Las enfermeras que trabajan en instituciones penitenciarias se enfrentan a una realidad particularmente difícil, calificada de “dramática” y en la que el colectivo denuncia inseguridad legal y un aumento de los problemas psicológicos de estas enfermeras. En declaraciones a ConSalud.es, Eusebio Espuela, presidente de la Asociación Nacional de Enfermeros de Instituciones Penitenciarias (ANEP), define la situación actual como “crítica debido al sentimiento generalizado de estar abandonados a nuestra suerte”.
Ante la reciente convocatoria de plazas publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE), que prevé aumentar en 27 el número de enfermeras en el Cuerpo de Enfermería de las prisiones, Espuela reconoce que cualquier incremento en las plazas es bienvenido: "El colectivo de enfermería siempre valora positivamente las plazas que puedan convocarse con el fin de completar la Relación de Puestos de Trabajo (RPT) de los centros", señala. Sin embargo, critica que no se contraten efectivos adicionales durante los períodos vacacionales o ante bajas de larga duración, lo que genera una sobrecarga laboral para quienes permanecen en activo. "En algunos centros, la situación es dramática", añade Espuela, enfatizando que muchos profesionales tienen que “renunciar obligatoriamente a su vida familiar y social” por la falta de personal.
Espuela recuerda que este colectivo sanitario trabaja con una población compleja, lo que sumado a la falta de médicos en muchos centros, ha generado una sensación de inseguridad laboral. Esta situación afecta en la actualidad a la salud mental de muchos profesionales, como se evidenció en la 1ª Jornada Nacional de Enfermería Penitenciaria en Madrid. Además, Espuela lamenta la falta de empatía de las direcciones de los centros y de otros colectivos profesionales con los que colaboran diariamente y afirma: "Existe un sentimiento de abandono por parte del Ministerio de Interior".
"Es una necesidad que se reconozca sobre el papel lo que ya venimos haciendo desde hace muchos años de una forma no regulada"
Además, Espuela alude al “sentimiento de falta de lucha” por los problemas de las organizaciones sindicales, lo que indica, deja constancia de pertenecer a un colectivo minoritario, denunciando: “Han decidido luchar por mejoras del colectivo mayoritario (funcionarios de vigilancia), dejándonos históricamente al margen de cualquier mejora laboral de la enfermería penitenciaria”.
Uno de los puntos clave para mejorar la situación de las enfermeras penitenciarias es la actualización de sus competencias profesionales. "Es una necesidad para que se reconozca sobre el papel lo que ya venimos haciendo desde hace muchos años de una forma no regulada", sostiene Espuela. Explica que en 2019, los propios profesionales trabajaron en la creación de un documento marco de competencias, que fue aprobado por la Asamblea General del Consejo General de Enfermería de España y publicado en el BOE en enero de 2020. Sin embargo, cuatro años después, el Ministerio del Interior aún no ha reconocido oficialmente dichas competencias. Espuela critica la falta de acción en este sentido: "No se entiende por qué no se trabajó por derogar el artículo 324 del Reglamento Penitenciario de 1981".
Para Espuela, existen medidas claras que deben tomarse para mejorar las condiciones laborales de las enfermeras en las prisiones. Entre ellas, destaca la derogación del artículo mencionado, la implementación de un complemento específico adaptado a la realidad del trabajo en prisiones, la remuneración de las guardias así como la regulación de los procedimientos estandarizados que permitan desarrollar su trabajo con una seguridad jurídica, ante la ausencia de médicos en los centros penitenciarios. "Estas cuatro demandas se consideran imprescindibles para sentirnos profesionalmente respetados y dignificados", sentencia.
“El valor de las guardias es humillante teniendo en cuenta que trabajamos en un entorno que conlleva una peligrosidad evidente”
El presidente de ANEP también destaca las diferencias entre las condiciones de las enfermeras penitenciarias y las de otros sectores de la enfermería, creando una situación del colectivo "claramente discriminatoria". Explica que las enfermeras penitenciarias no disfrutan de la Carrera Profesional reconocida en muchas comunidades autónomas, a lo que se añade “una desconexión con los sistemas informáticos de los mismos que nos aísla sanitariamente de la historia clínica digital de nuestros pacientes”.
Además denuncia la existencia de una diferencia en sueldos y hora de guardia, “teniendo en cuenta que trabajamos en un entorno que conlleva una peligrosidad evidente”, apunta Espuela. Califica el valor actual considera "humillante", indicando que actualmente las horas de guardia en los centros penitenciarios se pagan a 13,08 euros para guardias de presencia física y a 6,01 euros para guardias localizadas.
Finalmente, Espuela señala que, aunque ha habido reuniones con la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, los avances han sido escasos. "Las buenas palabras siempre han estado presentes, pero no han salido soluciones reales que contribuyan al aumento de la motivación de un colectivo históricamente olvidado", concluye.