Desarrollan una nueva solución inyectable que se autoensambla en forma de gel y libera una dosis constante de lamivudina (medicamento contra el VIH) a lo largo de seis semanas. Este gel, según publican los investigadores en el ‘Journal of the American Chemical Society’, podría ayudar a tratar el VIH como ningún otro método disponible en la actualidad. Cabe recordar, que durante el 2022, 39,0 millones de personas en todo el mundo vivieron con VIH.
Esta nueva solución al inyectarse bajo la piel y permanecer en su lugar durante un periodo prolongado liberando el compuesto terapeútico de forma lenta y constante, provoca que las personas seropositivas puedan disponer de una nueva terapia que no requiere de una pauta diaria de pastillas para prevenir el sida.
"El principal reto en el tratamiento del VIH es la necesidad de controlar el virus de por vida, y una forma de abordarlo es reducir las frecuencias de dosificación para ayudar a los pacientes a cumplir los regímenes médicos"
"El principal reto en el tratamiento del VIH es la necesidad de controlar el virus de por vida, y una forma de abordarlo es reducir las frecuencias de dosificación para ayudar a los pacientes a cumplir los regímenes médicos --afirma Honggang Cui, ingeniero químico y biomolecular de la Universidad Johns Hopkins (Estados Unidos) que dirigió la investigación--. Este nuevo diseño molecular nos muestra un futuro en el que la hidrogelación de fármacos puede hacer eso para mejorar el tratamiento del VIH". El equipo de Cui demostró que en tubos de ensayo que simulan las condiciones del plasma, la porción líquida de la sangre, el gel se separa rápidamente en moléculas de lamivudina. Al inyectar el gel en la espalda de los ratones, los investigadores comprobaron que una sola inyección bastaba para mantener concentraciones eficaces y duraderas del fármaco durante 42 días sin apenas efectos secundarios.
Para las personas seropositivas, la clave está en mantener los niveles de fármacos en el torrente sanguíneo en concentraciones que supriman la carga del virus en el organismo. Pero esto puede resultar difícil con los métodos tradicionales, ya que el organismo se deshace de estas sustancias químicas de forma natural, explica Cui, razón por la cual los distintos tratamientos requieren dosis y frecuencias de dosificación diferentes para funcionar.
Los hidrogeles tienen unas propiedades únicas de absorción de agua que les confieren una consistencia gelatinosa parecida a la del tejido biológico. El nuevo gel se autoforma, permanece cerca del lugar de la inyección y se separa en moléculas que pueden repeler el virus sin necesidad de portadores o materiales de administración adicionales.
Los investigadores tienen previsto seguir probando su trabajo con medicamentos utilizados en terapias combinadas junto con la lamivudina, ya que la mayoría de estos tratamientos implican un cóctel de dos o más fármacos. Dado que la lamivudina es un fármaco aprobado por la FDA para tratar el VIH y la hepatitis B, los investigadores afirmaron que el hidrogel también podría ayudar a controlar la hepatitis B. "Se trata de una forma novedosa de administrar medicamentos contra el VIH, y esta plataforma tiene la ventaja de que un solo polímero puede programarse para administrar simultáneamente varios fármacos distintos", apunta Charles W. Flexner, coautor del estudio y profesor de Medicina, Farmacología y Ciencias Moleculares de la Facultad de Medicina Johns Hopkins.
"Uno de los inconvenientes de los tratamientos inyectables aprobados contra el VIH es que ninguno tiene actividad contra el virus de la hepatitis B, que es una coinfección frecuente con el VIH, especialmente en Asia y África --explica--. Esta formulación administra lamivudina, un fármaco activo tanto contra el VIH como contra el VHB, pero también puede modificarse para administrar tenofovir, que es el tratamiento estándar actual contra el VHB".
A largo plazo, el equipo prevé que su hidrogel funcione como medida preventiva, de forma similar a como algunas personas toman medicamentos contra el VIH para evitar la infección.