Uno de los procesos más complejos por los que puede pasar un ser humano es un parto. Es un momento muy delicado en el que se pone en juego la vida de la madre y del bebé. Aunque desde que se trata de manera medicalizada y se lleva a cabo en un hospital, se han reducido mucho sus riesgos, lo cierto es que sigue siendo uno de los momentos en los que se producen más negligencias médicas.
A lo largo del parto, uno de los momentos más agudos es el momento del expulsivo, según explica el abogado especializado en negligencias médicas, Rafael Martín Bueno. En esos momentos las contracciones maternas son muy intensas para conseguir, precisamente, que el niño descienda, pero pueden provocar una pérdida de bienestar fetal. Normalmente es un periodo breve y el niño puede aguantarlo sin problema; sin embargo, cuando el proceso se complica empiezan a haber dificultades.
El proceso expulsivo puede alargarse en algunos casos y, si no se interpretan correctamente las gráficas de bienestar fetal, este tiempo extra puede generar secuelas en el pequeño, como daños en el cerebro que se traduce primero en una encefalopatía hipóxico-isquémica, con signos neurológicos de deterioro. A veces nace hipotónico, es decir, que no tiene fuerza o en shock.
A veces el niño que ha sufrido mucho durante el proceso expulsivo puede nacer con signos neurológicos de deterioro o hipotónico
En ocasiones los escollos comienzan antes del momento del parto, cuando durante el embarazo, por ejemplo, no se estima bien el peso del feto y este no logra salir por el canal de parto de la madre. "El peso fetal puede tener un margen de error de más menos 20% y no se conoce el tamaño del canal del parto de la madre, por lo que no se sabe si va a caber o no", detalla Martín Bueno. Esta situación deriva en que, en algunas ocasiones, el bebé se atasque por una distocia de hombros y haya que realizar maniobras para sacarlo.
Una de las consecuencias que puede tener un mal manejo de este momento del parto es provocarle al recién nacido una parálisis braquial, es decir, se puede llegar incluso al arrancamiento de las raíces nerviosas del brazo. Ante esta lesión es necesario realizar una cirugía y una rehabilitación importante. Este daño puede convertirse en negligencia si había indicadores de que esto podía tener lugar y no se tomaron las medidas oportunas, por ejemplo cuando una madre es diabética y el niño es macrosómico, ya que en esos casos sería recomendable realizar una cesárea.
Otra de los procedimiento que pueden afectar más a la salud del feto si no se realizan correctamente es la extracción mediante instrumental. La ventosa, el fórceps o la espátula son herramientas que sirven para abreviar el expulsivo, sobre todo cuando las gráficas señalan complicaciones. Sin embargo, hay ocasiones en las que no se utilizan correctamente o se hace uso de ellos demasiado pronto, cuando el niño aún no está en el plano imaginario oportuno del canal del parto. Al agarrar la cabeza del pequeño para ayudar a la rotación y al estirarlo se puede causar lesiones cerebrales.
¿CUÁLES SON LAS SECUELAS QUE PUEDE PROVOCAR UNA POSIBLE NEGLIGENCIA DURANTE EL PARTO?
Dependiendo la intensidad, la localización y muchas otras circunstancias, el bebé puede sufrir una parálisis cerebral provocada por una mala práxis. Esta puede evolucionar con un deterioro cognitivo, es decir, en que no logre leer o hablar. "Casi todos van a tributar con un problema motor", comienza a enumerar el abogado especialista, "Los mayores tienen espasticidad, que significa que el músculo no está relajado y hace movimientos aleatorios. También pueden tener pérdida de visión u oído. Además, como tienen que ir en silla de ruedas, los niños tienen problemas en la columna vertebral o cifosis en los pies".
Pero, sin duda, la consecuencia más grave puede ser que el niño fallezca, ya que, en ocasiones, la intensidad del proceso expulsivo del parto, con unas fortísimas contracciones, pueden provocar una falta de oxígeno en el feto. Afortunadamente los niños tienen muchas reservas para aguantar, pero, en ocasiones, esto no es suficiente.