La esperanza de vida es un indicador del progreso social entre las poblaciones que sufren un envejecimiento rápido. Las enfermedades son la principal causa de muerte. Entre ellas destacan las muertes por enfermedades cardiovasculares (ECV) y cáncer convirtiendose en factores clave para extender aún más la esperanza de vida en el continente europeo, aunque las mejoras varían notablemente según el país, el sexo y el tiempo.
Debido a la disminución de la mortalidad por enfermedades cardiovasculares y cáncer, se calcula que en los últimos 25 años la esperanza de vida en Europa ha aumentado en 28 países según los datos de una investigación de la Agencia internacional para la Investigación del Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) perteneciente a la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Esta investigación, publicada en 'European Journal of Epidemiology' y realizada en colaboración con el Instituto Nacional de Oncología de Hungría, proporciona un análisis en profundidad de los avances en la esperanza de vida durante el último cuarto de siglo que son atribuibles al progreso en el control de las enfermedades cardiovasculares (ECV) en comparación con los tipos de cáncer comunes en cada uno de los 28 países europeos y en Europa en general de 1995 a 2019.
Se ganaron 2,26 años con la disminución de la mortalidad por ECV frente a 1,07 años por la disminución de la mortalidad por cáncer
El estudio también contrasta los aumentos en la esperanza de vida en los países fundadores de la Unión Europea (UE) con los de los países que accedieron a la UE en 2004. Entre los hombres, la disminución de la mortalidad por ECV en los países fundadores de la UE contribuyó en mayor medida al aumento de la esperanza de vida en relación con la disminución de la mortalidad por cáncer: se ganaron 2,26 años con la disminución de la mortalidad por ECV frente a 1,07 años por la disminución de la mortalidad por cáncer.
Por otra parte, en los países del que accedieron a la UE en 2004, se ganaron 2,23 años con la disminución de la mortalidad por enfermedades cardiovasculares, frente a 0,84 años con la disminución de la mortalidad por cáncer.
Entre las mujeres de los países fundadores de la UE, el aumento de la esperanza de vida de 1,81 años fue atribuible a la disminución de la mortalidad por enfermedades cardiovasculares, frente a los 0,54 años de la disminución de la mortalidad por cáncer; en los países que accedieron en 2004, los aumentos de 2,33 años fueron atribuibles a la disminución de la mortalidad por enfermedades cardiovasculares, frente a 0,37 años por la disminución de la mortalidad por cáncer.
El cáncer de pulmón y de estómago en los hombres y el cáncer de mama en las mujeres fueron impulsores clave de los aumentos en la esperanza de vida debido al cáncer en general, aunque el aumento de las tasas de mortalidad por cáncer de pulmón disminuyó el impacto potencial del aumento de la esperanza de vida femenina en los dos países fundadores de la UE como Francia, España, y Suecia y los países del A10 como Croacia, Hungría y Eslovenia, especialmente entre cohortes de 55 a 70 años.
La brecha de esperanza de vida entre los dos conjuntos de países se ha reducido de 6,22 a 5,59 años en los hombres, y de 4,03 a 3,12 años en las mujeres
A lo largo de los 25 años, la brecha de esperanza de vida entre los dos conjuntos de países se ha reducido de 6,22 a 5,59 años en los hombres, y de 4,03 a 3,12 años en las mujeres, con la disminución de la mortalidad femenina por enfermedad cardiovascular como factor determinante.
Estos resultados ponen de relieve la existencia continua de una brecha en la esperanza de vida entre Europa oriental y Europa occidental. El crecimiento económico continuo y la mejora de la atención sanitaria han dado lugar a descensos constantes de la mortalidad por enfermedades crónicas en los países fundadores de la UE, mientras que las tendencias de mortalidad menos favorables en los países que accedieron a la UE en 2004 implican mayores desafíos económicos y de atención sanitaria, y una falta de implementación de políticas sanitarias eficaces.