Los genes que forman parte del ADN de cada célula controlan sus funciones: con qué rapidez crecen, con qué frecuencia se dividen y cuánto tiempo viven. Hasta 30.000 diferentes se encuentran en una célula y cualquiera de ellos son susceptibles de sufrir una mutación que afecte a sus funciones y, con ello, provoque o fomente distintos problemas incluidos el cáncer, como señala la Sociedad Americana de Oncología Clínica. Variaciones genéticas que no siempre son fáciles de detectar para prever qué papel tendrá en el desarrollo y progresión de un tumor y su respuesta al tratamiento.
En este campo, utilizando una variante de edición del genoma CRISPR, investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) han desarrollado una herramienta de edición génica capaz de detectar las mutaciones mucho más fácil y rápido, así como editar el genoma en lugar de introducir una versión artificial del gen mutante.
Existen mutaciones en gen ESR1, en KRAS o en el gen supresor de tumores p53 que se relacionan con un peor pronóstico de esta enfermedad que cada año afecta a más de 18 millones de personas y causa más de 9 millones de muertes, según datos de la Agencia Internacional de Investigacióm en Cáncer (IARC por sus siglas en inglés). Los investigadores del MIT analizaron más de 1.000 mutaciones diferentes en p53 y desvelaron que algunas de estas eran incluso más dañinas de lo que se pensaba.
Esta estrategia se puede utilizar con otras mutaciones, “y probar si uno u otro genotipo son más sensibles o más resistentes a los tratamientos que se van a utilizar para acabar con el tumor”
Para ello, los investigadores desarrollaron nuevas tecnologías de edición del genoma basadas en CRISPR que pueden generar tipos adicionales de mutaciones más fácilmente e inducir cualquier tipo de mutación puntual o inserciones. "En teoría, la edición principal resuelve uno de los principales desafíos de las formas anteriores de edición basada en CRISPR, que es que permite diseñar prácticamente cualquier tipo de mutación", Francisco Sánchez-Rivera, profesor asistente de biología del MIT, miembro del Instituto Koch para la Investigación Integrativa del Cáncer y autor principal del estudio publicado en ‘Nature Biotechnology’.
Gracias a ello mostraron que algunas mutaciones de p53 promovían el crecimiento celular más de lo que se pensaba anteriormente. Algunas de estas mutaciones se habían estudiado antes utilizando una técnica que implica insertar copias artificiales de un gen p53 mutado en una célula y señalaban que no conferían ninguna ventaja de supervivencia a las células cancerosas, todo lo contrario a lo que descubrieron desde el MIT con su nueva técnica de edición génica.
Esta estrategia se puede utilizar con otras mutaciones, “y probar si uno u otro genotipo son más sensibles o más resistentes a los tratamientos que se van a utilizar para acabar con el tumor”, manifiesta Francisco Sánchez-Rivera. De hecho, los autores estiman que generan más del 99% de todas las mutaciones observadas en pacientes con cáncer.
"Con la llegada de las tecnologías de secuenciación a la clínica, podremos utilizar esta información genética para adaptar terapias a pacientes que padecen tumores que tienen una estructura genética definida"
“Podemos diseñar múltiples ARN de guía de edición principal (pegRNA por sus siglas en inglés) con diferentes propiedades de diseño y luego obtenemos una medición empírica de qué tan eficiente es cada uno de esos ARNpeg y cuántas veces tiene éxito en que cada pegRNA introduce realmente la edición correcta”, explica Samuel Gould, estudiante graduado del MIT y también autor principal del artículo publicado.
AÑOS DE AVANCES EN EDICIÓN GÉNICA
Hace 10 años que las técnicas de edición génica a base de tecnología CRISPR-Cas aparecieron. En 2013 se comenzó a utilizar en laboratorio y desde entonces estos avances en genética están revolucionando diferentes tratamientos de patologías de origen genético, o en aquellas enfermedades en las que las mutaciones genéticas tienen un papel fundamental en su desarrollo, como los casos comentados de cáncer.
"Con la llegada de las tecnologías de secuenciación a la clínica, podremos utilizar esta información genética para adaptar terapias a pacientes que padecen tumores que tienen una estructura genética definida", afirma Sánchez-Rivera. "Este enfoque basado en la edición principal tiene el potencial de cambiarlo todo", concluye.