El déficit de enfermeras, más allá de la mera logística hospitalaria, es un desafío que afecta a la seguridad de los pacientes y a la calidad de la atención sanitaria. Para abordarlo, los expertos reclaman cambios estructurales, como la reclasificación de este colectivo al grupo A1, que no solo les otorgaría mayor liderazgo, sino que también abriría la puerta a una mayor participación política en la toma de decisiones. Señalan que a largo plazo, la inversión en políticas que fortalezcan el papel de las enfermeras no solo contribuirá a mejorar las condiciones laborales de este colectivo, sino que también garantizará un sistema sanitario más robusto y seguro para todos.
En declaraciones a ConSalud.es, Héctor Nafría Soria, enfermero gestor y asociado de la Asociación Nacional de Directivos de Enfermería (ANDE), sostiene que “las enfermeras sufrimos una anomalía histórica al encuadrarnos en un grupo que no se corresponde con nuestra formación. La reclasificación podría suponer acceder a puestos de gestión hasta el momento no permitidos en nuestra categoría y reservados para otras categorías”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) insta a reforzar el papel de las enfermeras en la formulación de políticas de salud, destacando la importancia de su participación activa para garantizar una atención equitativa y adaptada a las necesidades de la población. En esta línea, Nafría propone en un artículo de la UAM diversas estrategias para mejorar las competencias políticas de las enfermeras, explorando enfoques que optimicen su participación en la toma de decisiones clave, con un análisis detallado de cada propuesta. En dicho artículo, se proponen diversas estrategias para potenciar estas habilidades, basadas en los conocimientos adquiridos en el Diploma de Experto en Comunicación Pública, Divulgación de la Ciencia y Asesoramiento Científico de la Universidad Autónoma de Madrid.
“Es fundamental que las enfermeras participemos en el asesoramiento científico a las políticas públicas debido a nuestra experiencia única y conocimiento de primera mano del sistema de salud”
En los puestos de gestión, "las enfermeras podríamos resolver problemas relacionados con las personas y comunidades relacionados con la salud, que debido a nuestra formación podemos detectar mejor que otros profesionales”, asegura el experto. “Además, nuestro enfoque científico nos coloca en una posición privilegiada para la toma de decisiones en salud en todos los ámbitos”, añade.
“La clave es que las enfermeras al tomar decisiones políticas al más alto nivel, pueden incorporar una cultura del cuidado en todas las esferas: en las políticas públicas, las instituciones educativas o el trabajo,lo que conllevaría mejorar la ‘visión social’ de nuestra profesión”, explica Nafría.
Recuerda que el asesoramiento científico es todo aquel proceso que moviliza y utiliza el conocimiento científico y tecnológico para informar las políticas públicas. “Es fundamental que las enfermeras participemos en el asesoramiento científico a las políticas públicas debido a nuestra experiencia única y conocimiento de primera mano del sistema de salud. Comprender cómo funcionan las políticas públicas, el sistema institucional o el reparto de poderes, pueden ayudar al colectivo para entender cómo se emplean los recursos públicos y así poder diseñar soluciones concretas a problemas de carácter colectivo”, detalla Nafría.
“Las enfermeras no deben ser meras espectadoras, sino protagonistas en la creación de políticas que promuevan el bienestar colectivo”
Fomentar las competencias políticas de las enfermeras es esencial, según el experto, para que puedan influir en las políticas de salud y defender los derechos de los pacientes, así como mejorar los sistemas de atención. “Formar en comunicación política o comunicación de crisis, desarrollo de liderazgo, creación de plataformas de participación… Es necesario y nuestras instituciones deberían comenzar a pensar en ello”, reclama.
La inclusión de estas competencias en los planes de estudio de grado y posgrado es esencial para capacitar a las enfermeras como agentes activos en el ámbito político, reclama Nafría. “No deben ser meras espectadoras, sino protagonistas en la creación de políticas que promuevan el bienestar colectivo”.
“Involucrar a las enfermeras en el asesoramiento científico para la formulación de políticas públicas es clave para desarrollar sistemas de salud más equitativos, eficientes y centrados en las personas”, asegura Nafría, que concluye: “Fomentar una cultura de apreciación del cuidado es clave para una sociedad más inclusiva y equitativa, donde se aprecien y respeten las necesidades y vulnerabilidades de todos. Y quien mejor que las enfermeras para ello”.