En la celebración del III Curso Multidisciplinar en Reumatología, Dermatología y Enfermedad Inflamatoria Intestinal, organizado por la Sociedad Española de Reumatología, se ha tratado la evidencia científica sobre la recomendación de una dieta sin gluten para los pacientes con enfermedades inflamatorias inmunomediadas (IMID), si bien es cierto que los trastornos relacionados con el gluten, especialmente la enfermedad celiaca (EC), se asocian con mayor frecuencia a enfermedades autoinmunes, especialmente con el hipotiroidismo autoinmune, la diabetes tipo 1, el síndrome de Sjögren, la púrpura trombocitopénica autoinmune o la psoriasis. Existe una clara agregabilidad familiar en estos trastornos, no existe un cuerpo de evidencia suficiente para recomendar una dieta sin gluten en estos pacientes; salvo que se haya confirmado el padecimiento de una EC histológicamente probada, explica el doctor Miguel Montoro, de la Unidad de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición del Hospital Universitario San Jorge (Huesca).
Además, añade que “es cierto que el estilo de vida occidental, caracterizado por un elevado consumo de proteínas animales, grasas saturadas y azúcares, así como de alimentos procesados y ultraprocesados, por el tabaco, la falta de ejercicio al aire libre, el estrés y otros factores como el uso frecuente de antibióticos en la infancia o el abuso de antiinflamatorios no esteroideos, han contribuido a generar estados de disbiosis que al alterar la función de barrera de la mucosa intestinal crean un terreno propicio para la translocación de bacterias intestinales y/o el paso de antígenos y toxinas que al incorporarse a la circulación general generan síntomas que pueden afectar a diferentes territorios y sistemas, incluyendo la piel y las articulaciones”.
Sin embargo, puntualiza que los estudios deben ser los que aporten los resultados sobre la realidad de estas recomendaciones, “aconsejar la retirada empírica del gluten de la dieta podría acarrear más perjuicioque beneficios, siendo más recomendable un retorno a la dieta y estilo de vida mediterráneos”, advierte el doctor Montoro.
Un estudio realizado en 2016 apuntaba que más de 2,5 millones de personas (6%) de la población en España sufría algún tipo de las diez IMIDs. “De todas ellas, la psoriasis era la más frecuente, siendo el 2,69%, mientras que el conjunto de los pacientes con artritis reumatoide, artritis psoriásica, espondilitis anquilosante, y lupus casi igualaban esta misma prevalencia. Dada la coexistencia de diferentes enfermedades inmunomediadas en el mismo paciente, se abre la puerta a una etiopatogenia común, centrada sobre todo en el desequilibrio de las citoquinas inflamatorias. En este sentido, se cree que los factores genéticos y ambientales juegan un papel determinante en el desarrollo de las diferentes enfermedades, pero debido a la patogenia múltiple de todas ellas, y a la ausencia de mecanismos únicos responsables de cada una de estas enfermedades, no se puede decir que haya una clara causa común a todas o algunas de ellas”, explica el doctor José Francisco García, del Servicio de Reumatología del Hospital de Galdakao, y uno de los coordinadores de este curso.
“Aconsejar la retirada empírica del gluten de la dieta podría acarrear más perjuicio que beneficios, siendo más recomendable un retorno a la dieta y estilo de vida mediterráneos”
Por otro lado la doctora Delia Reina, también coordinadora de este curso y reumatóloga del Hospital de Sant Joan Despí Moisès Broggi (Barcelona), “haber dado a conocer mejor la expresión clínica y el pronóstico de estas enfermedades", así como por la puesta en marcha de las Unidades multidisciplinares entre diferentes especialistas y el uso de cuestionarios de screening enfocados justamente a diagnosticar antes a los pacientes.
En esta misma línea y para concluir, el doctor Jesús Sanz, reumatólogo del Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda (Madrid) resalta que “en la actualidad no se concibe una asistencia de calidad sin un adecuado abordaje multidisciplinar”. Por ello señala como clave a la comunicación fluida entre las distintas especialidades implicadas en el manejo de las enfermedades inmunomediadas, ya que se evitan consultas innecesarias, pruebas duplicadas, tratamientos menos apropiados y, por tanto, se consigue un resultado final mejor.