Redacción | Madrid
La investigación de la Universidad Carnegie Mellon de Pittsburgh (EEUU) ha logrado descubrir cómo se comporta el cerebro de los autistas cuando piensan en determinadas acciones como persuadir, abrazar, humillar o alentar.
En concreto, se les hizo una resonancia magnética funcional sobre 34 personas (la mitad con autismo y la otra mitad sin este trastorno). Después, mediante un sistema de “aprendizaje de máquinas” (o machine learning) se conocía en un 97% de los casos quiénes tenían autismo y quién no.
Lo que se hizo después en la investigación, que acaba de ser publicada en la revista Plos One, fue indagar en la concepción que las personas tienen de sí mismas. Lo hicieron observando su reacción al escuchar palabras como “patada”, “adorar” o “insultar”. Sin embargo, no obtuvieron reacciones ya que se comprobó una falta de actividad en la corteza cingulada posterior, un área relacionada directamente con la autoconsciencia.
Para los autistas, estas palabras, o la idea de incitarles a abrazar o interactuar con alguien, resulta más bien como una definición de diccionario y no les genera un impulso para reaccionar, no se sienten implicados en la acción.
Otro objetivo del estudio fue determinar la correlación entre las alteraciones a nivel psicológico con las alteraciones cerebrales, ante lo que los investigadores, liderados porel doctor Marcel Adam Just, se ha descubierto un marcador en el cerebro para una alteración en el pensamiento, que tiene origen biológico, algo que hasta ahora no existía en este tipo de patologías.
Lo cierto es que esta técnica y junto con la combinación de imagen cerebral y el análisis de datos (Big Data) supondrá un avance para entender, de forma biológica, los procesos en las alteraciones del pensamiento que tienen las personas con autismo.
Porque salud necesitamos todos… ConSalud.es
La investigación de la Universidad Carnegie Mellon de Pittsburgh (EEUU) ha logrado descubrir cómo se comporta el cerebro de los autistas cuando piensan en determinadas acciones como persuadir, abrazar, humillar o alentar.
En concreto, se les hizo una resonancia magnética funcional sobre 34 personas (la mitad con autismo y la otra mitad sin este trastorno). Después, mediante un sistema de “aprendizaje de máquinas” (o machine learning) se conocía en un 97% de los casos quiénes tenían autismo y quién no.
Lo que se hizo después en la investigación, que acaba de ser publicada en la revista Plos One, fue indagar en la concepción que las personas tienen de sí mismas. Lo hicieron observando su reacción al escuchar palabras como “patada”, “adorar” o “insultar”. Sin embargo, no obtuvieron reacciones ya que se comprobó una falta de actividad en la corteza cingulada posterior, un área relacionada directamente con la autoconsciencia.
Para los autistas, estas palabras, o la idea de incitarles a abrazar o interactuar con alguien, resulta más bien como una definición de diccionario y no les genera un impulso para reaccionar, no se sienten implicados en la acción.
Otro objetivo del estudio fue determinar la correlación entre las alteraciones a nivel psicológico con las alteraciones cerebrales, ante lo que los investigadores, liderados porel doctor Marcel Adam Just, se ha descubierto un marcador en el cerebro para una alteración en el pensamiento, que tiene origen biológico, algo que hasta ahora no existía en este tipo de patologías.
Lo cierto es que esta técnica y junto con la combinación de imagen cerebral y el análisis de datos (Big Data) supondrá un avance para entender, de forma biológica, los procesos en las alteraciones del pensamiento que tienen las personas con autismo.
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