La Sociedad Española de Cardiología (SEC) celebra del 13 al 16 de febrero la séptima edición de su congreso virtual, eCardio23. Un encuentro que contará con la participación de varios especialistas que abordarán numerosos temas de actualidad relacionados con la cardiología y la prevención cardiovascular. Uno de los más llamativos es el papel de la aspirina en la prevención de un segundo evento cardiovascular en aquellos pacientes que ya han sufrido uno previo.
“La aspirina o ácido acetilsalicílico es un antiinflamatorio que, a dosis bajas, es capaz de inhibir la función de las plaquetas; algo que no hacen los demás antiinflamatorios. Las plaquetas son elementos clave para la formación de coágulos dentro de los vasos sanguíneos, especialmente los de las arterias”, indica el Dr. Marcelo Sanmartín Fernández, cardiólogo del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid y moderador de la sesión ‘En prevención secundaria, ¿nos olvidamos de la aspirina?’.
"La aspirina o ácido acetilsalicílico es un antiinflamatorio que, a dosis bajas, es capaz de inhibir la función de las plaquetas; algo que no hacen los demás antiinflamatorios"
El doctor explica que lo que consigue impedir la aspirina es que se agreguen y formen trombos que podrían llegar a obstruir, entre otras, las arterias coronarias, provocando un infarto de miocardio o una angina de pecho, o las arterias cerebrales, dando lugar a un ictus. Sin embargo, ese efecto de impedir que las plaquetas se agreguen, conocido como efecto antiagregante plaquetario, explica también por qué la aspirina puede producir hemorragias: si las plaquetas no se agregan, no se forman trombos que taponen las arterias o las venas en caso de hemorragia.
Por lo tanto, desde la SEC indican que en personas sin enfermedad cardiovascular conocida no se recomienda el uso generalizado de aspirina para prevenir infartos o ictus debido a que el riesgo de hemorragias supera al posible beneficio del fármaco.
El Dr. Sanmartín explica que aunque la aspirina es el antiagregante plaquetario de base para prevenir un segundo evento, también existen situaciones en las que se puede prescindir de ella. “Es el caso, por ejemplo, de los pacientes que deben tomar anticoagulantes, al menos cuando han transcurrido más de 12 meses después de un implante de stent coronario”, concreta el cardiólogo.
"En la mayoría de los casos, recomendamos dos antiagregantes después de un infarto durante unos 12 meses, pero a veces podemos retirar la aspirina más precozmente y continuar solo con el segundo antiagregante para evitar mayor riesgo de hemorragias"
Por otro lado, algunos estudios sugieren que, cuando pasan más de tres meses desde que se ha implantado un stent, es más eficaz utilizar un único antiagregante y, en ese caso, existen otros fármacos que se muestran superiores a la aspirina. “Sin embargo, no es una práctica aprobada en las guías de práctica clínica. En la mayoría de los casos, recomendamos dos antiagregantes después de un infarto durante unos 12 meses, pero a veces podemos retirar la aspirina más precozmente y continuar solo con el segundo antiagregante para evitar mayor riesgo de hemorragias. Estos antiagregantes, que no son la aspirina, son fármacos son más caros y no todos los pacientes se beneficiarían de un cambio; quizá solo aquellos con un riesgo muy alto de nuevos infartos”, recalca el Dr. Sanmartín que para concluir recuerda que la medicina es una ciencia que intenta adaptarse a cada paciente y que hay que confiar en las recomendaciones de los especialistas.