Introducir tu tarjeta personal en un cajero, seleccionar en pantalla la opción deseada y listo. El gesto es similar al que se hace diariamente para sacar dinero, pero el resultado es distinto: recoger la medicación prescrita por el médico. Este modelo de farmacia electrónica que se emplea en algunas zonas de Sudáfrica, tal y como informaba EFE la semana pasada, es una alternativa en países donde falta profesionales sanitarios.
Además, los defensores de este sistema apuntan que facilita la adherencia en pacientes con enfermedades crónicas como la diabetes, la hipertensión o el VIH. Ésta última con una alta prevalencia en los países africanos pese a las acciones de prevención que se llevan a cabo desde hace años.
Los primeros modelos de farmacia electrónica similares a un cajero se implantaron en Canadá.
“Si estos sistemas pueden ayudar al enfermo en zonas donde la asistencia sanitaria sea limitada, siempre y cuando se realice de forma controlada, creo que puede ser una buena alternativa”, considera Marián García, farmacéutica y nutricionista.
A raíz de esta iniciativa, el modelo sudafricano se ha presentado como un pionero en la farmacia electrónica, pero lo cierto es que no lo es. “En Canadá hay máquinas dispensadoras de medicamentos ya desde hace un tiempo”, explica García, autora también del blog Boticaria García. De hecho, el sistema de farmacia como un cajero de parking no es algo nuevo, en 2010 empezó a instalarse en hospitales del Reino Unido así como en 2016 aparecieron las primeras en Colombia.
LA SITUACIÓN EN ESPAÑA
Entonces, ¿se podría aplicar este modelo en España? Según informa a Consalud el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Barcelona, este proyecto no sería viable porque la legislación defiende que sea un profesional sanitario quien custodie y dispense los fármacos. “La presencia del farmacéutico es un principio básico en la regularización del acceso al medicamento, siendo, la oficina de farmacia, el espacio idóneo de dispensación de los medicamentos, debido a sus características y competencias”, subrayan.
En concreto, la Ley de Garantías y Uso Racional del Medicamento especifica que “la custodia, conservación y dispensación de medicamentos de uso humano corresponderá exclusivamente:
a las oficinas de farmacia abiertas al público, legalmente autorizadas, y a los servicios de farmacia de los hospitales, de los centros de salud y de las estructuras de Atención Primaria del Sistema Nacional de Salud para su aplicación dentro de dichas instituciones o para los medicamentos que exijan una particular vigilancia, supervisión y control del equipo multidisciplinar de atención a la salud”.
El Gregorio Marañón de Madrid tiene un sistema de dispensación electrónica dentro del Servicio de Farmacia Hospitalaria.
En este sentido, García opina que “la atención directa y personalizada por parte del profesional sanitario, ya sea farmacéutico o médico, siempre que sea posible debe ser prioritaria, ya que ayuda a humanizar la medicina y a situar al paciente en el centro”. Y es que según datos del Consejo General de Farmacéutico, España dispone de 22.000 farmacias comunitarias lo que tampoco avalaría la puesta en marcha de estos servicios telemáticos.
“Asimismo, se tiene que tener en cuenta que se trata de una iniciativa –las farmacias electrónicas de Sudáfrica- que ha nacido para dar respuesta a las necesidades de un país con una realidad muy distinta a la nuestra. Aquí partimos de un modelo muy bueno, que cuenta con una extensa red de farmacias que facilita la accesibilidad al medicamento por parte de cualquier usuario”, destacan los farmacéuticos catalanes.
Por otra parte, hay que diferenciar entre las máquinas que sustituirían la dispensación comunitaria y la hospitalaria. En este contexto, el Hospital Gregorio Marañón de Madrid implantó en 2013 un servicio de dispensación electrónica, similar al de un cajero automático, para los pacientes con patologías crónicas y exclusivamente para recoger fármacos de uso hospitalario que no están disponibles en la oficina de farmacia.