Antonio Martín Duce no es sólo uno de los cirujanos tiroideos más reputados de nuestro país. Tras trabajar en Ghana, fue también uno de los primeros colaboradores de Médicos sin Fronteras en España y el fundador, en el año 2015, de un grupo misionero que, con base en la Parroquia de Nuestra Señora de las Américas de Madrid, trabaja buscando fondos para la ONG hispanocongoleña Kivuvu.
El proyecto se llama ‘Un colegio para el Congo’, aunque en realidad ese objetivo ya lo cumplieron. En apenas unos años, consiguió obtener la financiación suficiente para construir un centro educativo que actualmente da cobertura a más de trescientos niños y que incluso ofrece secundaria y formación profesional para mayores, además de una escuela oficial de enfermería que ya está empezando a sacar sus primeros titulados.
Pero su siguiente meta, que ya está en marcha, es la construcción del primer hospital materno-infantil de la República Democrática del Congo, sito en la región de Ganaketi, una de las más pobres y que tiene un mayor índice de mortalidad infantil del país… en uno de los países más pobres con mayor índice de mortalidad infantil del mundo.
"No hay carreteras ni forma de llevar a las mujeres al hospital cuando dan a luz"
“La zona es muy extensa y la asistencia prácticamente nula: No hay carreteras ni forma de llevar a las mujeres -que tienen una media de siete hijos cada una- a un hospital cuando dan a luz”, explica Martín Duce a ConSalud.es.
Gracias en gran parte a su colaboración, de eso se va a pasar a tener un hospital, cuya construcción está ya muy avanzada, con 40 camas, quirófano y un centro de salud, y que dará asistencia a una región en la que viven unas 100.000 personas: “A poco que se haga, bajará la tasa de mortalidad enormemente”, resalta.
“Aunque está sin terminar de construir, ya estamos comprando cosas para equiparlo: Un sistema digital para que cuando hagamos una ecografía la puedan ver expertos que están en España, un microscopio y demás material de laboratorio, wi-fi…”
EL TRANSPORTE, UNA DE LAS PIEDRAS ANGULARES DEL PROYECTO
La construcción del hospital, que lleva planificada desde hace siete años, ha supuesto una auténtica odisea, y no solo por los evidentes estragos de la COVID: “Todo el personal humano de construcción y los materiales, hasta una pila, hay que comprarlos en Kinsasa, la capital… que está a 600 kilómetros de Ganaketi, y solo 200 están asfaltados”.
De hecho, para el transporte cuentan con un camión de los años 50 donado por el ejército español y que está “como te puedes imaginar”: “Hace unas semanas, se quedaron tirados y tardaron tres días en hacer esos 600 kilómetros”.
“Ahora estamos recaudando dinero para comprar un todoterreno, porque también nos va a servir como ambulancia cuando abramos el hospital. La región es muy grande, y la gente que está a 25 o 30 kilómetros no va a venir a una revisión ginecológica, a dar a luz ante un parto de riesgo o porque su hijo tenga fiebre, así que vamos a montar centros de referencia sanitaria en varios puntos de la región, donde acudir semanalmente, revisar pacientes, llevar medicinas y trasladar enfermos graves al hospital", detalla.
ENFERMEROS FORMADOS EN ESPAÑA, SIGUIENTE OBJETIVO
Pero, ¿cuál es exactamente el trabajo desinteresado que realiza el Doctor Martín Duce? “Busco recaudar fondos de donde sea, organizando diversas actividades con la ayuda de voluntarios que se animan a echar una mano: Lotería de navidad, torneos de pádel, exposición y venta de arte, libros solidarios, mercadillos, cursos de aprendizaje de primeros auxilios… También me ayuda la Universidad de Alcalá, que tiene grupos de cooperación y voluntariado y yo dirijo uno. En definitiva, a todo el que ofrezca un poco de dinero, ahí estoy yo escribiéndole como un loco”, explica.
Además de este, la mencionada ONG Kivuvu, con la ayuda de personas como Antonio Martín Duce, ha conseguido implantar otros proyectos en los poco más de veinte años que tiene de vida: Un colegio para más de mil niños, un hospital con 40 camas en Kinshasa, un dispensario de farmacia en Matari, en la mencionada región de Ganaketi, una ladrillera para construir casas de ladrillo y quitar las de barro o madera, pozos para llevar agua a la población, granjas, piscifactorías…
Además, uno de los proyectos personales que tiene en mente el cirujano tiroideo consiste en poder traerse a España a enfermeros congoleños que salen de la nueva escuela para que hagan un rotatorio de ocho o diez meses en el Hospital de Alcalá: “Queremos que sean los futuros líderes y supervisores de los proyectos que sanitarios tenemos allí, para que los propios congoleños los puedan seguir desarrollando de forma autónoma”, concluye.