Cuidar dignamente, sin sujeciones, es posible; pero requiere cambiar el paradigma del cuidado. Pasando de un enfoque paternalista, en que el paciente es tutelado por el profesional, a un modelo de centrado en la persona, en su autonomía y su derecho a elegir. Esta es la principal conclusión del debate organizado recientemente en el Collegi Oficial d'Infermeria de les Illes Balears (Coiba), que contó con la ponencia de Ana Urrutia, médico, doctora en geriatría y presidenta de la Fundación Cuidados Dignos, que aboga por la eliminación de las sujeciones en todos los niveles asistenciales.
La lucha de Urrutia contra las sujeciones comenzó con una experiencia personal, cuando dirigía una residencia de personas mayores en el País Vasco, y un compañero, que trabajaba en Inglaterra, fue a visitar a su madre anciana y le dijo "no me gusta nada como tratas a mi madre. No lo entiendo y, además, no lo he visto nunca", relató la experta en la sesión celebrada en el Coiba. A partir de ahí, primero con enfado, negación y duda, y después con ilusión y mucha fuerza de voluntad, Ana Urrutia comenzó su andadura para descubrir porqué se utilizan tanto las sujeciones en España, mientras que en otros países son prácticamente inexistentes.
"Cuando sujetas a alguien, lo que estás encubriendo es un fallo de gestión, un problema en tus procedimientos", explicó Urrutia. A lo largo de muchos años, de estudio, de viajes a otros países, y de trabajar con casi 200 instituciones que ya han implantado el cuidado sin sujeciones en España, Urrutia ha ido defendiendo la necesidad de acabar con "la cultura de la sujeción". "Las sujeciones no las ponemos por una necesidad clínica. No son terapéuticas, son la antiterapia. Las ponemos por cultura", afirma.
Urrutia ha ido defendiendo la necesidad de acabar con "la cultura de la sujeción"
En la mayor parte de los casos de personas mayores, "se les ata para que no se caigan", pero las caídas no están contempladas en los protocolos nacionales como un motivo para contener. "He visto pacientes que no se mueven en toda la noche, sujetos en la cama. Si se les ayuda y se les coloca bien, no se caen", apunta.
Urrutia insiste en la necesidad de introducir "la dignidad y la autonomía" en los cuidados, retirando sujeciones físicas y químicas a los pacientes, y reformulando los procesos y procedimientos para poder atender las necesidades de esas personas, sin tener que vulnerar su dignidad.
El modelo de atención que ella propugna consigue reducir la tasa de caídas o, en el caso de que se produzcan, la gravedad de las mismas, disminuir el riesgo y aumentar la satisfacción de los pacientes y familias, y también de los propios trabajadores reduciendo el síndrome de Burnout. Durante el debate, se abordaron cuestiones como qué hacer ante distintas situaciones, cómo evitar que se caigan los pacientes, que se hagan daño o que se agiten. Urrutia insiste: la prevención, el cambio en los procesos, y el respeto al paciente como persona.