Los profesionales sanitarios son uno de los principales colectivos a los que las autoridades sanitarias recomiendan vacunarse frente a la gripe cada año. No solo porque su actividad les impulsa a estar más expuestos al virus que otros profesionales, sino sobre todo porque tienen más posibilidad de transmitirlo a otros grupos poblacionales considerados de riesgo como, por ejemplo, las embarazadas o las personas con enfermedades crónicas. No obstante, según El Gripómetro, el estudio demográfico sobre vacunación antigripal que Sanofi Pasteur realiza cada año en España, un mes después de iniciarse la campaña 2019-2020, sólo uno de cada cuatro profesionales de Atención Primaria se ha vacunado frente a la gripe estacional; siendo el gremio de los enfermeros y las enfermeras el que más se ha protegido hasta la fecha, con un 30,3% de afirmaciones. Un porcentaje que desciende hasta el 24% en el caso de los médicos.
Los discretos datos registrados contrastan con la percepción que tienen estos profesionales sobre la cobertura entre sus colegas, tanto en general como en su centro de trabajo. Pues estiman que es mayor del 50%; una cifra muy por encima de la real e incluso superior al objetivo fijado por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social: llegar e incluso sobrepasar el 40% del personal sanitario protegido.
En palabras del doctor Federico Martinon, jefe de Pediatría del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela e investigador del Grupo de Genética, Vacunas, Infecciones y Pediatría (Genvip), "la percepción que se tiene de la vacunación entre los profesionales sanitarios es, probablemente, fruto del sentido común, pero en cualquier caso los datos de vacunación reales continúan distando mucho de los ideales". Según el experto, "a pesar de que la recomendación a los profesionales sanitarios lleva años realizándose desde las sociedades científicas y las asociaciones profesionales, las coberturas vacunales de este colectivo continúan siendo preocupantes". Y añade: "La vacunación antigripal permite protegernos a nosotros mismos, a nuestros pacientes y al resto de la población, es una cuestión de necesidad, de ética y de ejemplaridad".
"La vacunación antigripal permite protegernos a nosotros mismos, a nuestros pacientes y al resto de la población, es una cuestión de necesidad, de ética y de ejemplaridad"
Sin embargo, este colectivo se muestra convencido de la necesidad de vacunarse. Según El Gripómetro, el 97% de los profesionales sanitarios de Atención Primaria considera "bastante" o "muy importante" la prevención de la gripe a través de la vacuna entre el colectivo. En este sentido, las principales razones que esgrimen quienes ya se han vacunado son: protegerse a sí mismos (se ven como el grupo de población más vulnerable) y velar por la salud de sus pacientes, lo que confirma la confianza en la efectividad de la vacuna. Para motivar a sus colegas, abogan por seguir haciendo hincapié en la efectividad de la vacuna y valoran muy positivamente las actividades de concienciación que se realizan en los centros de salud.
Además, la gripe es percibida entre los sanitarios como una enfermedad grave en personas con enfermedades pulmonares, inmunosupresión, cáncer y cardiopatías. En general, los médicos se muestran algo más conscientes que los enfermeros sobre lo grave que puede llegar a ser. Por otro lado, destaca la actitud proactiva que tienen los profesionales del colectivo a la hora de promover la vacunación frente a la gripe entre los distintos grupos considerados de riesgo: mayores de 65 años, embarazadas y personas con enfermedades crónicas. Sin embargo, en el caso de los niños, sólo dos de cada diez recomiendan o insisten en su vacunación frente a la gripe.
Desde la puesta en marcha de El Gripómetro 2019-2020 el pasado 21 de noviembre, los datos se actualizan de forma semanal durante toda la campaña de vacunación frente a la gripe en España. Unos datos que se pueden consultar en todo momento a través de este enlace.
ACERCA DE LA GRIPE
La gripe es una enfermedad vírica altamente infecciosa que produce epidemias cada año. El virus de la gripe se transmite con facilidad de una persona a otra a través de las pequeñas partículas expulsadas al toser o estornudar y por propagación indirecta al entrar en contacto con manos u objetos contaminados. El tiempo de incubación oscila entre uno y cinco días, con un promedio de dos días.
Hay tres tipos de gripe estacional: A, B y C (el tipo C ocurre con mucha menos frecuencia que los tipos A y B y causa una enfermedad respiratoria leve). Los virus de la gripe tipo A se clasifican en subtipos, según diferentes combinaciones de antígenos de la superficie vírica (hemaglutinina y neuraminidasa): actualmente, los subtipos A (H1N1) y A (H3N2) son los responsables de las epidemias estacionales. La gripe B es más estable que la gripe A, con menor desviación antigénica y consecuente estabilidad inmunológica, aunque con los años, la distancia genética de los linajes de la gripe B está aumentando y actualmente ya causa una carga clínica y económica significativa. Se conocen dos linajes antigénicamente distintos de virus de la gripe B: B/Yamagata y B/Victoria.
El virus de la gripe se transmite con facilidad de una persona a otra a través de las pequeñas partículas expulsadas al toser o estornudar y por propagación indirecta al entrar en contacto con manos u objetos contaminados
La gripe constituye una carga socioeconómica sustancial para la sociedad en términos de recursos sanitarios destinados a su atención, como el aumento del número de consultas, hospitalizaciones, tratamientos de complicaciones clínicas y un mayor consumo de medicamentos y de absentismo laboral.
Durante la temporada gripal, la demanda asistencial aumenta considerablemente. Según diferentes estudios, el coste asociado a una temporada de gripe en un país como España podría superar los 1.000 millones de euros. En promedio, cada caso de gripe originaría 5-6 días de actividad limitada, 3-4 días de restricción de actividad en cama y alrededor de tres días de absentismo laboral.
ACERCA DE LAS VACUNAS FRENTE A LA GRIPE
Las vacunas contra la gripe pueden ser inactivadas (elaboradas con virus inactivados por métodos físicos o químicos) o bien atenuadas (elaboradas a partir del virus debilitado).
Desde la temporada pasada, la OMS recomienda el uso de la vacunación antigripal tetravalente en lugar de la trivalente, ya que ofrece una protección más amplia. Y es que si bien las vacunas trivalentes contienen las dos cepas del virus tipo A (los subtipos H1N1 y H3N2) y el linaje tipo B más representativo del virus en circulación (Victoria o Yamagata), las tetravalentes contienen tanto las dos cepas del virus A como las dos del virus B; lo que representa un nivel de protección más óptimo. De hecho, se estima que, en España, la eficacia de las vacunas trivalentes contra la gripe no ha sido la esperada en cinco de las últimas 10 temporadas, ya que el linaje predominante de la gripe B no coincidió con el de la composición de la vacuna.
La OMS recomienda el uso de la vacunación antigripal tetravalente en lugar de la trivalente, ya que ofrece una protección más amplia
Según el Consejo Europeo, la vacunación representa una de las herramientas de salud pública más efectivas y, de hecho, coste-efectivas. Además, el consejo alienta a los países de la UE a que ofrezcan una vacunación apropiada a los grupos de población considerados de "riesgo" en términos de enfermedades específicas y consideren la inmunización más allá de la infancia y la niñez mediante la creación de programas de vacunación a lo largo de toda la vida.