El Día Internacional de la Mujer coincide con el patrón de la profesión, San Juan de Dios. Por ello, un colectivo mayoritariamente femenino como la enfermería se rebela contra el machismo que miles de enfermeras experimentan a diario en su puesto de trabajo, un auténtico virus contra el que hay que luchar, igual que están haciendo contra el SARS-CoV-2. En una nueva campaña de visibilidad, amparada bajo el hashtag #STOPVirusDelMachismo, el Consejo General de Enfermería lanzará el próximo lunes, en redes sociales, mensajes de reivindicación -tanto en formato imagen como en vídeo- que se centran en acabar con el virus que supone el machismo en nuestra sociedad.
En concreto, se abogará por una conciliación real de la vida laboral y familiar, estar presentes en los lugares donde se toman las decisiones, acabar con los estereotipos sexistas o con los techos de cristal. Reivindicaciones compartidas con las organizaciones feministas, a las que se suman otras propias de la profesión, como pueden ser la visibilidad y el liderazgo enfermero o la conquista de derechos para las enfermeras en todo el mundo.
El CGE aboga por la conciliación real de la vida laboral y familiar y acabar con los estereotipos sexistas o con los techos de cristal
Como colectivo mayoritariamente femenino, ya que un 85% de sus profesionales son mujeres, la enfermería también quiere recordar que -del mismo modo que la profesión ha luchado por ser reconocida dentro del sistema sanitario-, las mujeres no deben de cesar en su lucha por conseguir unos derechos laborales igualitarios con los hombres. “Aunque queda aún mucho camino por recorrer, el punto en el que se encontraba la profesión hace pocas décadas no tiene nada que ver con su reconocimiento actualmente en el sistema sanitario y la sociedad, es el ejemplo de que las mujeres pueden luchar por sus derechos. No obstante, por desgracia, algunas personas siguen teniendo un concepto trasnochado de las enfermeras como una profesión supeditada a otra antiguamente copada por varones o tienen que aguantar que se dirijan a ellas de forma inadecuada”, explica Pilar Fernández, vicepresidenta del Consejo General de Enfermería.
Sin duda, uno de los principales problemas de las enfermeras, que se ha visto agudizado por la pandemia, es la falta de conciliación de la vida laboral y familiar. Si antes del COVID-19, la organización familiar con turnos cambiantes y precariedad ya era difícil, la grave crisis sanitaria que estamos viviendo ha hecho saltar por los aires cualquier tipo de conciliación. “Las enfermeras dejaron de tener días libres, se acabaron los permisos y vacaciones, alargaron jornadas, todo ello con las clases de los niños suspendidas, lo que ha supuesto un verdadero quebradero de cabeza añadido a una situación ya de por sí angustiosa para miles de mujeres en nuestro país”, subraya la vicepresidenta del CGE. Una situación en la se han visto absolutamente desamparadas, de ahí que aboguen por medidas concretas que favorezcan una conciliación real.
MACHISMO
Para el CGE, el machismo es un virus contra el que hay que luchar. Para ello, se requiere educar a la sociedad en general y a los pacientes en particular, desde pequeños, porque todavía hoy las enfermeras se enfrentan a comentarios machistas o referencias a su persona como “nena”, “niña”, “guapa” o “señorita”. Habría que recordarles que el trabajo de la enfermería consiste en cuidar y curar al paciente, no en escuchar “impertinencias” de pacientes maleducados que las consideran “sus sirvientas”.
La presencia de enfermeras en la toma de las grandes decisiones sanitarias sigue siendo meramente testimonial
“Nuestra profesión requiere una alta cualificación, una formación académica de cuatro años y dos de especialidad contando en estos momentos con un gran número de profesionales enfermeros con grados de máster y doctorado; una carrera universitaria que requiere una exigente nota de corte para acceder a ella; y unos profesionales que gozan de un gran prestigio en el ámbito internacional”, añade Pilar Fernández. Pese a ello, la presencia de enfermeras en la toma de las grandes decisiones sanitarias sigue siendo meramente testimonial, fruto del techo de cristal que todavía supone ser mujer en muchos ámbitos, algo que es preciso cambiar.
A ello se suma el perpetuo estereotipo sexual vinculado a la profesión que, aunque cada vez en menor medida, se sigue viendo en tiendas de disfraces, en publicidad, en series, películas o en los medios de comunicación.
CAMBIO DE IMAGEN
Durante todo el 8 de marzo, el Consejo General de Enfermería cambiará su logo de azul a morado para mostrar su compromiso con las mujeres y su lucha por los derechos. Además, a lo largo de todo el día se difundirán creatividades en redes sociales y se animará a los usuarios a unirse a la iniciativa, haciendo ver qué es la enfermería en realidad a través de los hashtags #STOPVirusDelMachismo y #enfermeras8M.