Un equipo de investigación del Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid (ICMM-CSIC), ha descubierto cómo las células tienen una respuesta diferente si se les aplica una frecuencia alta o una baja. Gracias a este descubrimiento, han sido capaces de caracterizar el comportamiento mecánico de una célula de mamífero para poder tratarla mejor cuando está enferma o para impedir que lo haga. Este estudio, según los científicos se posiciona como “un paso esencial para el avance de la nanomedicina en enfermedades como las lesiones de la médula espinal”
El autor principal del estudio, publicado en la revista "Small", Ricardo García, ha explicado: “En fisiología y medicina buscan desarrollar marcadores nanomecánicos a nivel celular, que es el elemento más pequeño a nivel biológico. Pero para poder saber qué marcador usar se necesita entender qué elementos de la célula reaccionan cuando interactúas con ella”.
Por ello, el trabajo ha utilizado la tecnología de la microscopía de fuerza atómica (aquella que tiene capacidad para estudiar elementos al nivel más pequeño, el átomo), y ha observado cómo cuando se aplica sobre una célula una fuerza a una frecuencia baja (1 hercio), la respuesta de ésta está dominada por sus elementos sólidos (la membrana y la corteza). Sin embargo, cuando se le aplica dicha fuerza a una frecuencia alta, de 100 hercios, la respuesta mecánica de la célula pasa a estar dominada por los elementos líquidos, el citosol.
“Se produce un proceso físico entre elementos sólidos y líquidos, pero no tiene por qué estar relacionado con la salud de esa célula”
Además, este equipo ha podido observar que ese ablandamiento y fluidización de las células ante estímulos a altas frecuencias no parecen indicar ningún cambio en su estructura. “Se produce un proceso físico entre elementos sólidos y líquidos, pero no tiene por qué estar relacionado con la salud de esa célula”, matiza García.
El estudio se enmarca dentro del proyecto Piezo4Spine, que busca curar las lesiones medulares y está coordinado por la investigadora del ICMM-CSIC Conchi Serrano y financiado por la Unión Europea. Ahora, sabiendo que los elementos sólidos de las células son los que están más relacionados con el desarrollo de enfermedades, y que estos elementos sólidos son los que dominan la respuesta de dicha célula ante interacciones a frecuencias bajas, este equipo de trabajo podrá enfocar el desarrollo de marcadores nanomecánicos de una forma mucho más precisa.
“Estos hallazgos proporcionan la descripción más fundamental de la respuesta mecánica de una célula de mamífero en función de la frecuencia o velocidad de la deformación”, concluye García, que añade que cualquier análisis mecanobiológico de una célula en función de un estímulo mecánico “debe considerar explícitamente la interacción entre los componentes sólidos y líquidos de la célula”.