La guerra de Ucrania ha hecho que miles de personas tengan que abandonar sus hogares en buscar de un lugar seguro alejado de las bombas y el conflicto armado. La ayuda humanitaria internacional se ha volcado con el pueblo ucraniano. Es el caso de las enfermeras valencianas Sara Sbaa y Rosa Morant, que recientemente, han viajado a este país en una caravana organizada por la ONG ‘Bombers pel món’ y ‘Bomberos forestales’.
En una semana, organizaron un convoy formado por cinco coches: uno cedido por protección civil de Valencia, dos por los Bomberos de Valencia y otros dos coches particulares. Tras dos días y medio de viaje, llegaron a la localidad de Przemyśl, en Polonia, a 14 kilómetros de la frontera con Ucrania, para entregar material sanitario y ayudar a 24 refugiados a salir del país y llegar a España. “Llevábamos de todo: material sanitario, donaciones, EPIs, algo de comida, desinfectantes, kits de sutura…” comenta Rosa Morant a ConSalud.es, a la vez que añade que lo que más le impactó fue "ver a familias normales, como tú y como yo, que por culpa de la guerra lo han perdido todo".
Según informa el Colegio de Enfermería de Valencia, la motivación de Sara y Rosa ha sido ayudar de forma altruista. Y es que si estas enfermeras estuviesesn "en la misma situación que en Ucrania, nos gustaría encontrar a personas que realizaran la misma ayuda que estamos prestando”.
“Íbamos a ayudar a 24 refugiados, pero al final fueron 24+3", explica Rosa. "Cuando estuvimos en la estación de tren de Cracovia, que estaba super saturada, un compañero vio a una mujer con dos bebés, que llevaba tres días intentando coger un billete de tren”.
A raíz de esta situación, esta joven enfermera especializada en emergencias y catástrofes y sus compañeros comenzaron a "mover hilos" para intentar ayudar a esta familia, que llevaba días durmiendo en un polideportivo habilitado para los refugiados. "Iban a las seis de la mañana con los niños para conseguir un billete pero era imposible. Uno de los niños estaba deshidratado y no comía desde hacía días. Tendrían uno y dos años como mucho”.
Los bomberos y las enfermeras consiguieron habilitar una de las furgonetas para añadir un asiento más y, gracias a que los niños más pequeños viajaron en el mismo asiento durante un pequeño trayecto, consiguieron ayudar a esta familia. “Cuando le dijimos que viniera con nosotros, se echó a llorar. La llevamos a un lugar seguro, a una localidad cercana, donde tenía una amiga. Fue muy emotivo y a la vez agridulce, ver la situación en la que estaba esa madre sola con sus bebés”, explica Rosa, a la vez que recuerda que tanto en la estación como en la frontera, principalmente había niños, mujeres y personas mayores.
NUEVA VIDA EN ESPAÑA
A la llegada a España, cada una de las familias ha tomado un rumbo diferente. Una de ellas ha sido acogida por una organización de la iglesia en Barcelona, mientras que una madre y una hija fueron trasladadas a Torrent, en Valencia, donde tenían un familiar. El resto, partieron recientemente a las provincias de Zamora y Salamanca, donde serán atendidas por la ONG Bomberos Acción Norte y los ayuntamientos de cada localidad.
Para Morant, ha sido un viaje difícil, tanto a nivel psicológico, como de tiempo, ya que son muchas horas de viaje. Con todo, esta enfermera, que se define a sí misma como “muy inquieta”, prevé seguir ayudando de forma altruista. “Tenemos pensado ir a Nicaragua, a formar en materia sanitaria a los bomberos de allí y donar material, como ya hicimos en el Sahara”, concluye.