La oclusión de la arteria central de la retina (OACR) es una emergencia ocular que se presenta como una pérdida de visión brusca, profunda e indolora y que se debe a un trombo que obstruye la arteria principal de la retina. Es el análogo ocular del ictus cerebral. Se trata de una enfermedad poco prevalente y, por tanto, poco conocida, que en la mayoría de los casos provoca una pérdida de visión permanente irreversible si no se actúa antes de las 6 horas de la presentación de los síntomas. Detectarla a tiempo es, pues, indispensable.
En abril de 2018, el Hospital Germans Trias puso en marcha un protocolo de atención urgente del ictus de la retina. Desde entonces, la activación de este protocolo, llamado Código Ictus Retina, ha servido para detectar cerca de 120 casos en los que se ha sufrido una oclusión arterial retiniana.
En este sentido, es fundamental poder aplicar una terapia que, como se ha demostrado en el ictus cerebral, deshace el trombo que causa la obstrucción y recupera el flujo sanguíneo en el ojo. Este tratamiento, que se puede administrar por vía intravenosa o intraarterial, todavía está poco extendido, pero es el único eficaz, y si se realiza a tiempo, puede facilitar la recuperación visual: es el caso de una quincena de pacientes que fueron tratados con esta terapia, que experimentaron mejoras significativas en la agudeza visual (un 33%) respecto a aquellos que no fueron tratados (un 5%).
Estos resultados se incluyen en un estudio que ha analizado medio centenar de casos de ictus de retina en los que se aplicó el Código Ictus Retina hasta febrero del pasado año. Además, entre los resultados obtenidos en estos cinco años de implementación de este protocolo, también hay conclusiones sobre las causas de estos ictus. Una de las más importantes es la fibrilación auricular, un tipo de arritmia del corazón frecuente en personas mayores que son causa de ictus, y que requiere un tratamiento anticoagulante a diferencia de otras causas. El estudio ha encontrado porcentajes más altos de esta fibrilación auricular, gracias a un estudio más completo y similar al que se hace en el ictus cerebral.
CLAVES PARA EVITAR LA CEGUERA U OTRAS COMPLICACIONES
La importancia de una detección temprana de los síntomas y de solicitar atención médica inmediata es fundamental por otra razón comprobada: los pacientes que sufren un ictus de retina tienen un alto riesgo de sufrir, en las semanas posteriores, un trastorno cerebral o cardiovascular. “Trabajar de forma coordinada con un protocolo como éste es vital para mejorar el pronóstico de estos pacientes, ya no sólo a nivel visual, sino para prevenir futuros eventos vasculares que van más allá de perder la visión”, apunta Alejandro Bustamante, médico especialista de la Unidad de Ictus del Hospital Germans Trias.
“Si estos pacientes no se tratan, casi ninguno mejora y quedan abocados a la ceguera y a otras complicaciones oculares severas”
“Si estos pacientes no se tratan, casi ninguno mejora y quedan abocados a la ceguera y a otras complicaciones oculares severas”, subraya Susana Ruiz Bilbao, retinóloga del Servicio de Oftalmología, para quien la baja incidencia de esta enfermedad no es razón para no considerarla suficientemente en serio. En este sentido, la oclusión de la arteria central de la retina tiene, según la literatura médica, una incidencia de 1 de cada 10.000 visitas oftalmológicas urgentes, aunque en el Germans Trias esta cifra fue, el año pasado, de 12 por cada 10.000 visitas. "Es una patología existente, pero hay que buscarla precozmente y detectarla para aflorar su impacto", remarca.
Tanto Ruiz-Bilbao como Bustamante comparten la necesidad de que la población, de igual modo que ya conoce bien los síntomas característicos del ictus, también pueda reconocer como símbolo de alarma el perder visión de un ojo, de forma brusca, y sin dolor ni enrojecimiento. “El demasiado tiempo transcurrido desde la aparición de los síntomas hasta llegar al hospital es el que nos ha impedido tratar a más pacientes, por lo que es clave no tardar en pedir asistencia médica”, aconsejan.
A grandes rasgos, el Código Ictus Retina se activa después de que el servicio de Oftalmología diagnostica al paciente que ha llegado a Urgencias con una pérdida repentina de visión profunda e indolora en un ojo; entonces, Neurología pide una prueba de neuroimagen para valorar la circulación cerebral y, en su caso, indica un tratamiento para restaurar el flujo sanguíneo en el ojo. Por último, el protocolo quiere dar un paso más gracias a la inteligencia artificial, en el sentido de que, en un futuro no muy lejano, permita llegar a determinar exactamente cuándo se ha iniciado este ictus y su tiempo de evolución, para poder tratar a más pacientes o incluso predecir su pronóstico.