Con una campaña de vacunación sin precedentes entre manos, el cribado de los contagios, los cuidados a una población cada vez más envejecida y aquejada de dolencias crónicas en el marco de esta emergencia sanitaria sin precedentes, resultan inadmisibles las carencias históricas que han acuciado desde hace ya demasiado tiempo a la Atención Primaria, un nivel asistencial clave para la Sanidad presente y futura. Con motivo del Día de la Atención Primaria, el Consejo General de Enfermería reclama un incremento urgente de las partidas presupuestarias dedicadas a esta parte crucial del sistema sanitario. Si ya el porcentaje del Producto Interior Bruto (PIB) de España dedicado a sostener nuestro sistema sanitario -de un 6,4%- puede calificarse de ridículo e insuficiente, el hecho de que sólo el 14 por ciento de esa cantidad se dedique a la Primaria es flagrante, pues en los países de nuestro entorno se dedica entre un 20 y un 25 por ciento a la atención familiar y comunitaria que se realiza en los centros de atención primaria.
Asimismo, para acercar nuestra ratio de enfermeras en este nivel asistencia a la media europea harían falta, como mínimo, unas 25.000 enfermeras más en España. “Resulta preciso adecuar la dotación de personal a las necesidades reales de la población. Nos parece inaceptable que tengamos ratios de una enfermera por cada 2.000-2.500 ciudadanos cuando la media europea es de uno por cada millar”, asegura Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería.
"Nos parece inaceptable que tengamos ratios de una enfermera por cada 2.000-2.500 ciudadanos cuando la media europea es de uno por cada millar"
Tal y como revela el Instituto Español de Investigación Enfermera del CGE en su último informe sobre demografía enfermera, entre los años 2010 y 2018 no se ha producido una variación relevante en el número de enfermeras en los Equipos de Atención Primaria. Esta situación se produce de forma similar en todas las autonomías, salvo alguna como Canarias que en el último año vio aumentado su número de enfermeras considerablemente. Además, es necesario saber que la ratio de enfermeras vinculadas a los servicios de Atención Primaria oscila entre las 0.49 y 0.94 por cada 1.000 habitantes en las distintas comunidades.
La labor de las enfermeras y enfermeros de Atención Primaria durante la actual pandemia de COVID-19 ha sido encomiable, tanto desde sus puestos habituales como también cuando muchas de ellas fueron derivadas a hospitales de emergencia. Su rol actual en una campaña de vacunación sin precedentes está fuera de toda duda, pero es preciso afrontar un cambio estructural que potencia un nivel asistencial primario garante de la salud de las familias y de una población envejecida y aquejada de dolencias crónicas.
Del mismo modo, el Consejo General de Enfermería insiste en la necesidad de incrementar las plazas de enfermeras especialistas en Enfermería Familiar y Comunitaria en las convocatorias de EIR, así como la culminación de la Prueba de Evaluación de la Competencia que mantiene en vilo a decenas de miles de enfermeras y que sufre un infame retraso histórico, y crear la categoría profesional de enfermera especialista en este ámbito en todas las CC.AA.
"Hace falta una atención integral, con buena permeabilidad y comunicación de los niveles asistenciales, con fomento de los hábitos de conductas saludables"
Además, es imprescindible poner en valor el grandísimo trabajo que hacen las enfermeras de Atención Primaria en los domicilios de miles de pacientes. Una atención domiciliaria fundamental para garantizar la calidad de los cuidados de aquellos que no pueden trasladarse hasta el centro de salud. Consultas programadas, urgencias y cuidados personalizados, que garantizan la salud de todos y todas. La atención a domicilio por parte de las enfermeras supone un total de casi 10 millones de visitas, siendo el profesional sanitario que más visitas realiza a domicilio.
“Sin una Atención Primaria fuerte y bien dotada -añade Florentino Pérez Raya- afrontamos un futuro sanitario incierto y marcado por la saturación de los hospitales, la falta de prevención y educación para la salud e incluso la excesiva medicalización de la población. Hace falta una atención integral, con buena permeabilidad y comunicación de los niveles asistenciales, con fomento de los hábitos de conductas saludables, y para ello es fundamental que los Gobiernos prioricen la salud frente a otros sectores, inviertan en lo más valioso que tenemos, no recorten en materia sanitaria y no sólo ahora con la pandemia. La comparación con otros países de nuestro entorno en materia de Atención Primaria es sangrante y es prioritario actuar ya. Deben comprenderlo todos los partidos y todos los Gobiernos y Administraciones, no se puede apoyar el sistema sanitario en una Atención Primaria famélica en cuanto a los medios y al personal”.