Calendario quirúrgico pediátrico: "Es un asunto muy serio, no para que los niños luzcan bonitos"

El vicepresidente de la Sociedad Española de Cirugía Pediátrica atiende a ConSalud.es para explicar la función de los calendarios quirúrgicos, que difieren según el hospital

El Doctor Alberto Pérez Martínez, cirujano pediátrico (Foto cedida a ConSalud.es)
3 agosto 2023 | 17:45 h

“Los calendarios quirúrgicos están pensados para proteger a los niños de decisiones poco documentadas”. Así de contundente se muestra Alberto Pérez Martínez, vicepresidente de la Sociedad Española de Cirugía Pediátrica (SECP) y secretario del Sindicato Médico de Navarra, al hablar sobre el calendario de cirugía pediátrica que tiene cada hospital y que sirve como guía para que los profesionales sepan a qué edad aproximada deben intervenir (aunque al final, “como toda guía”, es modificable en función de las características concretas de cada paciente).

Y es que el suyo, señala el cirujano pediátrico, es un terreno muy particular. Si ya en la cirugía de adultos siempre se intentan explorar -en la medida de lo posible- otras vías antes de pasar a la intervención quirúrgica, en la de niños esto se trata de evitar todavía más “por el hecho de que están creciendo y en desarrollo”. “Pueden tener problemas al nacer con una probabilidad muy alta de que se solucionen solos”, comenta.

"Solo hay que elegir la cirugía cuando es inevitable, no para acortar tiempos y que los niños luzcan bonitos en la playa"

De hecho, asegura, los calendarios de cirugía pediátrica no están enfocados a los padres, sino a los pediatras, para que estos sepan cuando tienen que remitir a un niño a la consulta de cirugía pediátrica si realmente es requerido: “Ahora mismo estamos muy sobrecargados, y si te mandan a un lactante de seis meses con una hernia umbilical, aunque sea muy grande, pues no lo vas a operar ni con uno, ni con dos ni con tres años, porque probablemente se va a curar solo. En todo caso, si persiste, ya sería a los cuatro o a los cinco. Entonces, intentamos que no se nos remita a la consulta de cirugía pediátrica, salvo que los padres estén muy angustiados y necesiten la opinión de un cirujano experto para quedarse tranquilos”. 

“En el calendario de cirugía pediátrica también indicamos que no se debe mandar a un niño al cirujano si no ha fracasado un tratamiento médico previo, para asegurarnos de que se ha intentado por todos los medios evitar una intervención quirúrgica. Es un asunto muy serio, y solo hay que elegirlo cuando es inevitable, no para acortar tiempos y que los niños luzcan bonitos en la playa”, añade.

"Es mejor evitar el riesgo de la anestesia general y de las complicaciones que pueden derivarse de la intervención"

Al final, explica Pérez Martínez, cada servicio del hospital tiene su calendario quirúrgico, y “realmente son todos bastantes coincidentes”. “Solo difieren en algunos puntos por pura convención. Por ejemplo, la Sociedad Española de Cirugía Pediátrica recomienda no operar una fimosis antes de los cinco años, mientras que mi servicio lo sube a los siete: Lo que sí queremos es que nadie lo haga a los dos años, porque no está indicado”, añade.

Relacionado con esto, y aunque el médico navarro comentaba anteriormente que el calendario de cirugía pediátrica no está enfocado a los padres, sí que afirma que “los puede proteger colateralmente”: “Los padres tienen que saber que hay algunas patologías que no requieren de ser intervenidas tan temprano y que es mejor evitar el riesgo de la anestesia general y de las complicaciones que pueden derivarse de la intervención: Morbilidad, mortalidad, cicatrices inestéticas…”

Algunos ejemplos que pone de esto son el hidrocele (“niños que retienen líquido en el testículo, muy frecuente en el nacimiento y que entre los cuatro y los cinco años ya se ha resuelto solo”); la criptorquidia (“cuando el testículo no ha terminado de descender a la bolsa escrotal, también al año suele haberse solucionado”); o la mencionada fimosis (“solo se interviene cuando el niño alcanza una edad en la que se prevé que no se va a arreglar espontáneamente y ha fracasado el tratamiento médico con corticoides de forma atópica”).

"El beneficio del niño siempre irá por encima del criterio de los padres, y si hace falta se acude al juez”

Después, entre las intervenciones más tempranas y complejas que refleja el calendario (en la imagen adjunta, el del Hospital 12 de Octubre de Madrid), destacan el labio leporino, "un quebradero de cabeza últimamente entre los cirujanos": “No es solo reparar el defecto que tiene el labio, también requiere un seguimiento y ortodoncia, logopedia, fonética… se debe hacer en sitios que tenga un equipo multidisciplinar para ayudar al niño en el postoperatorio”.

También menciona las malformaciones linfáticas, que pueden acarrear problemas muy complejos de comprimir la vía aérea o la digestiva; o, por otro lado, ser un “nodulito” bajo la mandíbula que ni siquiera llama la atención. “Ahí tiene que entrar la competencia y la pericia del cirujano pediátrico de saber si hay que meterle mano a un niño de seis meses porque la malformación va a ser un desastre para su vida social, o si puede esperar unos años a que la anestesia general sea mejor tolerada porque la malformación no está produciendo ninguna alteración funcional”, señala.

"La fimosis es una de las intervenciones que depende más del criterio de cada hospital"

Sin embargo, por mucho que recomiende no operar a un niño si no se han intentado otros tratamientos antes, el cirujano recuerda que la última palabra no la tienen siempre los padres. “No puedes tener a un niño con una hernia indinoescrotal, que si no se trata puede llevar a una perforación intestinal o a una peritonitis. Si es necesario intervenir a un niño por su propio bien, su beneficio siempre irá por encima del criterio de los padres, y si hace falta se acude al juez”.

Finalmente, aunque insiste en que hay un “consenso general” entre los cirujanos pediátricos tanto para esperar lo máximo posible antes de intervenir como para establecer los plazos de los calendarios de cirugía de cada hospital, sí se da un caso paradigmático, una vez más, con la fimosis. “Como te decía antes, depende mucho de la práctica, de la experiencia y de la costumbre que haya en cada sitio: Hay hospitales que lo hacen a partir de los tres, otros a partir de los siete y otros que, como pasaba antes, cuando el niño vaya a la mili. También hay lugares de donde permiten hacer circuncisiones religiosas a los tres meses, y otros, como Navarra, en los que no”, concluye el cirujano.

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