Se llama Ángel López Hernanz, pero en su pueblo todo el mundo lo llama 'DonÁngel'. Es el médico de Atención Primaria de Cañada Rosal, municipio sevillano que apenas supera los 3.000 habitantes, en el que lleva trabajando 35 años y donde ha llegado a dar el pregón.
Lleva siendo muy conocido a nivel nacional desde hace varios años gracias a su constante actividad en redes sociales (en la puerta de su consultorio cuelga un cartel con su nombre de usuario en Twitter y con su número de teléfono, para que cualquier vecino del pueblo le pueda hacer una consulta por WhatsApp) y a su presencia en medios de comunicación, y desde hace apenas unos meses también se puede considerar a sí mismo escritor.
“Al final, el de Atención Primaria es un concepto más bien político"
En su libro El paciente de la sierra mecánica -motivo por el cual nos hemos puesto en contacto con él-, relata multitud de anécdotas que le han ido sucediendo en los más de 40 años que lleva ejerciendo la profesión. Y, cómo no, también hace una valoración del crítico estado en el que se encuentra su especialidad, la Atención Primaria rural.
Lo primero que deja claro Ángel en el libro es que, más que “médico de Atención Primaria”, él se considera médico de cabecera. “Al final, el de Atención Primaria es un concepto más bien político. Tenemos que dar muchos datos, buscar en la historia digital, mirar el ordenador… es mucho trabajo burocrático. Y entonces yo prefería el concepto de médico de cabecera, que es el que también tiene el paciente”, explica a ConSalud.es.
"La sanidad la pagamos entre todos por igual con nuestros impuestos"
Lo que está claro es que la profesión de médico rural, independientemente de si se llama médico de Atención Primaria o de cabecera, es una profesión en serio riesgo. “La sanidad rural evidentemente está peleando, al igual que lo hace la Atención Primaria. En el área sanitaria de Osuna, al que pertenezco, se han quedado quince plazas sin cubrir este año”, señala.
Y es que Ángel ha ejercido -y ejerce- como docente de multitud de jóvenes que pasan parte de su rotación rural de Medicina Familiar y Comunitaria en Cañada Rosal, así que puede dar buena cuenta de ello. “El futuro es malo, y las administraciones no se dan cuenta de que es un problema que hay que solucionar, porque si no va a haber mucha desigualdad en la atención sanitaria entre las grandes ciudades y los pueblos. La sanidad la pagamos entre todos por igual con nuestros impuestos”, denuncia.
"En el libro pongo un montón de escenarios clínicos donde los médicos rurales no tienen límites profesionales"
“La gente, cuando viene a los pueblos, una de las primeras cosas que miran es, además de la educación, cómo están de médicos y cómo se cubren las urgencias”, añade.
Llegados a este punto, ¿cuál puede ser entonces la solución? “Al final, mucha gente que estudia Medicina es de pueblo, así que habría que ofrecerles una visión de la medicina de Atención Primaria y rural bonita, enseñarles que hacemos todas estas cosas que aparecen en El paciente de la sierra mecánica… Yo pongo un montón de escenarios clínicos donde los médicos rurales no tienen límites profesionales y pueden hacer lo que quieran. Hay que darles incentivos más allá de los económicos”, propone.
"Hacemos de todo, nos divertimos mucho y lo pasamos muy bien"
Esta problemática no solo afecta a nuestro país; son muchos los que también sufren una cada vez mayor desatención médica en los pueblos, y tratan de paliarla con una serie de medidas de las que España está todavía lejos. “En Sudamérica, una vez que han terminado Medicina los mandan un año a los pueblos de la selva. Aquí no hace falta que se vayan a los pueblos de la selva, estamos bien comunicados. Así que a los que tengan esa vocación deberían darles la oportunidad de trabajar en los pueblos; no obligarlos, pero sí ofrecerles esa posibilidad con incentivos, como una vivienda, trabajo para la pareja… una oportunidad de vida en el pueblo", reivindica Ángel.
“Pero, sobre todo, lo que hay que hacer es darle visibilidad a la Medicina de Familia, que no se piensen que somos los médicos que estamos todo el día recetando y derivando a otros especialidades. Hacemos de todo, nos divertimos mucho y lo pasamos muy bien”, sentencia