Profesionales médicos expertos en Neumología y Alergología se han dado cita este fin de semana en Madrid para participar en una nueva edición de la Universidad del Asma Grave (UAG). Impulsado por Novartis, este encuentro anual se ha convertido ya en un foro de referencia en el conocimiento y manejo del paciente con asma grave, cuyo objetivo fundamental es difundir las últimas novedades en el tratamiento de esta patología, así como fomentar la discusión y el intercambio entre los diferentes expertos.
Todo ello, bajo la dirección del doctor Ignacio J. Dávila, profesor titular de la Facultad de Medicina de la Universidad de Salamanca y jefe del Servicio de Alergología del Hospital Universitario de Salamanca; y la doctora Marina Blanco Aparicio, adjunta de Neumología y responsable de la Unidad de Asma del Hospital Universitario de A Coruña.
"El asma grave tiene una incidencia de en torno al 5-10% de las asmas y el asma grave no controlada, un 3,9%"
Alrededor de 300 millones de personas en el mundo padecen asma. De estos pacientes, el 5% padecen asma grave no controlada. Aunque según han indicado los expertos, el asma tiene una distribución variable, por lo que dependiendo tanto de la edad como de las zonas, se inscriben unas incidencias distintas que, "en España, pueden llegar a ser del 10% en los niños y del 5-6% en adultos. Dentro de estos porcentajes, el asma grave tiene una incidencia de en torno al 5-10% de las asmas y el asma grave no controlada, un 3,9%", ha indicado el doctor Dávila.
Según ha señalado la doctora Blanco, el perfil del paciente con asma grave, especialmente cuando no está controlada, "corresponde a una mujer de mediana edad con comorbilidades de vías altas con frecuentes exacerbaciones y con moderada alteración de la función pulmonar".
Se trata de una enfermedad inflamatoria pulmonar que puede tener un desencadenante alérgico. El descubrimiento de la IgE representó un avance fundamental en el conocimiento de los mecanismos responsables de la reacción alérgica, lo que implicó importantes avances en el diagnóstico, clasificación y el tratamiento del asma grave.
La IgE constituyó, por lo tanto, una molécula diana para el desarrollo de nuevas terapias, como los anticuerpos monoclonales anti-IgE dentro de las terapias biológicas, "la introducción de los anticuerpos monoclonales al arsenal terapéutico del asma grave no controlada ha supuesto uno de los mayores avances en el tratamiento de esta enfermedad en los últimos 15 años", ha destacado la doctora Blanco.
"La introducción de los anticuerpos monoclonales al arsenal terapéutico del asma grave no controlada ha supuesto uno de los mayores avances en el tratamiento de esta enfermedad en los últimos 15 años"
El primer fármaco en hacerlo fue omalizumab en el año 2003, dirigido al asma alérgica con frecuentes exacerbaciones y, "tanto los ensayos clínicos como la amplia experiencia que existe de uso en vida real han demostrado eficacia en múltiples aspectos: control de síntomas, disminución de exacerbaciones, mejoría de la función pulmonar en muchos pacientes y mejoría de la calidad de vida", ha recodado la misma doctora.
La base biológica en el tratamiento del asma grave ha tenido, para el doctor Dávila, una doble implicación. La primera de ellas, terapéutica, "nos ha permitido controlar a pacientes que antes no se controlaban bien o que directamente no se controlaban, al tiempo que hemos podido evitar o disminuir la toma de corticoides orales".