La invasión de Rusia que comenzó en febrero de 2022 ha dejado casi una quinta parte del territorio de Ucrania bajo ocupación y ha causado grandes daños a la infraestructura civil y energética del país. Más concretamente, cerca de 12 millones de ucranianos se han enfrentado a cortes de energía y las graves inundaciones de junio de 2023 desencadenaron aún más la crisis humanitaria. Según apuntan desde Reliefweb, se estima que alrededor del 40% de la población ucraniana necesitará asistencia humanitaria en 2024.
Una de las prácticas repetidas por el bando ruso durante estos 879 días han sido los ataques hacia los distintos puntos de atención sanitaria con los que cuenta Ucrania. Esto se debe principalmente a que los servicios de salud se convierten en esenciales y, por desgracia, también en un objetivo vulnerable. En este sentido, la Coalición para la Protección de la Salud en Conflictos (SHCC, por sus siglas en inglés) ha publicado un informe que documenta un total de 394 incidentes de violencia u obstrucción en este territorio durante el 2023.
“Mientras esta guerra continúa, estamos siendo testigos del impacto del conflicto prolongado en el sistema de atención de la salud y la salud de la población"
Este fue un año en el que las Fuerzas Armadas de la Federación de Rusia continuaron atacando a los servicios de salud que facilitaba Ucrania. En muchos de estos incidentes, ciertos centros de salud se vieron afectados en más de una ocasión, como es el caso del Hospital del Distrito Central de Beryslav, que contabilizó en 2023 un total de seis ofensivas, que se llevaron la vida de gran parte de los profesionales sanitarios.
Desde Reliefweb explican que los ataques con drones armados con explosivos han aumentado en el caso de la atención sanitaria. Como por ejemplo el dron Shahed-136 de fabricación iraní, que dañó la Institución de Atención Psiquiátrica Regional de Kherson e hirió a un médico que intentaba evacuar a los pacientes de las instalaciones a un refugio antiaéreo.
“Mientras esta guerra continúa, estamos siendo testigos del impacto del conflicto prolongado en el sistema de atención de la salud y la salud de la población. Para Rusia, ya no se trata solo de dañar los hospitales ucranianos, se trata de controlar a la población privándola de derechos básicos, como el acceso a la atención de la salud, especialmente en los territorios ocupados por Rusia, donde se niegan servicios médicos y medicamentos críticos a quienes no tienen pasaportes rusos”, señala en el informe Uliana Poltavets, Coordinadora de Respuesta de Emergencia de Ucrania, de la ONG Physicians for Human Rights.
Entrando más en materia, el informe se detiene en territorios ocupados por Rusia como la provincia de Donetska, que en 2023 contaba con un tercio de los centros de salud paralizados, y otro tercio muy afectado por la inseguridad y los daños recibidos. De esta manera, se agravaron los obstáculos para acceder a la atención médica que ya existían en el territorio de Crimea Autónoma ocupado por Rusia ya en 2014, cuando a los civiles que no adquirieron la ciudadanía rusa se les prohibió recibir tratamiento médico y obtener medicamentos. Se desplegaron médicos rusos para reemplazar a los médicos ucranianos, lo que provocó problemas operativos y psicológicos debido a las diferencias en las prácticas.
"Para Rusia, ya no se trata solo de dañar los hospitales ucranianos, se trata de controlar a la población privándola de derechos básicos, como el acceso a la atención de la salud"
En las zonas no ocupadas por Rusia la mayoría de los centros de salud seguían funcionando a pleno rendimiento. Sin embargo, barreras económicas como el aumento de los precios de los medicamentos y los recortes del presupuesto dificultaron el acceso a los tratamientos. Algo que en servicios de salud especializados, en particular los oncológicos, se hizo incluso más visible.
El informe de la Coalición para la Protección de la Salud en Conflictos no solo recoge los terribles datos de los ataques en 2023, también señala una serie de recomendaciones para hacer frente a esta situación. En primer lugar, piden a la Corte Penal Internacional y a los tribunales nacionales, que inicien procesos por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad relacionados con ataques a heridos y enfermos y a instalaciones sanitarias. Además, resaltan que los ministros de salud deberían tomar cartas en la protección de este sector. Una colaboración con las fuerzas armadas que debe tener como objetivo prevenir los ataques, fortalecer los mecanismos para responder y mitigar el impacto sobre la población.
PAPEL DE LA OMS
Ante este terrible panorama, la Organización Mundial de la Salud (OMS) puso en marcha hace un par de días la evacuación de ocho niños que recibían tratamiento contra el cáncer en el hospital de Okhmatdyt hacia Alemania. Se trata de algunos de los pacientes pediátricos más vulnerables, que necesitan atención urgente, tanto física como mental.
El pasado miércoles comenzaron un agotador viaje de más de 24 horas, que los llevó en un convoy de ambulancias desde el hospital Okhmatdyt de Kiev hasta Lviv, en el oeste de Ucrania. Luego cruzaron la frontera hasta Rzeszów, en Polonia, desde donde un avión noruego los trasladó a varios lugares de Alemania para recibir la atención médica necesaria.
Precisamente desde la OMS han estado trabajando en estrecha colaboración con el hospital deOkhmatdyt para garantizar que pueda proporcionar atención vital a miles de niños. Al centro han aportado el suministro de dos generadores para garantizar energía ininterrumpida, la donación de tecnologías de asistencia para apoyar la rehabilitación física, y la donación de medicamentos y otros productos médicos a los hospitales que recibieron pacientes de Okhmatdyt después del ataque que se produjo en las intalaciones el pasado 8 de julio.