La Sanidad penitenciaria viene siendo presa de encontrarse en la confluencia de dos contextos diferentes; el ámbito carcelario, correspondiente al Ministerio de Interior, y la Sanidad, competencia exclusiva de las diferentes CC.AA. españolas. Esta realidad es una condena que termina pagando doblemente el recluso que por circunstancias de la vida se halla privado de libertad. Sin embargo, la ausencia de libertad no tendría por qué implicar una merma en los derechos de los ciudadanos a tener acceso a la mejor atención sanitaria posible. Un principio por el que el Dr. Joaquín Antón Basanta, presidente de la Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria (SESP) viene trabajando cada día en una lucha continua por romper los barrotes de la celda en el que el Gobierno y muchas autonomías tienen sumida la sanidad de los reos.
El Dr. Basanta ha trasladado a ConSalud.es sus impresiones sobre la más reciente iniciativa implementada en Galicia -ya desarrollada en unas pocas CC.AA.- en relación con dotar al personal sanitarios de las prisiones del acceso a la historia clínica electrónica del Servicio Gallego de Salud (Sergas) de los pacientes recluidos. Del mismo modo, el presidente deSESP analiza las dificultades que existen en nuestro país para que medidas tan prácticas e indudablemente beneficiosas para la calidad asistencial de estos pacientes no estén hoy en día aplicadas a lo largo de todos los centros penitenciarios del territorio nacional.
Hay tres CC.AA. donde la integración de este historial clínico del paciente ha venido estando al alcance de los facultativos penitenciarios: Navarra, País Vasco y Cataluña
En la actualidad hay tres CC.AA. donde la integración de este historial clínico del paciente que atienden ha venido estando al alcance de los facultativos penitenciarios: Navarra, País Vasco y Cataluña. El mismo trío de regiones que ostentan la autonomía en sus competencias de Sanidad. En ellas la historia clínica electrónica de sus servicios de salud sí está plenamente disponible para la consulta de los médicos que asisten en prisiones. Por otro lado, encontramos regiones como Aragón o Cantabria, donde también se ha aplicado este acceso a los historiales clínicos de los reclusos. A las que recientemente se ha incorporado Galicia a través del Convenio de colaboración entre Sanidad y la Secretaría de Estado de instituciones penitenciarias en la línea de mejorar la asistencia sanitaria prestada en los centros de reclusión.
En concreto las dos últimas cárceles adscritas en Galicia a esta facilidad son las de Teixeiro y O Pereiro de Aguiar, las cuales son un ejemplo de “buenas noticias” a ojos del Dr. Basanta, quien valora que “eso significa que empezamos a estar más cerca de alcanzar este objetivo que correspondería llevarse a cabo en cada autonomía”. Del mismo modo, el facultativo lamenta que esto “sea una noticia después de años en los que tendríamos que estar integrados ya dentro del Sistema Nacional de Salud (SNS)”. Por el momento, las prisiones disponen de su propia historia clínica, que sólo corresponde al periodo que el paciente ha estado recluido y que no pueden cotejar con la información previa del SNS.
“Es esencial para la buena atención a estos pacientes no tener que empezar de cero, especialmente en enfermedades crónicas y en personas con tratamientos previos de salud mental”
El presidente de SESP explica que a día de hoy queda a suerte de los propios facultativos de la prisión recibir esta información clínica o informe, de la mano del propio recluso o de sus familiares, para conocer su historial médico previo y, del mismo modo, “cuando el paciente salga en libertad, si el médico dispone de tiempo y posibilidades” debería de hacer nuevamente un informe para que el exconvicto pueda presentar fuera a su médico, “relatando su evolución en prisión y los tratamientos que ha seguido”. De esta manera, el actual modelo existente no resulta práctico ni conveniente para el buen seguimiento de la salud de estas personas, lo que lleva al Dr. Bastana a afirmar que “los presos no disponen de la misma calidad asistencial que se tiene en la calle”.
El conocimiento del historial clínico previo de una persona que entra en centro penitenciario puede resultar clave para su salud futura, alargar su vida e incluso salvarla. “Es esencial para la buena atención a estos pacientes no tener que empezar de cero, especialmente en enfermedades crónicas y en personas con tratamientos previos de salud mental”, en estos últimos casos, aclara Bastana, “es muy complicado ver lo que se tenía o no y ajustarlo hasta conseguir el conocimiento de lo que necesita la persona”. El presidente dela Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria viene a aclarar también que los médicos de prisiones con frecuencia son "los primeros o los únicos" que atienden a estos pacientes desde el punto de vista sanitario, al tratarse de "personas que por su forma de vida marginal no han tenido acceso previo a cuidados”.
La realidad es que gobierne quien gobierne no van a ningún lado y constatan que la Sanidad penitenciaria no les interesa”
De este modo, este avance en el acceso a la información clínica electrónica tan necesario sigue sin ponerse en marcha por el momento en el resto de prisiones del territorio nacional, más allá de las mencionadas previamente. La razón, a juicio del presidente deSESP, radica en un continuo desentendimiento entre el Gobierno central y las administraciones autonómicas. Unas delegan la responsabilidad en la otra y viceversa, quedando todo pendiente y la ‘celda sin barrer’ desde hace ya 20 años, cuando la ley les instó a estar dentro del SNS. “Las CC.AA. alegan que el Gobierno no les paga o pone trabas, los gobernantes que las regiones no quieren esas competencias; la realidad es que mande quien mande no van a ningún lado y constatan que la Sanidad penitenciaria no les interesa”, señala Joaquín Antón Basanta.
Desde SESP invitan a todas las administraciones implicadas a poner las medidas necesarias para que el acceso a la historia clínica electrónica de los diferentes servicios de salud esté disponible para sus profesionales sanitarios en todas las cárceles españolas. “Sería una oportunidad de mejorar tanto la salud individual como la salud pública”, considera Antón Bastana, quien cita una frase de Nelson Mandela, presidente de Sudáfrica tras pasar 27 años encarcelado en tiempos del Apartheid: “No se conoce a un país hasta que no se conoce cómo trata a sus presos”. De este modo, el presidente de SESP, considera que España siempre ha tratado a los presos con los mismos derechos que a cualquier otro ciudadano y “a los que mandan debería preocuparles que continuase siendo así”, concluye.