El balón farmacoactivo se erige como una alternativa para desobstruir las arterias del corazón

El procedimiento que puede sustituir al stent se realiza en pacientes de alto riesgo o en aquellos que tienen lesiones coronarias que afectan a lesiones largas, bifurcaciones o vasos pequeños, entre otros

El Dr. Palazuelos (Foto. Quirónsalud)
El Dr. Palazuelos (Foto. Quirónsalud)
CS
20 febrero 2024 | 12:25 h
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La enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte en el mundo por delante del cáncer, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, representa uno de los asuntos de mayor preocupación entre los expertos a nivel mundial, aunque, en la actualidad existen distintos procedimientos para abordar las complicaciones del corazón, como es el caso del balón farmacoactivo (BFA).

El Dr. Jorge Palazuelos, responsable de la Unidad de Hemodinámica y Cardiología Intervencionista del Hospital Universitario La Luz, explica que se trata de un balón de angioplastia de reducido tamaño, que se utiliza para desobstruir las arterias del corazón. Además, va recubierto de un fármaco inmunosupresor que permite limpiar las arterias de una forma más controlada y segura.

"Si el paciente cumple los criterios mencionados, es decir, lesión larga, vaso pequeño, restenosis y bifurcación entre otros, los especialistas, después de pretratarla con un balón convencional, introducen un segundo balón, que va impregnado del fármaco inmunosupresor"

Normalmente, según apuntan los expertos, la técnica se realiza en pacientes o bien de alto riesgo porque tienen comorbilidades, enfermedades asociadas que pueden predisponer a las complicaciones, como problemas de anticoagulación, hemorragias, ictus, insuficiencia renal; o bien porque “los hallazgos angiográficos que vemos al hacer la coronariografía nos dicen que hay lesiones en vasos muy pequeños o lesiones muy largas, de mucha extensión, que afectan a bifurcaciones, a ramificaciones, a arterias que previamente tenían un stent (malla) y que éste se ha vuelto a ensuciar”.

RÁPIDO Y SEGURO

La técnica del balón farmacoactivo comienza cuando el cardiólogo clínico sospecha que el paciente tiene cardiopatía isquémica, “ya sea por los síntomas que presenta, las pruebas de esfuerzo o por otros test no invasivos”, aclara el Dr. Palazuelos. Así, el profesional remite al paciente a la sala de hemodinámica para que el equipo de expertos le realice una coronariografía diagnóstica que les permite confirmar, o no, esa sospecha.

“En caso de que se confirme que hay suciedad, esta prueba permite, además, tratar. Hablamos de intervencionismo coronario, percutáneo o angioplastia. Igual que en la coronariografía, en la angioplastia, normalmente, lo primero que hacemos es pinchar, con anestesia local, la arteria radial, introducimos una guía (alambre muy fino) que llega hasta el corazón y, a través de él, metemos un catéter, un tubo largo de plástico hueco. Con el catéter y el alambre que está en la arteria, introducimos el balón farmacoactivo para desobstruir las arterias”, detalla Palazuelos, que para resumir explica que son capaces de llegar con el fármaco que se va a emplear para tratar y llevarlo únicamente hasta el sitio que queremos con la ayuda de un balón.

“Los dos o tres primeros días, el paciente debe evitar hacer esfuerzos físicos importantes con el brazo y, después, durante 15 días, aproximadamente, debe evitar los esfuerzos intensos"

Si el paciente cumple los criterios mencionados, es decir, lesión larga, vaso pequeño, restenosis y bifurcación entre otros, los especialistas, después de pretratarla con un balón convencional, introducen un segundo balón, que va impregnado del fármaco inmunosupresor, “y ahí paramos el procedimiento, el tratamiento, es decir, no es preciso seguir y poner un stent o una malla”.

En cuanto a recuperación, el doctor asegura que es “muy buena y rápida, porque, normalmente, el paciente viene un día al hospital y se le hace el procedimiento de manera ambulatoria”. Después de la intervención se le pone un compresivo en la muñeca durante cuatro o cinco horas y, cuando el equipo confirma que ya no sangra por la zona de la punción, se le retira. Así, el resto del día, la persona permanece en el hospital caminando y en observación y, pasada 24 horas, es dado de alta.

“Los dos o tres primeros días, el paciente debe evitar hacer esfuerzos físicos importantes con el brazo y, después, durante 15 días, aproximadamente, debe evitar los esfuerzos intensos que se dan al correr o en el gimnasio para que la zona cicatrice y quede bien”, concluye el Dr. Palazuelos.

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