Cada ocho minutos, una mujer fallece por enfermedad cardiovascular, incluyendo el ictus como una de las causas principales. De este modo se entiende que la enfermedad cardiovascular sea la causa número uno de muerte a nivel nacional y mundial, ya no solo en mujeres, sino también en hombres. Ante un escenario en el que la población cada vez desarrolla más obesidad, hipertensión o diabetes, al mismo tiempo que cada vez es más sedentaria, el papel del cardiólogo clínico se vuelve determinante para la salud de las personas.
Debido a una población cada vez más envejecida y con factores de riesgo, las enfermedades del corazón van a ser más frecuentes. Caben destacar enfermedades como la insuficiencia cardiaca, el infarto de miocardio, la estenosis aórtica senil o la fibrilación auricular. Precisamente,esta última se caracteriza por generar trombos dentro de las estructuras cardiacas, especialmente en la aurícula izquierda. Además, presenta arritmias muy rápidas, lo que puede producir síntomas como dolores en el pecho, mareos o pérdidas de conocimiento y palpitaciones.
"El principal problema de la fibrilación auricular, que está asociada con el ictus, es que un 10% de los pacientes pueden tener la enfermedad de forma oculta"
"El principal problema de la fibrilación auricular, que está asociada con el ictus, es que un 10% de los pacientes pueden tener la enfermedad de forma ‘oculta’. Esto significa que el paciente no es consciente de que la tiene, y un día puede necesitar acudir a Urgencias con un ictus como debut de la enfermedad", explica para ConSalud.es el doctor Román Freixa Pamias, jefe de servicio del Complejo Hospitalario Universitario Moisès Broggi y presidente de la Asociación de Cardiología Clínica de la Sociedad Española de Cardiología.
Esta situación evidencia la importancia de hacer énfasis en campañas de prevención y de detección precoz de la fibrilación auricular, especialmente en pacientes mayores que tengan factores de riesgo, para poder protegerlos con un tratamiento anticoagulante. Sin embargo, el pilar fundamental del correcto abordaje de esta enfermedad, así como del resto de patologías cardiovasculares, es el cardiólogo clínico.
“Pretendemos que el cardiólogo clínico sea una figura capaz de dinamizar equipos multidisciplinares de distintos especialistas para llevar a cabo el abordaje de las enfermedades crónicas del corazón de una manera estructurada. El objetivo es conseguir con ello mejorar resultados en salud cardiovascular”. De este modo, el Dr. Freixa incide en que el cardiólogo clínico debe tener un papel que va más allá de “ver” a los pacientes que tiene en su consulta, sino que es importante que tenga una visión más territorial.
Además, en un futuro no muy lejano contará con la ayuda de las herramientas de inteligencia artificial, que promoverán cambios en su manera de actuar. “Estas tecnologías ayudarán también a identificar aquellos pacientes que presenten mayor riesgo de eventos cardiovasculares o reingreso hospitalario. Por ello, será un aliado del cardiólogo clínico, que tendrá una mejor capacidad de comunicación con el paciente y dispondrá de más tiempo para poder dedicarse a la relación médico-paciente”.
Estas herramientas serán determinantes ya que, como indica el Dr. Freixa, “va a haber un volumen muy importante de pacientes que tienen enfermedades crónicas del corazón, y el cardiólogo no va a poder asumir el abordaje de todas estas patologías. El cardiólogo clínico se enfrentará a retos importantes en el futuro”.
"Sabemos que prácticamente en patologías crónicas, como puede ser la cardiopatía isquémica, en torno a un 50% de los pacientes abandonan el tratamiento al cabo del año"
“Sabemos que el envejecimiento de la población y el incremento de los factores de riesgo, especialmente en España, son preocupantes”. Según explica el experto, hay actualmente 23 millones de personas con obesidad, y el incremento de pacientes que, por ejemplo, van a tener diabetes, hará que la enfermedad cardiovascular continúe siendo la causa número uno de muerte en España.
Frente a esto, toda medida preventiva es poca, y dichas medidas pasan por recomendaciones a la población en materia de hábitos cardiosaludables. Entre ellos, destaca el seguir una dieta mediterránea, evitar el tabaco y la obesidad y controlar bien la presión arterial, el colesterol, o la diabetes. Promover el ejercicio físico y evitar el sedentarismo son otras de las grandes recomendaciones. No obstante, una vez se ha desarrollado una enfermedad cardiovascular crónica, es determinante que el paciente se adhiera al tratamiento. “La adherencia a los medicamentos en pacientes crónicos es uno de los grandes desafíos de estas enfermedades. Sabemos que prácticamente en patologías crónicas, como puede ser la cardiopatía isquémica, en torno a un 50% de los pacientes abandonan el tratamiento al cabo del año”.
Frente a esto, es fundamental apoyarse en dos aspectos, apunta el Dr. Freixa: "Que el cardiólogo clínico explique bien la situación y haya campañas de información para pacientes, y que existan tecnologías nuevas que ayuden al paciente a recordar que se debe tomar los fármacos que controlan la enfermedad". En resumen, “es muy importante que haya una buena comunicación y que se genere una buena confianza y relación entre el médico y el paciente para explicar exactamente dónde estamos y qué es lo que se espera de los fármacos, así como cuál es su beneficio”, concluye el experto.