La sede del Consejo General de Enfermería (CGE), en Madrid, ha sido el lugar elegido para acoger este martes 8 de abril la presentación del libro ‘El Consejo General de Colegios Oficiales de Enfermería de España: Origen y Evolución’, que recopila la historia de la profesión en nuestro país desde mediados del siglo XIX. Escrito a dos manos por Carlos C. Álvarez Nebreda, enfermero, licenciado en documentación y doctor por la Universidad Complutense, y José Antonio Ávila Olivares, también enfermero y expresidente del Consejo de Enfermería de la Comunidad Valenciana, el libro narra y explica cómo la Enfermería ha pasado de ser una profesión subordinada en sus orígenes a otra “completamente autónoma” en la actualidad.
“Conocer la historia de una profesión sanitaria, como la enfermera, no es solo un acto de memoria. También de identidad, para saber de dónde venimos y poder proyectar hacia donde queremos ir”, afirmó en la apertura del acto de presentación del libro el presidente del Consejo General de Enfermería, Florentino Pérez Raya, quien también quiso destacar que, si bien las enfermeras españolas ya están en la “primera línea” del sistema sanitario, todavía tienen que seguir luchando por la categoría profesional que realmente les corresponde.
El motivo de este libro, explicaba poco después José Antonio Ávila Olivares, fue que, si bien algunos colegios provinciales de Enfermería ya lo tenían, todavía no había nada escrito por el centenario de la creación de la profesión a nivel nacional. Así, como recordaba su compañero de escritura Carlos C. Álvarez Nebrada, cuando su abuela vivía, el trabajo de Enfermería “todavía no era un oficio, sino una profesión”. “La profesión enfermera ha tenido un crecimiento exponencial en los últimos cien años. Hasta los años cuarenta, por ejemplo, una enfermera no podía mirar a los ojos al médico, y sus respuestas tenían que ser muy concisas”, recordaba uno de los dos autores del libro.
“Conocer la historia de una profesión sanitaria, como la enfermera, no es solo un acto de memoria: también de identidad"
Para Álvarez Nebrada, de hecho, uno de los momentos clave de la profesión en España fue la llegada del grado universitario, mientras que Ávila Olivares se queda con un hito ocurrido en el año 1921: la creación de la federación de practicantes. “A partir de ahí, surge un periodo clave, en el que se lograron cosas importantísimas”. Una vez terminada la Guerra Civil, que truncó este avance, en el 1939 se formó el primer consejo general, la primera piedra de lo que es ahora el CGE. Por eso, señala, otro de los motivos que les llevó a escribir este libro fue “hacer un homenaje y un reconocimiento a todos los que han luchado por el desarrollo de la Enfermería en estos más de cien años”.
El libro, de 460 páginas, tiene casi 200 referencias a los primeros gérmenes de asociaciones enfermeras en España, y una parte muy importante es la relativa al periodo en el que fue ministro de Sanidad, entre los años 1986 y 1991, Julián García Vargas, quien también ha acudido al acto y ha asegurado sentirse “muy rejuvenecido” con la parte que le tocaba. En aquel tiempo, reconoce García Vargas, había mucho clasismo hacia las enfermeras.
Por ejemplo, a finales de la década de los ochenta, los médicos llegaron a pedirle diferenciarse de los enfermeros con el color de su vestimenta en los hospitales. Poco a poco, sin embargo, fueron avanzando, y lograron que las direcciones enfermeras “no estuvieran ya subordinadas a las médicas”. García Vargas también destacó, eso sí, que durante su periodo, en el cual le tocó aplicar la Ley General de Sanidad y abordar la problemática del sida, tuvieron que superar “tópicos arraigados”, como que el Ministerio de Hacienda tenía mayor interés por las retribuciones de los médicos que por las de los enfermeros. “Poco a poco, los enfermeros fueron ganando en responsabilidad, y se hicieron imprescindibles para muchas campañas”, subrayó.
QUEDA MUCHO POR HACER
Ascensión Pérez, ex presidenta del Colegio de Enfermería de Ourense, recordaba en un coloquio posterior con Laura Almudéver, presidenta del Colegio de Enfermería de Valencia, y con Lucía Llobell, secretaria de la Asociación Estatal de Estudiantes de Enfermería, que ella misma era una de esas profesionales que al principio no podía mirar a los ojos a los médicos. Y, aunque la situación ha cambiado enormemente, tanto ella como sus compañeras indicaron que todavía queda mucho camino por delante para su reconocimiento.
“Yo me he sentido muchas veces sola, y los mejores años que he vivido como enfermera son estos últimos, gracias a la unión de todas las profesionales. La fuerza está en eso”, señalaba Ascensión Pérez. En esa misma línea, la representante de los estudiantes de Enfermería confía en que va a ser precisamente esa unión de los profesionales lo que va a hacer que la “generosidad” que demuestran en la asistencia a los demás “se transmita también a nosotras mismas”. “A los enfermeros ya no nos interesa tanto conocer el pasado, pero es importantísimo para entender el presente y el futuro”, aseguraba por su parte Laura Almudévar.