Hace 15 años, el tratamiento de pacientes con carcinoma de células renales (CCR) avanzado con Interferon o cirugía aislada como herramienta terapéutica era capaz de lograr medianas de supervivencia de cinco a siete meses. Ahora, la secuenciación terapéutica de nuevos fármacos consigue proyectar medianas de supervivencia superiores a los 40 meses, manteniendo una buena calidad de vida para el paciente. Además, el anticuerpo monoclonal anti-PD1 pembrolizumab, ha demostrado un impacto positivo en la supervivencia global de pacientes en el contexto adyuvante.
En el marco de la campaña de comunicación “En Oncología cada AVANCE se escribe en Mayúsculas”, SEOM da a conocer la evolución y los avances médicos que se han sucedido en estas últimas décadas en el tratamiento de los diferentes tumores. Así, coincidiendo con el Día Mundial del Cáncer de Riñón, que se celebra cada tercer jueves de junio, destacan los avances más importantes en esta patología, que representa el 3% de todos los tumores.
Se estima que el cáncer de riñón es responsable de la muerte de más de 52.000 personas al año en Europa, con 9.208 casos nuevos cada año en España. El hallazgo incidental u ocasional de los tumores renales en pacientes asintomáticos ha pasado a ser la principal vía de diagnóstico, lo cual contribuye a la detección de tumores renales en estadios mucho más precoces y, en definitiva, mejora a su vez el pronóstico de esta enfermedad.
El mejor conocimiento de la biología molecular del carcinoma de células renales avanzado ha permitido identificar vías de señalización que juegan un papel relevante en la progresión de estos tumores
En los últimos años, el tratamiento del CCR se ha modificado en gran medida. Además de los avances constantes en el tratamiento local radical de los tumores renales en estadio precoz, también se ha demostrado que el tratamiento adyuvante con pembrolizumab en pacientes con carcinoma renal con riesgo intermedio o alto tras nefrectomía y en pacientes con nefrectomía radical y resección de enfermedad metastásica aumenta la supervivencia global.
De igual modo, el mejor conocimiento de la biología molecular del carcinoma de células renales avanzado ha permitido identificar vías de señalización que juegan un papel relevante en la progresión de estos tumores. En este sentido, las vías de regulación de los procesos de angiogénesis están alteradas en la mayoría de los tumores renales de células claras, tanto de origen familiar como en gran parte de los casos esporádicos.
Las evidencias que sustentan el uso de terapia anti–VEGF (factor de crecimiento del endotelio vascular) provienen de varias fuentes. En los años 90 se describió el papel de la proteína VHL en el control del factor inducible por hipoxia alfa (HIF) en condiciones de normoxia además de la inducción de VEGF, TGF-alfa (factor de crecimiento transformante) y PDGF (factor de crecimiento derivado de plaquetas) por parte del HIF-alfa.
Cuando hay una mutación, deleción o cualquier otro proceso de silenciamiento génico del gen de VHL (como ocurre en más del 70% de los casos de cáncer renal de células claras), se acumula HIF-alfa y, en consecuencia, se liberan factores proangiogénicos (VEGF), incluso en condiciones de normoxia, además de TGF-alfa y PDGF que estimulan el crecimiento de forma autocrina.
Partiendo de este conocimiento, se incorporó como pilar principal de tratamiento del cáncer renal avanzado el uso de antiangiogénicos. Durante los últimos años, diferentes agentes con más o menos especificidad o afinidad sobre los distintos elementos de señalización de la vía de VEGF, con diferencias en cuanto a perfil de efectos secundarios, han demostrado ser activos en las distintas fases de la evolución de la enfermedad.
Otra vía de control neoplásico frecuentemente desregulada en cáncer renal es la que ejerce el sistema inmune sobre la generación y progresión de los tumores
Por otro lado, otra vía de control neoplásico frecuentemente desregulada en cáncer renal es la que ejerce el sistema inmune sobre la generación y progresión de los tumores. La idea de modular el sistema inmune para recuperar su correcta acción contra el cáncer renal es clásica, por lo que durante el final del siglo pasado y principios de este siglo XXI todavía se emplearan tratamientos con el Interferon-alfa o la Interleukina 2.
El mejor conocimiento de la sinapsis inmunológica y la generación de los nuevos anticuerpos inhibidores de inmuno-check-point han permitido de nuevo reincorporar a la inmunoterapia como una estrategia protagonista en el tratamiento del cáncer renal. También existen muchas otras vías de señalización celular, rutas metabólicas o mecanismos de control de ciclo celular que pueden verse alteradas en cáncer renal y también representan potenciales dianas cada vez mejor exploradas en pro de una auténtica personalización del tratamiento de nuestros pacientes.
No obstante, lo habitual es que los pacientes con carcinoma renal avanzado reciban una secuencia de distintos tratamientos que logren, manteniendo una buena calidad de vida para el paciente, prolongar al máximo su supervivencia incluso hasta medianas superiores ya a los 40 meses. En primera línea, la elección de tratamiento debe basarse en la disponibilidad de los tratamientos aprobados, el grupo pronóstico y las comorbilidades del paciente. La segunda línea de tratamiento va a estar condicionada principalmente por la terapia recibida en primera línea.