La reclamación de que los médicos dispongan de una categoría profesional específica para su colectivo constituye uno de los principales focos de sus demandas. La pasada semana diferentes sindicatos médicos de todo el país unieron sus fuerzas para volver a poner sobre la mesa del Ministerio de Sanidad la necesidad de articular un reconocimiento profesional “superior” y diferenciado respecto al recogido para otros profesionales sanitarios. Los facultativos fundamentan esta medida en la singular exigencia y el tiempo que han de invertir para adquirir su formación.
En concreto, los médicos se enmarcan actualmente en la categoría A1, acreditando 360 créditos por su titulación, mientras que otros colectivos de la misma categoría cuentan con unos 240 créditos. En esta línea, otras profesiones como la de juez, disponiendo del mismo nivel de formación que el de los facultativos, tienen una clasificación distinta que implica mejores retribuciones. Una circunstancia que desde la Confederación Española de Sindicatos Médicos (CESM) pretenden corregir; si bien, su secretario general, Dr. Gabriel del Pozo, aclara que “el reconocimiento de los médicos debe ir más allá de las meras mejoras retributivas”.
Los médicos tienen que estar clasificados de manera individualizada “donde les corresponde en base a sus diferencias formativas”
Desde la organización sindical hablan de una nueva categoría “A+” que les ampare dentro del Sistema Nacional de Salud (SNS), ahondando en el reconocimiento y desarrollo de su profesión. “Llevamos tiempo trasladándole al ministerio que la actual clasificación se tiene que revisar, dadas una serie de particularidades en la formación de los médicos que obligan a clasificarlos en un grupo especial”. Por tanto, el responsable de CESM considera justo adaptar la actual estructura de categorías en base a las “diferencias académicas” que presentan los estudios para llegar a ser un médico especialista.
De la misma manera, Del Pozo destaca que la nueva clasificación “ha de arrastrar todos los cometidos y contenidos que vienen formando parte de la labor de los facultativos” hasta el momento; asimismo, en relación con otras reclamaciones de cambio de categoría llegadas por parte de diferentes colectivos sanitarios, aclara también que desde CESM “no se oponen” a que estas modificaciones puedan darse en otros grupos. Sin embargo, reitera que los médicos tienen que estar clasificados de manera individualizada “donde les corresponde en base a sus diferencias formativas”.
¿QUÉ SUPONDRÍA?
Llegado el caso de que el Ministerio de Sanidad se aviniera a dar respuesta a esta demanda histórica de los médicos, la llegada de un nuevo grupo profesional específico implicaría para todos ellos “una mejora en las retribuciones” y serviría para “redefinir y concretar” los cometidos de los diferentes grupos. “En este caso, lo que pedimos es que nuestros cometidos, que se encuentran bien claros y definidos, nos acompañen al pasar a la nueva categoría. No puede sostenerse que permanezcamos en un grupo en el que los demás no cumplen los mismos requisitos que tiene un médico”, asevera.
“Es lo que nos marca la ley, tenemos más créditos de formación y salimos de nuestros estudios con un grado distinto al resto, equiparable a una formación máster”
En este sentido, desde CESM aclaran que la nueva clasificación debe responder al hecho de que el médico “es líder en el proceso asistencial”, por lo que requeriría un estatuto y una regulación específica. “Es lo que nos marca la ley, tenemos más créditos de formación y salimos de nuestros estudios con un grado distinto al resto, equiparable a una formación máster”, esgrime el secretario general de CESM. No en vano, la trayectoria académica de un médico que ingresa en el SNS implica seis años de carrera, un periodo posterior de estudio para el MIR y cuatro o cinco años más de formación especializada, con jornadas semanales que pueden rondar las 50 o 70 horas.
De este modo, tras emplear alrededor de 11 años para formarse y entrar a formar parte de la sanidad pública, “es de esperar que las condiciones laborales y retributivas sean proporcionales al sacrificio, capacitación y responsabilidad de los profesionales”. Además, el nuevo grupo “A+” implicaría diferenciar los cometidos de los facultativos con respecto a los de otros compañeros sanitarios, en un contexto en el que la sobrecarga asistencial y la falta de efectivos en el SNS ha desembocado a que el médico pierda “liderazgo y protagonismo”. Este escenario, lamentan desde CESM, ha provocado que se traspasen competencias "exclusivas" de los médicos a otras profesiones.
“Evidentemente, queremos recordar en este momento lo que siempre hemos pedido, poder ocupar el grupo que a los médicos nos corresponde”
Por todo ello, desde el colectivo médico han venido trabajando durante años para poner esta reivindicación sobre la mesa de “todos los ministerios implicados y los representantes sanitarios de los diferentes grupos políticos”, aunque ahora se ha reverdecido el asunto tras la llegada de informaciones que apuntan a la posibilidad de algunos replanteamientos de categoría por parte del departamento de Mónica García. “Evidentemente, queremos recordar en este momento lo que siempre hemos pedido, poder ocupar el grupo que a los médicos nos corresponde”, concluye Gabriel Del Pozo.