en entornos de recursos limitados. Sociedades como el Comité Internacional de Enlace sobre Reanimación (ILCOR) no han abordado suficientemente este problema. Por ello, se constituyó un grupo de trabajo integrado por expertos de diversos entornos, incluidos países de ingresos bajos, medios y altos.
Los investigadores identificaron la dificultad de aplicar las pautas actuales de reanimación cardiopulmonar en países de bajos recursos. Asimismo, señalan numerosas carencias y déficits de información sobre la resucitación cardiopulmonar en estos países, y, tras identificar las principales carencias, proponen varios puntos de acción inicial que podrían tenerse en cuenta en recomendaciones futuras.
PUNTOS DE ACCIÓN PARA MEJORAR
Entre las principales carencias detectadas, se indican, entre otras muchas, la ausencia de consideraciones éticas generales para la reanimación y el despliegue de recursos; posibles diferencias en las expectativas de los pacientes y diferencias culturales o geográficas entre comunidades, regiones, países y continentes; una mala comprensión de cómo garantizar la autonomía del paciente. Una mala comprensión de cómo las creencias tradicionales podrían influir en la investigación científica sistemática; y la escasa información sobre el reconocimiento del paro cardíaco y la situación de la RCP por parte de transeúntes, y programas de sensibilización y educación para legos y profesionales de la salud.
En cuanto a los puntos de acción, se proponen un total de 39 medidas, agrupadas en las principales áreas de la reanimación cardiopulmonar. Así, se deben investigar las consideraciones éticas y aspectos socioculturales relacionados con la reanimación dentro del contexto de sus lugares de origen; evitar actitudes paternalistas de los sistemas con altos recursos al ofrecer su apoyo y mantener una teoría social anticolonial; considerar enfoques de enseñanza alternativos, como métodos de aprendizaje a distancia, virtuales, híbridos y combinados, y maniquíes de bajo coste; introducir o mejorar sistemas prehospitalarios adaptados a las necesidades y posibilidades del entorno; e incorporar oxígeno medicinal en ambulancias y hospitales.