Hoy, 13 de septiembre, es el Día Mundial de la Sepsis. Se trata de una “condición fisiopatológica” severa causada por la respuesta descontrolada del organismo frente a una infección, y que, si no se detecta a tiempo, produce rápidas complicaciones que pueden llegar a causar la muerte.
De hecho, cerca de 11 millones de personas mueren por sepsis cada año, y es la principal causa de fallecimiento en las unidades de cuidados intensivos. En España, señala a ConSalud.es Héctor Gómez, jefe del Área Funcional de Enfermería de Urgencias del Complejo Asistencial Universitario de Salamanca (CAUSA), las cifras de muerte por sepsis pueden multiplicar por diez las de accidentes de tráfico. Y, a pesar de ello, sigue siendo una gran desconocida para muchos pacientes.
Las principales infecciones que llevan a la sepsis se producen en el sistema respiratorio, digestivo o urinario. “Muchas veces, sabemos que el paciente en cuestión tiene una infección cuando llega al hospital, pero en otras se desarrolla estando ya ingresado”, apunta el enfermero.
“El principal problema de la sepsis es que es tiempo dependiente, y puede evolucionar a una situación de gravedad extrema”
Así, cuando se detecta la sepsis, el siguiente paso suele ser, por norma general, el ingreso en la UCI: “El principal problema de la sepsis es que es tiempo dependiente, y puede evolucionar a una situación de gravedad extrema”.
“Además, la respuesta del organismo ante esta inflamación acaba afectando a los órganos del paciente, sobre todo -y a veces a varios a la vez- al pulmón, cerebro, corazón o riñones, que son los principales órganos que nos preocupan”, añade Gómez. Por esta razón, es fundamental una detección precoz de la sepsis, principal consigna de los profesionales sanitarios en el día mundial de esta afección.
Tanto, que en 2017 la Asamblea Mundial de la Salud y la Organización Mundial de la Salud hicieron de la sepsis una prioridad de salud mundial, adoptando una resolución con el objetivo de mejorar, prevenir, diagnosticar y manejar la sepsis. No en vano, afecta a unos 48 millones de pacientes en todo el mundo, 3 de los cuales son neonatales: se estima una incidencia de 2 casos por cada 100.000 nacimientos, con una mortalidad entre el 11% y el 19%.
"La respuesta del organismo ante esta inflamación acaba afectando a los principales órganos del paciente"
Además, la sepsis se incrementa en un 9% anualmente en los hospitales. “Hay pacientes más susceptibles, como los inmunodeprimidos, los que tienen enfermedades crónicas como la diabetes o la gente de edad avanzada, cuya respuesta inflamatoria es diferente al resto”, señala el enfermero del Complejo Asistencial Universitario de Salamanca.
Según la mencionada Organización Mundial de la Salud, la afección se desarrolla, en el 80% de los casos, fuera del hospital. “Al principio no son pacientes con criterios de UCI, pero después, cuando llegan al hospital y se les diagnostica, sí que lo son. Lo que tendríamos que valorar y hacer nosotros es intentar detectar el mayor porcentaje de pacientes posibles para que no lleguen a ir a la UCI”.
LA IMPORTANCIA DE LA COORDINACIÓN
Así las cosas, y por mucho que se insista en la prevención, la situación ante la sepsis es muy compleja. “Lo ideal sería que esos pacientes más susceptibles no tengan infecciones, educándoles sobre una buena higiene, lavado de manos, vacunas… que tengan un control estricto y adecuado de su enfermedad crónica”, asegura Gómez.
¿Y la sintomatología?: “Aumento de la frecuencia cardiaca y de la respiración, fiebre, estado de confusión mental… es importante que tengan gente cerca, familiares que detecten que el paciente una tenía una infección o que pasa algo extraño”.
Al final, lo más básico y a la vez más importante que se puede hacer con la sepsis es darle visibilidad por parte de la mayor parte de agentes involucrados posibles. “Esto no es como un infarto, que lo detectan, llaman al hospital y se activa un equipo que va a tratarlo. Para la sepsis tiene que existir una coordinación entre atención primaria, especializada (hospital) y emergencias sanitarias”, reclama el enfermero.
En concreto, por parte de la enfermería, “desde hace un tiempo intentamos implementar una herramienta de escala de alerta que nos ayude a detectar lo más precozmente posible este empeoramiento que tienen los pacientes con alguna infección”, concluye.