La ministra de Empleo, Fátima Báñez, ha vuelto a sacar pecho esta semana porque, en el último año, la tasa de paro en España ha caído un 2,57% frente al 0,53% de media en los países de la OCDE. Sin embargo, en el ámbito sanitario, los datos revelan que el escaso crecimiento del empleo en los últimos meses no ha venido acompañado de un descenso de la precariedad laboral de los profesionales.
Así, según los últimos datos del propio Ministerio de Empleo, hasta el 45% de los contratos que se han firmado en lo que va de año en el sector de las “actividades sanitarias y servicios sociales” tuvieron una duración de un mes o menos. A nivel europeo, esto supone que España esté a la cabeza en cuanto al número de trabajadores temporales en el sector.
España es el tercer país de Europa con más sanitarios con contratos temporales y uno de los que menos pagan a sus médicos
De hecho, en el segundo trimestre de 2017 la Oficina de Estadística Europea (Eurostat) registró hasta 423.900 sanitarios españoles que tienen contratos temporales. La cifra sólo es superada por Alemania y Francia y, además, se ha incrementado en hasta 23.000 personas en lo que va de año. Por su parte, hasta 259.200 empleados tenían trabajos a tiempo parcial. Esto ha llevado, a su vez, a que aumente el pluriempleo, puesto que, según la última Encuesta de Población Activa, cada semana, los trabajadores del sector de las actividades sanitarias realizan una media de 16,9 horas de trabajo en un segundo empleo, distinto al empleo principal.
La situación laboral que viven los sanitarios españoles, y que también contrastan con la visión positiva de la ministra de Empleo, atañe además a los salarios. Según un reciente informe de la OCDE, España se sitúa entre los países que menos pagan a sus médicos, de forma que hasta 23 países pagan más a sus especialistas.
ESCASA PLANTILLA ENFERMERA
En el caso de la Enfermería, y aunque los salarios sí están por encima de la media, España está a la cola en lo que respecta a la ratio de profesionales por habitante lo que, en opinión de los sindicatos, se traduce en una mayor sobrecarga de los empleados que están en el sistema y en una peor atención para los pacientes.