Millones de pacientes en el mundo se ven afectados por una enfermedad poco frecuente que le condiciona su día a día. Estas patologías raras son altamente desconocidas, con síntomas muy variables y con causas, muchas de ellas genéticas, diversas. Sin contar, como destaca Victoriano Mulero, investigador principal del grupo Inmunidad, Inflamación y Cáncer del IMIB-Arrixaca y de la Universidad de Murcia (UMU), que “hay patologías completamente desconocidas a las que nos encontramos por primer vez”. Todo ello dificulta la investigación para conseguir diagnosticar a estos pacientes y tratarlos, y como destaca con motivo del Día de las Enfermedades Raras a ConSalud.es.
El 29 de febrero es la fecha dedicada a visibilizar las patologías poco frecuentes. Un día que solo se vive cada cuatro años y debido a esa poca frecuencia se convirtió en el momento ideal para celebrar y concienciar sobre unas enfermedades que, pese a afectar a 30 millones de personas en Europa y a 3 millones en España, son muchas, los estudios las cifran entre 6.000 y 7.000 alcanzando incluso en algunas estimaciones las 10.000; variables y desconocidas.
Actualmente solo el 30% de estas patologías cuentan con tratamientos y solo el 5% de ellas con uno específico y curativo
Estas características provocan retrasos en el diagnóstico y limitados accesos a los tratamientos. Actualmente el 50% de los pacientes sufre un retraso en la detección que supera de medio los seis años, recogen un estudio publicado en ‘International Journal of Environmental Research and PublicHealth’. Estos diagnósticos dilatados en el tiempo amenazan la calidad de vida y el pronóstico de los pacientes. Persona que, además, después del diagnóstico es poco probable que cuenten con tratamiento. Actualmente solo el 30% de estas patologías cuentan con tratamientos y solo el 5% de ellas con uno específico y curativo, según Eurordis.
En este campo trabaja la investigación en enfermedades raras con diferentes líneas estratégicas, como explica a este medio Eva Bermejo, directora del Instituto de Investigación en Enfermedades Raras del Instituto de Salud Carlos III (IIER-ISCIII). Así, en España investigadores como Sergio Casas, jefe del área de genética del IIER, trabajan con modelos como el de la mosca de la fruta para investigar las patologías poco frecuentes genéticas y probar fármacos. No en vano, el ser humano comparte con este insecto el 60% de los genes.
La investigación en enfermedades raras puede proporcionar también herramientas para tratamientos de patologías más frecuentes
Otros pasos que se da en la investigación es adaptar fármacos ya existentes a estas patologías, con el proceso conocido como reposicionamiento de medicamentos. Esta estrategia es utilizada en gran medida por los equipos de investigación como el que dirige Mulero, destinado a enfermedades de base inflamatoria y con alteraciones sanguíneas. “Probamos en los avatares de pacientes, realizados con peces cebras, una serie de fármacos que ya están aprobados y de los que se conoce su seguridad para ver si revierten síntomas de estas personas. De esta forma, si uno de ellos es eficaz se convierte en candidato, se reposiciona y se reutiliza para esta enfermedad”. A su vez, y esto es un hecho bastante desconocido, la investigación en enfermedades raras también permite conocer la fisiología humana y puede proporcionar herramientas para tratamientos de patologías más frecuentes o incluso de cómo “mejorar el estado de salud general”, indica Bermejo.
Los avances en las técnicas ómicas, como la genómica o la transcriptómica han mejorado el diagnóstico de los pacientes y han ayudado a entender estas patologías. Con ellas se intenta dar respuesta a aquellos pacientes que no tienen diagnóstico a través de la recopilación de muestras o de programas como el del IIER en los que se aplican a las personas sin diagnóstico las últimas técnicas disponibles con las que a veces se encuentran variantes genómicas no descritas previamente. Esto a su vez ayuda en el desarrollo de nuevos tratamientos. Todo ello ha permitido dar “pasos agigantados en los últimos años”, reconoce Victoriano Mulero.
También se trabaja en desarrollar registros para conocer la epidemiología de estas patologías. Estos son “fundamentales para la investigación y el manejo clínico de los pacientes de todas las comunidades”, indica Mulero. El IIER cuenta con un registro de pacientes de enfermedades raras en el que los pacientes se registran de forma voluntaria. Además, existe un registro estatal que se nutre de la información del Sistema Nacional de salud. Ambas herramienta “nos ofrecen datos muy valiosos”, señala Bermejo, pero para mantenerlos necesitan recursos.
DESAFÍOS DE LA INVESTIGACIÓN
Además de existir pocos pacientes por cada patología, lo que dificulta el conocimiento de esta, los trabajadores se encuentran con diversos desafíos que afectan al proceso de investigación. El principal es la financiación, un reto común con investigaciones de fuera del ámbito de las enfermedades raras. “En España la financiación es baja y ha de incrementarse”, señala Mulero. “Necesitamos llegar a la inversión media que se hace en la Unión Europea, que es el doble de lo que se destina en nuestro país”, añade.
A esta falta de financiación se suma la realidad de que estas patologías tienen un bajo interés comercial, debido al elevado coste de las terapias que precisan estos pacientes y el bajo número de demanda, de ahí su denominación en algunos casos de huérfanos. “Así surgieron todas las iniciativas europeas para tratar de fijar la atención en estas patologías y para que también las farmacéuticas tengan algún tipo de incentivo con el fin de que se siga investigando”, indica por su parte Bermejo.
"Hace unos años prácticamente no había investigación, el diagnóstico era muy complejo y, por supuesto, no había tratamiento. Todo eso está cambiando"
A la hora de investigar, la naturaleza de estas patologías también determinan los desafíos que se puede encontrar un profesional. “En algunos casos encontramos una nueva mutación que no se ha descrito nunca o incluso un gen que hasta el momento no se había asociado a la enfermedad”, indica el experto. Esto dificulta la investigación, pero también es un aliciente para los profesionales. Para Mulero, investigar en el laboratorio caminos con los que mejorar la vida de los pacientes es “realmente importante”.
Su equipo de investigación trabaja con 15 enfermedades y ha tenido ya algunos casos de éxito, como, por ejemplo, con una interferonopatía. “Es el caso de un niño que tiene una mutación genética que no se había descrito hasta la fecha. Nosotros hemos conseguido diagnosticarlo, estudiado el mecanismo molecular y con un equipo multidisciplinar con médicos del Hospital Universitario de la Arrixaca, el Dr. Pablo Mesa del Castillo y la Dra. Teresa Martínez-Menchón hemos conseguido cambiarle el tratamiento, hacer un reposicionamiento de un fármaco para tratar específicamente su enfermedad lo que ha supuesto un antes y un después”.
Con más recursos y más profesionales, la investigación podrá seguir dando respuesta a estos pacientes. “Se necesitan más recursos, pero es verdad que hay un cambio de conciencia y en España hay muchos investigadores trabajando en enfermedades raras”, indica Mulero. “En definitiva, en los últimos años hemos pasado de nada a algo. Hace unos años prácticamente no había investigación, el diagnóstico era muy complejo y, por supuesto, no había tratamiento. Todo eso está cambiando”, concluye el experto.