En el marco de la celebración del Día Mundial del Sueño, que se celebra el 14 de marzo, la jefa del servicio de Neurofisiología del hospital Ribera Povisa, la doctora Aranzazu García, advierte de que “actualmente se duerme menos y peor” cuando “el sueño es esencial para la vida y es la base de numerosas funciones tanto fisiológicas como psicológicas”.
El Día Mundial del Sueño se celebra este año bajo el lema “Haz de la salud del sueño una prioridad” y la especialista hace hincapié en la importancia de un sueño de calidad en funciones como “la reparación de los tejidos, el crecimiento, la consolidación de la memoria y el aprendizaje”.
“Existen causas muy particulares en cada persona para desencadenar un problema con el sueño, pero también hay razones sociales como los horarios, el estrés o el uso de pantallas”, apunta la doctora García. “Hay diversas alteraciones que nos impiden tener un sueño reparador, además de las mencionadas anteriormente, como la ansiedad, la contaminación acústica, o malos hábitos, como puede ser cenas copiosas, tomar alcohol, café o el tabaco o realizar ejercicio antes de dormir”.
“Los trastornos del sueño más frecuentes que vemos en consulta son el insomnio, el síndrome de apnea del sueño, y síndrome de piernas inquietas”
Los trastornos del sueño son una entidad clínica con gran impacto sanitario y socioeconómico. Pueden producir múltiples síntomas que interfieren en el funcionamiento físico, mental y emocional del paciente.
“Los trastornos del sueño más frecuentes que vemos en consulta son el insomnio, el síndrome de apnea del sueño, y síndrome de piernas inquietas”, explica la jefa del servicio de Neurofisiología de Ribera Povisa. “Los pacientes habitualmente acuden al especialista por presentar una incapacidad aguda o crónica para dormir adecuadamente durante la noche, o por reportar fatiga crónica pudiendo quedarse dormido incluso conduciendo o en el trabajo. También acuden por manifestaciones conductuales anormales en el sueño mismo”.
Por otra parte, estudios epidemiológicos indican que la falta de sueño puede desempeñar un papel importante en el aumento de la prevalencia de la diabetes y obesidad. “Una noche de sueño inadecuado aumenta aún más la presión arterial en las personas que ya padecen de hipertensión. Esto podría ser un factor importante que explicase el mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares en las personas que duermen poco”, apunta la doctora García.
“Existen consecuencias muy importantes debido a la falta de sueño como la depresión, dificultad de concentración, somnolencia diurna, cansancio constante, accidentes de tráfico y laborales, irritabilidad, dificultades de memorización y desorientación espacial”, añade.
En la Unidad del Sueño del Hospital Ribera Povisa se realizan estudios polisomnográficos, TLM (Test de Latencias Múltiples) y electroencefalograma con videometría simultánea, que permiten monitorizar al paciente mientras duerme y evaluar su patrón de sueño con registros de las ondas cerebrales, niveles de oxígeno en sangre así como la frecuencia cardíaca y respiratoria, entre otros parámetros, para llegar a un diagnóstico preciso.