Los enfermeros de Salud Mental son un pilar fundamental a la hora de detectar conductas autolesivas entre los más jóvenes. Por ello, el Consejo General de Enfermería ha publicado materiales dirigidos tanto a profesionales como a padres y menores, con el objetivo de ayudar a detectar estas conductas y dar pautas para controlar la situación.
En las últimas décadas, numerosos estudios han alertado del incremento de las conductas autolesivas entre los jóvenes. Sin embargo, tras la pandemia, el número de casos ha crecido aún más, dejando un 18% de los adolescentes en los países occidentales que se infligen autolesiones en algún momento de su desarrollo.
Por ello, el CGE ha dedicado un programa de "Cuídate con tu enfermera" a consejos para frenar la conducta autolesiva. En él, la enfermera de Salud Mental, Nieves Monleón, se dirige a los jóvenes con consejos para aprender a escuchar su cuerpo y anticiparse a la conducta autolesiva mediante habilidades de supervivencia a la crisis.
Nieves Monleón: “Llama la atención que cada vez más estamos viendo casos de autolesiones en niños y adolescentes que no presentan ningún tipo de patología psiquiátrica de base"
Las conductas autolesivas son estrategias disfuncionales para afrontar las emociones intensas y arrolladoras. Así, producen un alivio inmediato del malestar, pero acaban provocando más sufrimiento. Se trata de acciones que pueden ser realizadas por exceso o por defecto.
En el caso de aquellas que se realizan por exceso, destacan las autolesiones producidas por cortes con o tijeras, el rascado compulsivo o las sobreingestas medicamentosas, entre otras. A pesar de ser las que más se asocian con las conductas autolesivas, no son las únicas. Los atracones, compras compulsivas, conductas sexuales de riesgo, tirones de pelo o quemaduras también son consideradas autolesiones.
Por otro lado, las autolesiones por defecto engloban conductas como los trastornos alimentarios, el absentismo escolar o el abandono terapéutico. “Las que más vemos están relacionadas con las restricciones alimentarias, que han aumentado muchísimo, sobre todo tras la pandemia”, añade Nieves Monleón.
Las conductas autolesivas afectan a personas vulnerables que suelen proceder de familias desestructuradas o con problemas. Sin embargo, detrás de ellas puede haber alguna patología psiquiátrica como trastornos de la personalidad, de la conducta alimentaria o trastorno bipolar.
“Llama la atención que cada vez más estamos viendo casos de autolesiones en niños y adolescentes que no presentan ningún tipo de patología psiquiátrica de base. En estos casos, lo hacen como forma de gestión emocional disfuncional, es decir, no han aprendido a gestionar las emociones”, comenta la enfermera.
Nieves Monleón: "En cuanto les enseñamos a identificar las emociones suelen responder y enseguida se reduce la frecuencia de las autolesiones y piden ayuda”
Los signos de alerta pueden ser desde muy visibles hasta pasar completamente desapercibidos. Algunos de ellos son la pérdida brusca de peso, vestir prendas de manga larga cuando la época del año o el tiempo no lo justifica o la aparición de tristeza o ansiedad.
En caso de detectar alguno de ellos, es fundamental preguntar al paciente. "Para ello, es importante que hayamos creado un vínculo terapéutico con él. Tenemos que conseguir que se sienta comprendido, escuchado y respetado y a partir de ahí podemos empezar a explorar cómo maneja el malestar y llegado el momento preguntarle directamente si se autolesiona”, sugiere la experta.
Las enfermeras de Salud Mental son una parte importante del proceso de recuperación de estos pacientes. Los cuidados enfermeros son esenciales por la cercanía que tienen con los pacientes, lo que contribuye a la eficacia de las intervenciones. "En cuanto les enseñamos a identificar las emociones, a darse cuenta de qué es lo que dispara su conducta y a escuchar su lenguaje del cuerpo suelen responder y enseguida se reduce la frecuencia de las autolesiones y piden ayuda”, concluye Nieves Monleón.