Desde hace una década cada año se publican 6 millones de estudios científicos, según datos de Dimensions publicados por ‘The Conversation’. La investigación en ciencia y en salud es abundante. Sin embargo, estos millones de documentos no siempre son abiertos, la investigación no siempre es trasparente y a veces se carecen de herramientas para poder acceder a los datos. Esta situación llevó hace unos años a la comunidad científica a crear el movimiento Ciencia Abierta (Open Science). Sus principios: “mayor accesibilidad, colaboración, eficiencia y transparencia de la investigación, para que sea más democrática y con mayor vinculación a las necesidades de la Sociedad”.
Desde la UNESCO, la Comisión Europea y las diferentes instituciones académicas, se han realizado durante los últimos años recomendaciones para accesos sin trabas económicas, tecnológicas o jurídicas a revistas, repositorios, revisiones por pares, métricas, datos de investigación, software, big data y datos gubernamentales. Esta información abierta a todos los ciudadanos permitiría ser utilizada para diversas investigaciones, llevarla a la práctica clínica y mejorar el abordaje de los pacientes que se da día a día.
Desde la Unión Europea se ha pedido y recomendado que los Estados miembros se “adapten y hagan extensivas sus políticas de acceso abierto a las publicaciones científicas”
Existen multitud de repositorios de datos y recursos de diversas instituciones que se comparten para la “difusión y preservación de la producción científica”. Es el caso por ejemplo de la red de bibliotecas y archivos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), un repositorio institucional digital con la que se preserva, difunde y organiza en acceso abierto la actividad realizada en el CSIC.
Un cambio en la ciencia y la investigación que fue posible gracias a internet y para el que desde la Unión Europea se ha pedido y recomendado que los Estados miembros se “adapten y hagan extensivas sus políticas de acceso abierto a las publicaciones científicas”, como señaló la Comisión Europea en sus recomendaciones del 17 de julio de 2012 para 2020.
LA ACTUALIDAD DE LA CIENCIA ABIERTA
Actualmente Europa se encuentra enfrascada en el desarrollo de una interoperabilidad en todo el territorio de la UE, con iniciativas de sistemas digitales y repertorios de datos que permitan crear una historia clínica electrónica europea, bases de datos e investigaciones de acceso abierto. El Espacio Europeo de Datos Sanitarios, que ahora está definiendo su legislación, ha supuesto un importante paso para el desarrollo de entornos que permitan la ciencia abierta. Pero todavía queda un importante camino.
Recientemente el Consejo de la Unión Europea ha publicado una serie de conclusiones sobre la ciencia abierta y las publicaciones académicas en las que hace un llamamiento y reitera la importancia de acelerar la transición a la ciencia abierta para mejorar “la calidad, eficiencia e impacto de la investigación”.
Actualmente los muros de pago, cada vez más presentes en las revistas científicas de prestigio; las publicaciones falsas o cuestionables, en incremento, solo en 2020 el 34% de los artículos de Neurociencia publicados en 2020 era falsos, el 24% en el campo de la Medicina; el hecho de que no todos los investigadores consiguen los suficientes recursos para compartir sus resultados; o la práctica de editoriales de revistas científicas que piden a los autores dinero para divulgar en abierto sus estudios hace que la ciencia abierta tenga importantes trabas.
El consejo Europeo insta a desarrollar políticas y directrices nacionales de acceso abierto para publicaciones académicas inmediatamente accesibles bajo licencias abiertas y para aplicar el principio: accesible, interoperable y reutilizable
En los últimos años, además de las políticas de ciencia abierta iniciadas en Europa, se han introducido distintos derechos de publicación secundaria que permiten el acceso abierto a las publicaciones académica realizadas con fondos públicos, instaurados por diferentes Estados miembros; la puesta en marcha de la Coalición para el Avance de la Evaluación de la Investigación, que se basa en investigaciones con revisión por pares y con uso responsable de los indicadores cuantitativos, y la Nube Europea de Ciencia Abierta (EOSC por sus siglas en inglés), una iniciativa que tiene como objetivo cambiar el proceso de investigación y la manera en que se generan los resultados de la misma.
Con todo, desde el Consejo Europeo destacan la necesidad de invertir en infraestructuras electrónicas y en herramientas digitales con las que dar respuesta al aumento de la investigación que se realiza en ciencia y en Medicina sobre big data o software abierto y desarrollar políticas y directrices nacionales de acceso abierto para publicaciones académicas inmediatamente accesibles bajo licencias abiertas y para aplicar el principio: accesible, interoperable y reutilizable.
También alientan a tomar medidas comunitarias para eliminar las barreras en el acceso y la reutilización de los resultados de la investigación financiada con fondos públicos, a armonizar sus políticas de acceso, a apoyar el proyecto piloto de la Open Research Europe y a realizar un cambio en la cultura de la investigación “que reconozca la importancia de maximizar la calidad y el impacto de la investigación”, concluyen. Toda una transición en aras a desarrollar un sistema de ciencia abierta en Europa.