El burnout, o síndrome de desgaste laboral, es un tipo de afección provocada por el trabajo. Se da fundamentalmente en personas que desarrollan un trabajo en un contexto de estrés. Según el portavoz de la Sociedad Española de Psicología Clínica (ANPIR), Gabriel Ródenas, “el colectivo de profesionales sanitarios está considerado como un grupo de riesgo de cara a sufrir este síndrome”.
En cuanto a los síntomas que presenta este agotamiento en el ámbito laboral, habitualmente “vemos que pasa factura a nivel de desgaste emocional”. Asimismo, los profesionales que lo sufren, pueden presentar despersonalización, que ocurre cuando los sanitarios dejan de implicarse en su propio trabajo “como método defensivo”. Se puede producir también un aislamiento del resto de los compañeros.
El burnout se manifiesta de diversas maneras y viene provocado por un desgaste profesional cuando se ha pasado por un contexto de estrés mantenido en el ámbito laboral.
Viene provocado por un desgaste profesional cuando se ha pasado por un contexto de estrés mantenido en el ámbito laboral
Un alto porcentaje de profesionales sanitarios en España, especialmente tras la pandemia, “con las circunstancias a las que se les ha sometido”, ha presentado estas sensaciones y experiencias de burnout. De hecho, aumenta el número de profesionales que lo padecen.
“Tras una larga etapa de actividad intensa, en unas condiciones muy duras, y las actuales condiciones de la sanidad”, no es de extrañar que cada vez más profesionales sufran este síndrome.
En cuanto a las ramas de la medicina que más sufren este desgaste, se encuentran aquellas “que están más expuestas a situaciones límite, como personas que trabajan en UCI o en contextos muy cercanos a experiencias relacionadas con la muerte, como oncología o paliativos”. Estos suelen ser los servicios más afectados, “incluso los propios psicólogos, entre lo que me incluyo, también estamos expuestos a ver situaciones de muerte por suicidio”.
Los profesionales que sufren de este síndrome pueden acceder a ayuda psicológica si la necesitan. “Cada centro sanitario tiene sus protocolos, algunos contemplan dentro de sus servicios la atención a compañeros y compañeras”, explica el experto. Estos programas se pusieron en marcha a raíz de la pandemia.
A su vez, “en muchos centros y hospitales fueron los propios compañeros quienes pusieron en marcha programas para el abordaje sanitario del burnout, sobre todo en las primeras fases del covid”, afirma Ródenas.
“En muchos centros y hospitales fueron los propios compañeros quienes pusieron en marcha programas para el abordaje sanitario del burnout”
A pesar de que esta ayuda exista, en cualquier caso dependerá de cada centro. Los sanitarios, además, pueden llegar a encontrar dificultades para identificar este síndrome en ellos mismos. “El hecho de no tomar conciencia de la necesidad que tienes de parar, o incluso no permitírtelo pese a ser consciente, puede retrasar la solicitud de bajas o ayuda psicológica o médica”, lo que empeoraría la situación.
Asimismo, “el burnout depende de las situaciones laborales, y si se tiene un sistema o un servicio que no cuida al profesional, que no da facilidades para desarrollar un trabajo coherente o eficaz, la situación empeora”, lamenta el psicólogo. “No puede ser que se intente someter a una gran cantidad de estrés, que ya de por sí tiene la atención sanitaria, si no se cuenta con los recursos para poder desarrollar esa atención. Esto acaba pasando factura y a todos nos afecta en una menor o mayor medida".
Las bajas laborales pueden ser una solución a este problema, aunque “sigue existiendo un estigma asociado a ello dentro del propio servicio”.
Por otro lado, si no se recibe una atención adecuada, esto conlleva a otro problema: la sobremedicalización. “Hay estudios que confirman que el consumo de psicofármacos u otras sustancias como el alcohol pueden aparecer con mayor frecuencia en determinados momentos y grupos, y el burnout es un factor de riesgo, al exponerte a estas medidas para paliar el estrés y las consecuencias negativas del desgaste”, informa Ródenas.
¿CUÁNDO LLEGA EL MOMENTO DE PARAR?
Gabriel Ródenas explica cuáles son las señales que deben poner en alerta al profesional sanitario, que le indican cuándo debe parar y tomar un descanso de todo este desgaste. “Al fin y al cabo nuestras emociones nos indican que existen aspectos que no están funcionando, lo primero que nos encontramos sería la sintomatología de tipo emocional”.
En este sentido, se destaca la ansiedad o depresión, el nerviosismo,ataques de pánico, problemas para descansar, insomnio, tensión muscular, taquicardias, mareos, somatizaciones, dificultad para arrancar por las mañanas o no encontrar la motivación para incorporarte al centro trabajo.
También se presentan otros síntomas como no querer involucrarte en tus tareas y distanciarte en el trato de los pacientes, lo que se conoce como despersonalización, agotamiento generalizado o no relacionarte con tus compañeros. Todos ellos son indicadores de que algo no está marchando como debería.
"Especialmente, cuando esos aspecto ya se generalizan en otros ámbitos de tu vida, y te provocan distanciamiento de tus amigos o familia", ya se convierte en un problema mayor. "Te impide llevar a cabo actividades sociales, pierdes aficiones, estas mas irascible...". Cuando los síntomas ya no se limitan al ámbito laboral, "estamos viendo viendo señales de alarma a las que les tenemos que prestar atención".
Por todo ello, los sanitarios, lamenta finalmente Ródenas, "se consideran un grupo de riesgo a la hora de sufrir el burnout".