Farmacéuticos, 'faro asistencial' en las zonas rurales: la farmacia como sensor social y sanitario

El colectivo farmacéutico celebra su Día Mundial reclamando que se aproveche el potencial para la salud pública que suponen las 22.220 oficinas a lo largo de todo el país

Farmacia rural en la Comunidad de Madrid. (EP)
25 septiembre 2024 | 11:00 h

Este 25 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Farmacéutico, una jornada dedicada a reconocer el importante papel de este colectivo profesional para velar por el bienestar de la población. No en vano, la labor de los farmacéuticos va mucho más allá de la mera dispensación de medicamentos y engloba importantes campos de actuación en beneficio de la prevención y la mejora de la salud pública. Además, las 22.220 farmacias comunitarias a lo largo de todo el país construyen una red capilar que genera gran cercanía con los ciudadanos.

En esta línea, los farmacéuticos reivindican una cada vez mayor integración de la farmacia en las estrategias nacionales de salud pública. Así, consideran que la red de farmacias comunitaria que llega a cada rincón del país es un sensor sanitario y social que no puede desperdiciarse. “Contar más con la farmacia comunitaria para ofrecer servicios asistenciales robustecerá la Atención Primaria y permitirá detectar de forma temprana vulnerabilidades sociales en la población, como la dependencia, la soledad no deseada o la violencia de género”, explicaba a nuestro medio el presidente del Consejo General de Farmacéuticos, Jesús Aguilar.

“He observado que la gran mayoría de la gente mayor quiere vivir el máximo tiempo posible en sus casas y cuando se hacen dependientes están más cómodos teniendo la farmacia en su pueblo"

Precisamente, uno de los espacios donde la farmacia aprovecha al máximo todo su potencial es el entorno rural. En muchas de las pequeñas localidades que salpican la geografía española, el farmacéutico es el único profesional sanitario al alcance de sus habitantes de manera continuada. Esto les permite asegurar el correcto flujo de la cadena de suministro de medicamentos, luchar frente a las resistencias antimicrobianas, participar en labores de farmacovigilancia o, con su mera presencia, ayudar a combatir la despoblación en zonas más aisladas.

De esta manera, la farmacia es un factor de cohesión que puede retener a las personas en las áreas rurales, espacios donde se destaca otra importante realidad: el envejecimiento poblacional. “He observado que la gran mayoría de la gente mayor quiere vivir el máximo tiempo posible en sus casas y cuando se hacen dependientes están más cómodos teniendo la farmacia en su pueblo. Si pasan por la farmacia estoy atenta a cualquier irregularidad en su comportamiento o su salud para poder advertirlo”, señalaba a ConSalud.es Ana Esteban, farmacéutica rural en Briñas, localidad riojana de 200 habitantes.

Defiende la labor asistencial que proporciona la farmacia en nuestro país, así como el valor que aporta al Sistema Nacional de Salud (SNS) y a las necesidades de los pacientes

En este sentido, la posición privilegiada de las farmacias llevó en marzo del pasado año a la puesta en marcha del programa ‘Farmacia Comunitaria Rural: Atención Sociosanitaria de las personas que residen en áreas rurales o en despoblación desde las farmacias rurales’. Un compromiso impulsado desde el Ministerio de Sanidad, Ministerio de Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, así como el propio Consejo General de Colegios de Farmacéuticos, con el fin de trazar las líneas de trabajo en este ámbito.

PROTOCOLO DE FARMACIA RURAL

Este protocolo, en el que se viene trabajando desde hace año y medio, defiende la labor asistencial que proporciona la farmacia en nuestro país, así como el valor que aporta al Sistema Nacional de Salud (SNS) y a las necesidades de los pacientes. El proyecto pretende aprovechar el potencial sanitario y social de la farmacia rural para ofrecer servicios asistenciales y combatir la despoblación. Con las acciones recogidas en dicho protocolo se pretende, además, garantizar la viabilidad económica de las farmacias en estas zonas.

Más allá de la conmemoración del Día Mundial de Farmacéutico, para los ciudadanos de la España vaciada la propia presencia de una farmacia en su pueblo es un motivo de celebración diaria

En concreto, el mencionado protocolo se centra en siete áreas de trabajo: garantizar el acceso a los medicamentos y productos sanitarios; la participación de la red de farmacias integradas el medio rural en la asistencia farmacéutica de los centros sociosanitarios de la zona; incorporarlas en programas y actividades de fomento de la salud pública; impulsar su colaboración en acciones del ámbito social; reducir los niveles de soledad y de aislamiento social en el ámbito rural; fomentar la detección temprana de vulnerabilidad en personas con discapacidad (dependenciaalzhéimer, demencia, etc); y potenciar la digitalización de las farmacias.

Este proyecto marca las líneas de actuación hacia las que debe encaminarse la farmacia para ahondar en su importante labor de ‘faro asistencial’ para las personas –generalmente mayores y aquejadas de patologías crónicas- que desean vivir lejos del estrés de los grandes núcleos. No es casualidad que dos de cada tres oficinas se encuentren fuera de capitales de provincia y en zonas rurales. Por tanto, más allá de la conmemoración del Día Mundial de Farmacéutico, para los ciudadanos de la España vaciada la propia presencia de una farmacia en su pueblo es un motivo de celebración diaria.

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