La enfermera Lucy Letby ha sido condenada a cadena perpetua por la Justicia británica. Así lo comunicaron el pasado 21 de agosto tras ser acusada de asesinato la semana pasada por las autoridades británicas. Letby ha sido culpada del asesinato de siete bebés y de seis intentos de homicidio en un hospital de la localidad inglesa de Chester.
Los crímenes tuvieron lugar entre junio de 2015 y junio de 2016 en los que Letby, de 33 años, inyectó a los bebés aire, leche o insulina, entre otros productos "letales" para ellos, según informaba la Fiscalia. La enfermera, lejos de declarar, negó cualquier responsabilidad de asesinato.
"Actuó de una manera absolutamente contraria al instinto humano", rompiendo además "la confianza que todos los ciudadanos depositan en los profesionales médicos y de asistencia", ha explicado el juez James Goss durante la vista de lectura de la sentencia.
El juez ha indicado la falta de atenuantes para plantear una pena alternativa a la cadena perpetua y lo considera una acción premeditada
La falta de "remordimiento" ha hecho saltar las alarmas y ha indicado al juez que "no hay factores atenuantes" que puedan siquiera hacerle plantear una pena alternativa a la cadena perpetua. "Había una malicia cercana al sadismo en sus acciones", ha afirmado, según la BBC.
El primer ministro de Reino Unido, Rishi Sunak, ha tachado de "cobarde" que Letby no quisiera coincidir en la sala de juicios con las familias de las víctimas. El ministro de Justicia, Alex Chalk, le ha afeado igualmente este comportamiento y ha adelantado que el Gobierno intentará cambiar la ley "para que los delincuentes estén obligados a asistir a las vistas de lectura de sentencia".
Unas 70 personas cumplen cadena perpetua en Reino Unido, lo que implica que, salvo razones de índole humanitaria, no saldrán de prisión. Antes de Letby, sólo otras tres mujeres habían recibido esta condena, una de las cuales ya falleció en 2002.
DETENIDA EN 2018
Letby no fue apartada de su puesto hasta la muerte de dos trillizos y de otro bebé en tres días consecutivos. Inicialmente quedó relegada a labores administrativas y recurrió el traslado, gracias a lo cual debía haber regresado en marzo de 2017 a la unidad de neonatos si el hospital no se hubiese puesto en contacto entonces con la Policía.
Las investigaciones posteriores derivaron en un primer arresto de la enfermera en julio de 2018. En los registros posteriores en su vivienda, los agentes localizaron varias notas en los que reconocía de forma velada acciones criminales que, a ojos de la Fiscalía, hacían las veces de confesión escrita.
Además de los siete asesinatos y los seis intentos por los que ha sido declarada culpable, durante el juicio también se ha examinado su posible responsabilidad en otros casos sospechosos, sin que el jurado pudiese determinar de forma fehaciente su culpabilidad.