1997: Esther Mª Reyes Diez llega, con solo 35 años de edad, a la presidencia del Colegio Oficial de Enfermería de Burgos, tras más de una década defendiendo a su profesión en el ámbito sindical; primero como secretaria provincial del sindicato profesional SATSE, y después desde la cúpula del Consejo Profesional de la Federación Europea de Sindicatos Públicos (Eurofedop). 16 de mayo de 2024: Esther Mª Reyes Diez traspasa los poderes a Raúl Soto Cámara y deja de ser la representante de las cerca de 2.600 colegiadas de la provincia después de casi 30 años.
La razón, explica a ConSalud.es, no es otra que la de “dar paso a savia nueva”: “Es un cambio de etapa lógico y, como se está viendo sereno. Además, yo también inicio otra etapa diferente en mi vida”. La enfermera del Hospital Universitario de Burgos (HUBU) y vicesecretaria del Consejo de Colegios Profesionales de Enfermería de Castilla y León deja tras de sí una fructífera etapa en la que ha logrado elevar el estándar de las enfermeras de la provincia y actualizar al máximo posible la profesión a las cada vez más complejas circunstancias actuales.
"Hablabas a tus propias compañeras de la carrera profesional y no sabían qué era eso"
“Piensa que, cuando yo llegué, en España todavía estaba el antiguo Insalud (Instituto Nacional de la Salud), y no existían las consejerías de sanidad de las comunidades autónomas. Aquí hay compañeras que no saben qué era eso”, recuerda Reyes Diez. “Aquello tenía sus ventajas y sus inconvenientes. Es verdad que estaba todo muy centralizado, pero también estaba más homologado. No había tantas diferencias en las distintas regiones de España de cara al profesional, en la forma de trabajar y sobre todo en las condiciones laborales”, añade.
Ahora, en cambio, la ya ex presidenta del Colegio Oficial de Enfermería de Burgos, que dejó de serlo hace algo más de una semana, cuando ganó las elecciones la candidatura única del mencionado Raúl Soto Cámara, lamenta que esa brecha en las condiciones laborales de las enfermeras de la provincia sí que se está notando, sobre todo al compararse con los autonomías limítrofes. “Tienen mejores condiciones, y les es más fácil irse por ejemplo a trabajar a Vitoria, que está a 40 kilómetros de Miranda; lo mismo ocurre con Cantabria o La Rioja”, asegura.
Pero, más allá de estas diferencias que la enfermera burgalesa “no veía tanto” cuando llegó al cargo -el Insalud desapareció en el año 2002-, los nuevos tiempos, a los que tanto han aportado tanto ella como el resto de colegios provinciales de España que han ido trabajando en pos de la profesión, han traído muchas cosas buenas. Por ejemplo, apunta Reyes Diez, la carrera profesional de las enfermeras: “Incluso le hablabas a tus propios compañeros de la carrera profesional y te respondían: ¿eso qué es? Todos estábamos igual, no había incentivos de ningún tipo”.
"Muchas enfermeras se tenían que meter en la carrera de Antropología para poder doctorarse"
Tampoco había especialidades, el famoso EIR -“cuando se estaba luchando por ello en Madrid, teníamos que empujar desde todas las provincias”-, ni las enfermeras podían doctorarse: “Para ello tenías que hacer otra carrera. Muchas enfermeras se metieron en Antropología porque te convalidaban los dos primeros años y solo hacías dos”. De hecho, aún a día de hoy, la profesión sigue dando muchos primeros pasos en este sentido, y actualmente solo hay dos enfermeras investidas doctoras Honoris Causa en nuestro país. La segunda, María Teresa Moreno Casbas, consiguió esta distinción hace apenas unos meses, después de doctorarse en el año 2007.
“En aquel entonces, las doctoras en enfermería españolas se podían contar con los dedos de una mano”, confirmaba la propia Moreno Casbas durante una entrevista concedida a este medio en el pasado mes de octubre. Cuando ella se doctoró en 2007, Esther Mª Reyes Diez cumplía una década como presidenta del Colegio de Enfermería de Burgos, época en la que todo empezó a cambiar “para bien y mucho”. “Ahora mismo, ya hay enfermeras que llevan consultas. Antes era imposible, siempre era el médico y necesitaba una enfermera al lado para hacerle todos los papeles”.
BURGOS, UNA PROVINCIA MUY PARTICULAR
En Burgos, una de las provincias de España que más adolecen el problema de la dispersión rural, el trabajo del Colegio se hizo más palpable si cabe. Con Reyes Diez a la cabeza, pasaron de tener como sede un viejo piso alquilado en una céntrica calle de la capital burgalesa a unas importantes instalaciones en la Avenida de los Reyes Católicos. No hay más que visitar la galería fotográfica de su página web para observar la asistencia que allí pueden recibir todas las enfermeras colegiadas de la provincia. Solo en 2023, informa el Diario de Burgos, se impartieron 50 cursos formativos gratuitos -presenciales y en línea-, se resolvieron 205 consultas en la asesoría jurídica, 150 en la fiscal y se realizaron 1.141 declaraciones de la renta: “Cuando yo llegué, la asesoría jurídica estaba una semana en el Colegio. Ahora está tres”.
“Desgraciadamente, no nos han regalado nada. Las enfermeras de Burgos tienen sus funciones y su trabajo en Burgos, no en Madrid ni en Valladolid. Hemos conseguido que en el Hospital de Burgos hagan contratos más largos, lo que ha estabilizado a mucha gente que se quería quedar aquí”, resalta la enfermera, que reivindica, no obstante, el déficit de profesionales en una provincia muy envejecida: “La zona norte de la provincia se pone fatal en invierno, son nueve meses malos, y hay muchos consultorios a los que llegar no es nada fácil. Son problemas que se agudizan más en Burgos, donde la población está concentrada en las ciudades, pero los pueblos quedan muy aislados”.
"Los problemas se agudizan más en Burgos, donde la población está concentrada en las ciudades, pero los pueblos quedan muy aislados”
Y no solo en los hospitales, centros de salud y consultorios locales -Castilla y León es, con diferencia, la comunidad autónoma de España que más tiene- de Burgos. “También tenemos bastantes residencias de la tercera edad, tanto públicas como privadas, y allí se nota mucho. Ni te quiero decir ya las condiciones o el intrusismo”, denuncia Reyes Diez, a quien, a partir de este mismo jueves, le tocará ver los toros desde la barrera: “Me da mucha pena, y así lo digo cuando me preguntan. Pero también lo veo como una oportunidad de hacer cosas que nunca había podido hacer por mi dedicación al Colegio, al trabajo y a mi familia”.
“A veces era complicado compaginarlo todo, y quería llegar a más cosas de las que realmente podía, porque el puesto de presidenta no es de dedicación exclusiva ni está remunerado. Pero tampoco lo tengo como algo malo; al contrario, he tenido muchos momentos buenos, y de hecho ahora hay bastantes compañeras que me recuerdan momentos en los que las he ayudado y que yo ni recordaba. Lo mejor ha sido eso, trabajar por mi profesión, por mis compañeras, y poder aportar mi granito de arena en lo que fuera posible”, sentencia la ex presidenta del Colegio de Enfermería de Burgos.