El impacto del tabaquismo no sólo se hace notar en la salud de la población, sino que también es todo un lastre para el Sistema Nacional de Salud. De hecho, supone un gasto directo al sistema de unos 8.000 millones de euros, es decir, alrededor del 10% del gasto total sanitario. Si bien el Estado también recauda dinero por la venta de tabaco debido a los impuestos, cabe preguntarse si realmente se trata de un ingreso beneficioso para el estado.
Carlos Arenas, vicepresidente de la Fundación Economía y Salud, lo deja claro: “el tabaco no es un buen negocio”. Así lo ha explicado en una entrevista para Consalud.es. Igualmente, Arenas apunta que es necesario tener en cuenta que el tabaco también supone la primera causa de muerte y de morbilidad directa en la actualidad.
Igualmente, a los 8.000 millones de euros de gasto directo, habría que sumar los costes indirectos relacionados con las pérdidas de trabajo para las empresas, y los de las familias que se quedan en situación de dependencia o necesitan cuidar de algunos familiares. Con todo ello, los gastos indirectos podrían acceder a los 26.000 millones de euros. Así lo ha dado a conocer el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo.
El tabaquismo supone un gasto directo al Sistema Nacional de Salud de unos 8.000 millones de euros
Por su parte, la Agencia Tributaria recauda en los impuestos aplicados al tabaco unas cifras mucho menores. Por ejemplo, la entidad estatal cifraba la recaudación total por el tabaco en el año 2022 en 6.682 millones de euros. En el caso del pasado año, del que se disponen datos actualizados hasta el mes de noviembre, vemos que en esos nueve meses, se llegaron a recaudar 6.168 millones de euros. Es decir, esta recaudación no alcanza las cifras de gasto que suponen el consumo de tabaco.
Teniendo todo esto en cuenta observamos que el gasto sanitario total (tanto directo como director) se acerca a los 34.000 millones de euros al año. Esto supone casi cinco veces más que lo que el Estado recauda por impuestos al tabaco.
“Hay que tener en cuenta no sólo los gastos directos, sino también los indirectos”, recalca el experto. Y pese a que la recaudación por parte del Estado es alta, “no sale rentable”. Además, todos esos gastos “lo acaban soportando las Comunidades Autónomas y los propios ciudadanos”. De hecho, serían los territorios “los que financian estos gastos en salud y estos gastos sociales”.
Por tanto, para la salud y la economía, “el tabaco no es un buen negocio”, asegura Arenas. Pese a ello, el experto también incide en que debemos tener en cuenta que en España hay una psicología “permisiva” con el consumo de tabaco, y no podrían tomarme medidas como las que se han tomado, por ejemplo, en Nueva Zelanda, donde se quiere prohibir el consumo de tabaco.
Pese a que la recaudación por parte del Estado es alta, “no sale rentable”
En este país, precisamente, se ha conseguido reducir la prevalencia del consumo de tabaco al 8% en el 2023, quedando así en sus mínimos históricos. La reducción en este caso con respecto al pasado año supera el 9%. En nuestro caso, la ley que opera actualmente entorno al tabaco data de 2010. “Fue una ley que supuso un avance con la legislación anterior”, pues incluyó medidas más restrictivas. No obstante, ha quedado “un poco antigua” y “necesita una actualización” pese a ser “una ley bastante buena”.
“Partiendo de la base de que sabemos que cada vez que subimos el precio de las del tabaco en un 10%, se baja su consumo un 4%, habría que seguir en esa línea como también lo están haciendo la mayoría de los países de Europa”. En este sentido, el vicepresidente de la Fundación Economía y Salud recuerda que nuestro país es precisamente uno de los más baratos en cuanto a la venta de tabaco.
En cualquier caso, “la prevalencia es preocupante” en nuestro país, especialmente entre los más jóvenes, cuya prevalencia llega al 20%. “Es muchísimo, y son los futuros fumadores”. Entre las personas de 25 y 34 años encontramos las prevalencias más altas, de hasta un 26%. Es decir, “no estamos previniendo el tabaquismo en los jóvenes, que es lo más importante”. De cara al futuro, “debemos ir avanzando en ese sentido”, pues tenemos en el horizonte de 2030 el objetivo de una prevalencia del 5%, “lo cual es casi imposible de alcanzar” con los datos actuales.