En cualquier profesión se nota la escasez de efectivos durante la época estival, pero en las sanitarias, por razones lógicas de asistencia al paciente, el impacto es aún mayor. Por eso, desde el Consejo General de Enfermería (CGE) alertan: España, con una ratio muy por debajo de la de la mayoría de países de nuestro entorno, está expuesta a mayores riesgos, complicaciones, reingresos, efectos adversos e incluso fallecimientos en verano.
Así lo constatan, recuerda Florentino Pérez Raya, presidente del CGE, numerosos estudios científicos “nacionales e internacionales” publicados a lo largo de los últimos años. “Una gran parte de la profesión tiene que convivir con contratos precarios de días -e incluso horas- y en condiciones indignas, llegando a acumular cientos de contratos laborales en un mismo año. En ocasiones, al llegar el verano, en lugar de poder disfrutar del merecido descanso, cuando la presión asistencial aumenta se anulan o aplazan sus vacaciones”, denuncia Pérez Raya.
“Esta escasez de enfermeras está provocando efectos indeseados no sólo en la profesión, que trabaja de forma permanente con una sobrecarga asistencial que se vive como algo normalizado en nuestro día a día, cuando se trata de una situación que debería ser excepcional, sino que también parece olvidarse que ello pone en grave peligro la seguridad de los pacientes”, insiste el presidente del CGE, máximo representante de un colectivo que solo tiene por detrás a cinco países de Europa en lo que a número de profesionales se refiere.
“Una gran parte de la profesión tiene que convivir con contratos precarios de días -e incluso horas- y en condiciones indignas, llegando a acumular cientos de contratos laborales en un mismo año"
Son, en concreto, Polonia, con 5,64 enfermeras por cada 100.000 habitantes; Rumanía, con 4,32; Chipre, con 4,04; Eslovenia, con 3,78; y Bulgaria, con 3,34. La de España, en cambio, es de 6,16, puesto 21 de 26. “Desde el Consejo General de Enfermería venimos denunciando desde hace muchos años la grave escasez de enfermeras que tenemos en nuestro país. Este déficit ya es estructural en todo el sistema sanitario”, apunta Pérez Raya, añadiendo que, según los últimos datos del Instituto de Investigación Enfermera del Consejo General de Enfermería, necesitarían aumentar el número de enfermeras en 95.000 para equipararse al resto de ratios.
Lejos quedarían todavía países como Noruega (principal destino de las enfermeras españolas que emigran, 336 solo el año pasado), Austria o Islandia, con ratios de 21,68, 19,15 y 17,25 enfermeras por cada 100.000 habitantes, respectivamente. De cara al verano, la situación de la Atención Primaria puede ser dramática si no se toman medidas. “Los servicios de salud de las comunidades autónomas, al adecuar la oferta a la reducción de la demanda asistencial durante el periodo estival, se olvidan de la grave situación de escasez de enfermeras que sufre nuestro país, que, unido a este cierre de camas, provoca un incremento de la sobrecarga asistencial que han de afrontar en su día a día las enfermeras, lo que pone en grave riesgo la seguridad de los pacientes”, concluye el CGE.