Ya han pasado tres años desde que se declarara la pandemia Covid-19 y sus efectos económicos, sociales y en salud siguen con nosotros. Principalmente si hablamos de los efectos que ha tenido en salud mental. En este tiempo se han dado grandes pasos como la aprobación por parte del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS) del Plan de Acción de Salud Mental para el periodo 2022-2024, la actualización de las estrategias autonómicas y la aprobación del Plan de Mejora de las Infraestructuras de Salud Mental.
Con estos documentos se ha incrementado la financiación y la inversión necesarias para llevar a cabo todas las medidas y las acciones con las que abordar y atender los problemas de salud mental. Con el paciente en el centro, se ha puesto el foco en las campañas de prevención y sensibilización, la actualización de la cartera común de servicios de salud mental o la creación de más plazas para profesionales.
Medidas con las que se inicia un camino con los requisitos que aseguran “el mayor éxito y acierto en la operación”, como expresó José Martínez Olmos, exsecretario general de Sanidad, exportavoz de Sanidad del Grupo Socialista en la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados y del Senado y coordinador del libro ‘Presente y futuro de la salud mental en España’ junto con el Dr. Celso Arango López.
“Se están anunciando inversiones, pero el camino que queda por recorrer aún es muy largo”
En esta obra, Martínez Olmos recoge la importancia de actualizar una cartera común de servicios con criterios de equidad destacado en el Plan de Acción de Salud Mental; que la salud mental forme parte de la Atención Primaria, un paso que se ha dado con la incorporación en varias Comunidades Autónomas de psicólogos clínicos en los ambulatorios, y en la atención hospitalaria; contar con la voz de los diferentes actores que conforman la salud mental, desde los profesionales sanitarios y sociosanitarios a los pacientes; implicación de las instituciones; y dotación presupuestaria que “haga factible la aplicación y desarrollo de los objetivos institucionales que se consideren imprescindibles”. En este último punto el Plan nacional mantenía la financiación ligada a los Presupuestos Generales del Estado lo que no asegura que siempre se vaya a conseguir la financiación necesaria.
Las normas aprobadas tras la pandemia cumplen, por lo menos en el papel, con las peticiones de los profesionales sanitarios y pacientes. Con todo, todavía quedan muchos más puntos que deben incluir las hojas de rutas y los planes en salud mental. “Se están anunciando inversiones, pero el camino que queda por recorrer aún es muy largo”, explican a Consalud.es la Confederación Salud Mental España, quien recuerda que no es solo tratar los problemas relacionados con la depresión y la ansiedad, sino también los otros problemas de salud mental sobre “los que sigue habiendo estigma, discriminación y vulneración de sus derechos”.
SALUD MENTAL EN TODOS LOS ÁMBITOS
Aunque más de ocho Comunidades Autónomas (CC.AA.) han incorporado psicólogos clínicos en Atención Primaria; todos los planes recogen la necesidad de incorporar más profesionales de salud mental en el sistema sanitario: se han creado dispositivos de prevención como el teléfono 024 contra el suicidio; y las CC.AA. han recibido los primeros fondos para llevar a cabo las medidas recogidas en el Plan de Acción nacional, lo cierto es que faltan más medidas, y que las llevadas a cabo tengan más calado. Se precisan de: más plazas, más inversión.
“Insistimos en la urgencia de centrar la atención en las inversiones en más recursos humanos y para la atención a las personas con problemas de salud mental"
“Es importante hacer un ejercicio real de voluntad para incrementar la inversión en profesionales de la psicología dentro de la sanidad pública, de manera que todo el mundo tenga posibilidad de acceso a tratamiento”, señalan desde Salud Mental España. No podemos olvidarnos que las listas de espera en Psicología y Psiquiatría superan los tres meses en muchos lugares, que España es el primer país en consumo de ansiolíticos y benzodiacepinas, y que en nuestro país la media de profesionales de Psicología es tres veces inferior que en la media Europea.
También consideran necesarios abordar la salud mental en la infancia y la juventud desde una perspectiva multidisciplinar e integral, formando “un modelo basado en fortalecer las comunidades y las redes de apoyo, en la cooperación, colaboración entre entidades, Administraciones públicas, etc.”. Otro de los puntos que destacan son los programas formativos en las escuelas, para detectar el acoso escolar; las herramientas y medidas de ayuda e intervención en centros educativos e incrementar la inversión para promocionar el “bienestar psicológico emocional, proporcionar atención de calidad, asequible y a tiempo, cuando se tiene un problema de salud mental”.
“Insistimos en la urgencia de centrar la atención en las inversiones en más recursos humanos y para la atención a las personas con problemas de salud mental. Consideramos que la terapia es fundamental dentro del tratamiento de un problema de salud mental y, en ocasiones, ayuda a reducir el consumo de fármacos”, indican desde la Confederación. Inversión, voluntad, profesionales y más inversión es lo que piden los pacientes.