Las prisiones son espacios sobre los que hay un gran desconocimiento y cierto rechazo. Sin embargo, el vocal y portavoz de la Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria (SESP), Fernando Ruiz Rodríguez, confiesa que ser médico penitenciario es "apasionante".
La labor de un profesional de la Medicina en el ámbito penitenciario es "muy extensa", explica Ruiz Rodríguez, ya que tienen "un montón de atribuciones que nos da la normativa penitenciaria". Entre ellas se encuentra el control de las comidas y de los medios coercitivos, es decir, en las situaciones en las que los funcionarios de prisiones tienen que recurrir a reducir a algún interno o a enviarlo a una zona de aislamiento es necesario el visto bueno de un médico. Además, por supuesto, de las tareas asistenciales. "Es un trabajo muy completito", resume el sanitario, que insiste que su día a día es "muy diferente" del de los compañeros clínicos.
En su caso, narra que empezó en una época en la que había mucho paro entre los médicos y le hablaron de esta posibilidad. Tal y como defiende: "Una vez que has entrado o te engancha o es mejor te vayas. Yo ahora no cambio ser médico de prisiones ni por médico de un centro de salud ni por médico en un hospital".
"Es un trabajo muy completito", resume el sanitario, que insiste que su día a día es "muy diferente" al de otros médicos
Aunque él es un enamorado de su profesión y es una salida alternativa a la que pueden optar los MIR, reconoce que es un trabajo poco atractivo, principalmente, por el factor económico. "Somos los peor pagados de España", afirma rotundo Ruiz Rodríguez. "El trabajo tiene una parte bastante dura y no está bien pagado", añade. Además, hace hincapié en que se trata de una opción profesional poco conocida y que tiene "una serie de leyendas alrededor".
Estos médicos no están suscritos al Ministerio de Sanidad, sino que son funcionarios del Ministerio del Interior. Es decir, es necesario aprobar una oposición para poder acceder a estos puestos de trabajo y solo los especialistas de Medicina Familiar y Comunitaria o Medicina Interna pueden optar a ellas. Sin embargo, el vocal de la SESP reconoce que, ante la falta de sanitarios, se está permitiendo dar plazas interinamente a médicos sin la especialidad.
Pese a que también tienen como punto positivo el ser trabajador público y todas los beneficios que lleva aparejado, esto no es suficiente aliciente. Por ello, insiste en la importancia de incentivar a los sanitarios para cubrir las plazas que faltan ofreciendo mejores condiciones socioeconómicas, ya que las actuales "espantan" a los sanitarios, al tratarse de un trabajo "con las mismas responsabilidades y otras que quizá no haya en la calle".
La condiciones económicas de los sanitarios de prisión "espantan" a los profesionales de Medicina, ya que se trata de un trabajo "con las mismas responsabilidades y otras que quizá no haya en la calle"
Asimismo, insiste en que lo más duro de su trabajo no es lidiar con los internos, aunque reconoce que algunos tienen ciertas "características" y, aunque entienden su trabajo, tratan de sacarles medicamentos. Con todo, lo que se le antoja más complicado es "bregar con el sistema, bregar con la dirección, poder hacer las cosas con tranquilidad". En sus palabras: "La salud no está en los primeros puestos de los intereses personales, tanto de los internos como del sistema".
Sin embargo, no todo es negativo ya que, desde su punto de vista, uno de los mejores atributos que tiene su trabajo es que "tenemos a los pacientes a mano". "Los veo todos los días, me los cruzo por el pasillo y tenemos la posibilidad de hacer una serie de cosas en Atención Primaria que es muy difícil si no tienen a los pacientes a mano", explica el médico, "para mí es una maravilla".
Finalmente lanza un mensaje contundente para tratar de salvar la Medicina Penitenciaria: "Cuiden al cuidador. En mi centro solamente somos cuatro médicos y todos reunimos las condiciones para jubilarnos. Al final nos vamos a terminar yendo porque empezamos a cansarnos. El futuro va por mal camino".